Es imposible disociar este disco del prematuro adiós de Paco Arenas. El guitarrista de Martes Niebla falleció hace un año, y si este primer álbum estaba destinado a pasar a la (pequeña) historia de nuestro pop independiente como su testamento definitivo, su coda final, lo cierto es que cumple con creces su cometido. En realidad, sublima la alquimia de pop ensoñador (bastante más shoegaze que post punk) que todas las bandas de su órbita y alrededores fueron tejiendo desde Sevilla en la última década, ya hablemos de Blacanova, Beladrone o Terry vs. Tori, generalmente acogidos con calidez por El Genio Equivocado.
Que su recetario fuera por primera vez prescrito en el Reino Unido a finales de los ochenta, hace la friolera de más de tres décadas, no le resta poder cauterizador. Por muy vicaria que se antoje su fórmula. Inevitable es tirar del manual de tópicos, perfectamente justificados: música atmosférica, onírica, enigmática hasta en esos textos que se desdoblan en castellano e inglés y en esas voces masculinas y femeninas. Densas tramas de guitarras y sintetizadores que se enhebran para hacer flotar al oyente. Coproducido por otro habitual de la escena, Raúl Pérez, en La Mina, "Insolación" (2022) es un estupendo réquiem y otro brillante episodio de una saga más que sólida, que ha sabido hacerse fuerte desde la capital andaluza con acento propio.
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