Nogato

Nogato “se tiran a la piscina” (ojo a la maravillosa portada) con un disco debut más que notable. El cuarteto afincado en Madrid suena a verano, a pop punk americano pero cantado en un castellano que pronostica enérgicos directos, de esos en los que los coros del público motivado suenan por encima de las voces de la propia banda: la comunión entre el grupo y los asistentes que disfrutan cada frase que gritan mientras agitan el puño hacia el escenario. Destacan los estribillos cantados a tres voces y las letras de desahogo, como frustraciones vomitadas sobre melodías alegres y brillantes.

Nogato hacen emo de la vieja escuela. En el disco se despliegan sentimientos manifestados en “sesión privada”, como los consejos del amigo que te tiende la mano en los peores momentos: “No puedes programar cada segundo e intentar que todo el mundo siga tu ritmo” (Empieza micho). Los temas más oscuros (Huesos, Al menos, Nada) contrastan con las canciones más melódicas, hallando el perfecto equilibrio entre los hits (Ciudad grande, El arrepentimiento, Tan cerca del parque de atracciones) y las baladas. La presencia femenina con los coros de Micho, aporta riqueza al conjunto. Empieza micho, de apenas un minuto, podría haber sido un mero interludio debido a su corta duración, pero sin embargo se revela como una de las mejores canciones del disco. Un corte que no sangra, pero escuece porque sabe a poco. Lo bueno, si breve, ya se sabe, dos veces bueno. Y Nogato dejan con ganas de más.