11-11-11
Discos / Mgmt

11-11-11

7 / 10
Fran González — 15-11-2022
Empresa — MGMT Records
Género — Indie pop

Nunca es tarde si la dicha es buena, y menos cuando once años después la espera nos premia con la entrega del primer álbum en directo que la célebre dupla estadounidense protagonizada por Andrew VanWyngarden y Benjamín Goldwasser pergeña en sus casi dos décadas de actividad. Tres años después de que MGMT nos suministrase esos icónicos temas que, con los años, alcanzarían la categoría de himnos, la banda norteamericana decidió darle una conocida vuelta de tuerca a su sonido, dejando atrás la etiqueta de pop indie facilón y metiéndose de lleno en el perfilamiento de su lado más psicodélico, el cual terminaría culminando con la publicación de su segundo disco de estudio, Congratulations(Sony, 10). Con el gusto ya desarrollado por las composiciones paisajísticas, el ambient más evocador y el folklore más tratado, no es de extrañar que el dueto se enfrascase, un año después, en un ambicioso proyecto con el que desarrollar al máximo las nuevas vetas de color que su toque personal estaba adquiriendo, desatando con ello la composición de una música original y exclusiva destinada a postrarse al servicio de una exhibición protagonizada por el artista multidisciplinar italiano Maurizio Cattelan en el Museo Solomon R. Guggenheim de Nueva York.

“11-11-11” (MGMT Records, 22) nos permite ahora aproximarnos al sentido contextualizado que las inmersivas melodías de VanWyngarden y Goldwasser jugaron en esta particular propuesta que aunó arte contemporáneo y música a partes iguales, sirviendo a su vez como excusa y trampolín para que la formación cerrara definitivamente la puerta a su etapa de trillados hits y dotara de una maduración sofisticada y perspicaz a su sonido. Nos encontramos así con un álbum en directo que nos recibe entre arreglos casi chamánicos y espirituales donde la voz de VanWyngarden evoluciona abriéndose paso con determinación y épica (“Invocation”), hasta llegar a un amable tramo instrumental de teclas clavicémbicas y electro-barrocas que transmiten una paz natural e inocente con un sello identitario del todo setentero y lisérgico (“Whistling Through The Graveyard”) que se extenderá hasta su siguiente acto, “Forest Elf”. La catarsis empieza a fluir y esos melódicos punteos se transformarán en sugerentes líneas reverberadas de guitarra y voz que ofrecerán interesantes sacudidas e in crescendos en la que será la pista más extensa del proyecto (“Tell It To Me Like It Is”).

Salvando las distancias, corroboraremos con la progresión de sus diferentes actos estar del todo absortos en el mismo universo tubular que ha definido en el pasado a otros grandes álbumes conceptuales de la historia, y es que a medida que nos dejamos envolver en esas múltiples capas burbujetantes y en esas texturas oscuras y enigmáticas (“Unfriend”) nos damos cuenta de que la grandeza de este proyecto precisamente reside en ser escuchado desde el principio, en orden y del tirón, con el fin de adentrarnos exactamente en la experiencia itinerante que MGMT busca ofrecernos a través de sus diferentes sintonías y pasajes. No obstante, y casi como colofón final del álbum, la dupla nos muestra evidencias con “Who’s Counting” de que la belleza de sus piezas también goza de brillo propio.

Una intensa travesía de cuarenta minutos a modo de jam session que sirve para capturar y recordar un momento muy preciso en la carrera de MGMT que terminaría marcando el devenir psicodélico y retrospectivo de su posterior hacer.

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