Invincible Shield
Discos / Judas Priest

Invincible Shield

8 / 10
Jesús Casañas — 14-03-2024
Empresa — Sony Music
Género — Heavy Metal

El solo hecho de que Judas Priest haya sacado un disco nuevo es un hito histórico. Lo hace justo medio siglo después de su debut, “Rocka Rolla” (publicado en 1974), con lo que se convierte en el primer grupo de heavy metal en conseguir tal hazaña. No es de extrañar, por tanto, que no pretendan ni innovar ni engatusar a las nuevas generaciones.

“Invincible shield” es Judas Priest en estado puro: riffs machacones, gargantas agudas, temas épicos y desarrollos armónicos con los que dar el descanso justo a la tralla que hay a lo largo de los hasta catorce cortes que tiene el álbum (larguito, de los de la vieja escuela). Supone el 19ª álbum de estudio de la banda, y llega seis años después del anterior (“Firepower). Todo bajo la producción de Andy Sneap (también guitarrista de directo de la banda) y la portada de Mark Wilkinson (artista de otros trabajos de los británicos como “Ram it down” o el mítico “Painkiller”). Y con la correspondiente gira de presentación, que incluye hasta cuatro fechas en nuestro país (Barcelona, Pamplona, Madrid y Cartagena).

El disco arranca con una introducción de lo más John Carpenter, con los sintetizadores fundiéndose con las guitarras de “Panic attack”, que enseguida va a la esencia Judas de guitarreo y solos armonizados. La caña sigue con “The serpent and the King”, con Rob Halford poniendo a prueba sus agudos. “Invincible shield” es el tema que da título al trabajo, una pieza épica de solos armonizados y trabajados que supone el corte más largo (con hasta 6’21’’ de duración).

El álbum sigue con el riff machacón y pesado de “Devil in disguise”, en contraposición a la melódica “Gates of hell”. Una guitarra a solas abre “Crown of horns”, un medio tiempo pegadizo que funcionaría perfectamente como single. La caña Judas vuelve con “As God is my witness” y su brutal solo de guitarra. El ritmo se relaja de nuevo con “Trial by fire”, y la pesadez regresa con “Escape from reality”. La energía de “Sons of thunder” la convierte en la canción más corta del LP, con 2’58’’. El riff gordo con el que empieza “Giants in the sky” busca el contraste con interludio limpio y melódico, de aire preciosista y neoclásico. Algo parecido a lo que ocurre en “Fight of your life” (que abre con un riff de lo más machacón para ofrecer un estribillo melódico y pegadizo) y “Vicious circle” (una propuesta heavy que se transforma en pura melodía armonizada en el interludio de la mitad). Igualmente melódico es el medio tiempo “The lodger”, con el que se cierra el álbum. Sus seguidores están de enhorabuena.

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