Réalistes

Say yes! Comet Gain han vuelto y lo han hecho con sus mejores armas: el pop de todos los tiempos, el part-time-punk y la beligerancia social. Incómodos a la par que adorables, fetiche ineludible para los que aman y detestan (detestamos) demasiadas cosas que no pueden cambiar, Comet Gain han acertado plenamente tras el relativo resbalón de “Tigertown Pictures”, volando de nuevo a la altura de sus primeros discos.

David Feck da verdaderas muestras de un talento -evidentemente destinado a minorías- que los acerca a su padre putativo (Dan Treacy, claro) y que ha llevado a Comet Gain a dar forma a un álbum de esos a los que se coge un cariño irracional y se escuchan una y otra vez a lo largo de los años.

Un disco para cuando te enfades, estés asqueado, tengas un ataque de inconformismo o simplemente te apetezca disfrutar de doce grandes canciones. Los chicos del club intentan pensar en Dios y no lo consiguen, pero se pillan una buena cogorza y se mean en su tarjeta del paro. Al día siguiente, se dan cuenta de que hay que seguir viviendo, así que, a eso de las doce, se encaminan hacia su ETT favorita...