Me tapas el sol

El nombre ya nos indica por dónde van a ir los tiros: Sable Starr alude directamente a la groupie de las groupies de los 70, la que siendo una adolescente se merendó a los grandes del punk-rock y que desgraciadamente sufrió en sus carnes el brutal maltrato de Johnny Thunders. Pero el grupo pamplonés, surgido en 2018, debe entenderse como un homenaje en doble dirección: a la alocada Starr, fallecida a los 51 años como consecuencia de un cáncer, y a todos los grupos pasados y también presentes del universo rock.

Ruperto Mendiri (voz y guitarra), Beatriz Catalán (voz y teclados), Egoi Saraldi (guitarra y voz), Izar Ganuza (batería) y Unai Amezketa (bajo) no se casan con nadie. Bueno, tal vez invitarían a su ceremonia de boda a Paul Weller, a quien dedican con humor el tema “Pop Weller”, que por sus riffs cortantes recuerdan al “London calling” de The Clash. “Me tapas el sol” se grabó en los estudios Motu de Pamplona, donde bajo las órdenes de Guillermo F. Mutiloa suele desfilar la flor y nata de la escena independiente de la capital navarra.

Quizás suenan más convincentes cantando en castellano que en inglés, pero se entiende la decisión de elegir el idioma de Shakespeare con unas referencias tan anglosajonas. Sorprende el inicio: sonidos surf y western en la instrumental “Surfin´ Baztan” para enseguida dar paso al descaro pop de “Chico Pez” y una letra que remite a la sufrida vida de la malograda fan (“Quiero olvidarme de ti y es que estoy harta de sufrir / Dime por qué me tratas así”). Las canciones a dúo (“Hendaye”, “Care about it”) y la alternancia de voces chico y chica colorean el tramo central de un debut breve (31 minutos) compuesto por 11 temas y en el que varias veces asoma el espíritu de The Brian Jonestown Massacre, lo que siempre es buena señal.

“Push round” es un precioso medio tiempo de powerpop, lo que contrasta con los pasajes más garajeros (“Purple skulls”, “Hang round”, “Feeling better”) de un disco que se despide lentamente con la voz lisérgica de Ruperto flotando en al aire fruto de la psilocibina. La portada, preciosa, emula un eclipse de sol y es obra de Mikel Echandi.