Now Or Whenever

En Reino Unido siempre han existido grupos de coordenadas similares a las manejadas por Spector, en lo que vendría siendo ese tipo de banda caracterizada por ofertar indie-pop inofensivo y apto para todos los públicos, exento de cualquier tipo de complicación o vuelta de tuerca adicional. De hecho, la formación liderada por Fred Macpherson –otrora presentador de la MTV– fue una de las que surgió en las islas con el cambio de década, junto a compañeros generacionales como The Vaccines, Tribes o Peace que a su vez cogían el testigo de Razorlight, The Kooks o Mystery Jets.

Los londinenses debutaron en base a ‘Enjoy It While It Lasts’ (Fiction, 12), un disco aparente con el que captaron cierta atención (en buena parte gracias a la inclusión de un tema tan infalible y juvenil como fue “Chevy Thunder”), antes de alumbrar aquella continuación de título ‘Moth Boys’ (Fiction, 15) bastante más descafeinada e ignorada. Por eso, siete años después de aquella referencia, parecía poco probable que el cuarteto continuase en activo, siendo la aparición del que es su tercer álbum de estudio una sorpresa. En la práctica, ‘Now Or Whenever’ (Moth Noise, 22) es un álbum con poca miga, que incide en las preferencias del grupo mientras se ampara en una madurez de aspecto algo forzoso.

Un trabajo copado por guitarras predecibles, la empalagosa interpretación vocal de Macpherson, sonido sobreproducido y canciones, en resumen, incapaces de esconder su mediocridad. Diez nuevos temas (y una intro) que parecen a medio camino de ninguna parte, incapaces de reverdecer esos puntuales laureles del pasado pero que tampoco aportan nada valioso o novedoso al currículum del grupo. Una obra tejida en torno a piezas tan pegadizas como en realidad artificiales, del tipo de “Do You Wanna Drive”, “No One Knows Better”, el medio tiempo “I'm Not Crying You're Crying”, “D-Roy”, ·Bad Summer” o una “Funny Way Of Showing It” con ecos a Oasis.

‘Now Or Whenever’ flojea con frecuencia y también bastante evidencia y, si bien su país siempre ha acogido de buena gana este tipo de perfil artístico, lo cierto es que a estas alturas del partido parece difícil que Spector puedan dar un golpe de efecto con el que destacar entre la maraña. Los quince minutos de fama de Macpherson y compañía lucen cada vez más lejanos, y la sombra del ‘one-hit wonder’ cerca al combo mientras señala a una de esas bandas cuyas opciones parecen haber quedado definitivamente atrás en el tiempo.