Casa de socorro
Discos / Gente Joven

Casa de socorro

7 / 10
Manuel Ortega — 20-11-2015
Empresa — Acuarela Discos
Género — Pop

Música para el invierno, para mirar por la ventana (quien la tenga), para acariciar al gato (quien lo tenga) y para dejarse aturdir por la lluvia golpeando otro domingo que se acaba (de eso tiene todo el mundo). Porque el domingo siempre se acaba ya sea en Donosti, León o Tegucigalpa y más escuchando discos como este, discos que se dejan mirar (mimar, minar), acariciar y golpear, abrazar contra el jersey de renos, escuchar de espaldas con una taza de café mientras miramos lo oscuro que está todo allí afuera. Discos que nos complementan y nos vacían

Para eso se inventó el dream pop y eso es lo que nos trae estos leoneses: dream pop de autor, melancolía untable, armonías vaporosas, coros suntuosos y atmósferas nubladas de las que ya habíamos podido disfrutar en I, II, III y IV (Discos de Kirlian, 2013) , una recopilación que era, más que una colección de canciones, un trabajo sólido y coherente que hacen que Casa de socorro sea el segundo disco de pleno derecho. Y como en todo segundo disco la evolución es prioritaria para que su discurso fluya y se desarrolle, para que el grupo marque su propio territorio en un terreno no demasiado transitado en el indie español (algo de Sr Chinarro, algo de Blacanova, un recuerdo febril a Nadadora)

En Casa de socorro han conseguido dar un paso adelante aumentando aún más si cabe la densidad de su propuesta, las capas de su propia naturaleza intrínseca. Y lo han hecho mediante una elaboración concienzuda tanto en la composición como en la producción, en las letras y en los reverbs, en el fondo costumbrista y críptico y en la forma evocadora y envolvente.

Las baterías electrónicas y consistentes, la determinación del vocalista Fernando de la Flor y los coros hipnóticos de Patricia Magudán (un instrumento más, un instrumento mejor) nos acompañan durante 27 minutos entre la ensoñación y la franqueza, provistos de interludios magníficos y de la rotundidad de canciones como “Aspavientos” (que recuerda mucho a los primeros Beach Fossils) u “Honrosas excepciones”, un último tema que es al mismo tiempo una invitación a escuchar el disco de nuevo.

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