Sweet Unknown

Aunque contasen con tres discos previos en su casillero –‘The Cart’ (Auto, 16), ‘The Horse’ (Auto, 18) y ‘High End’ (Auto, 20)– lo cierto es que a los norteamericanos Ceramic Animal se les había hecho poco caso por estos lares. Al menos hasta ahora, porque su nuevo trabajo –‘Sweet Unknown’ (East Eye Sound, 22)– luce (y de qué manera) como un exquisito compendio de indie-pop aderezado con diversos condimentos.

Puede que, al menos de inicio, en la decisión de prestarles al fin atención influya el hecho de que sean el último fichaje de Dan Auerbach para su sello Easy Eye Sound, y que sea el propio vocalista y guitarrista de The Black Keys el encargado de la (impecable y bien entendida) producción del elepé en cuestión. En cualquier caso, el combo de Filadelfia hace gala de méritos propios en un álbum de diez temas y treinta y cinco encantadores minutos, cortito, al pie, y poco menos que redondo. Una referencia que destila buenas vibraciones y desprende misticismo en base a un aspecto clásico y casi vintage de ese indie-pop con querencia folk y de raíces que el quinteto maneja con soltura.

El asunto se abre con una “Tangled” que recuerda a los mejores The Coral, e incluye el ramalazo soul-funky setentero de “Long Day”, así como otras destacadas como “I Don’t Wanna Wait” y la final “Valerie”, que recuerda a otra banda nunca suficientemente valorada como son Deer Tick. Por su parte, “Private Dancer” hubiese podido pertenecer a https://www.mondosonoro.com/artistas-musica/eels/, mientras que “I Can’t Wait” se pone en plan canalla y desafiante a medio camino entre Billy Idol y los Arctic Monkeys. También brilla, en plan seductor, la ciertamente irresistible “I Love A Stranger”, la melancólica “Forever Song” que crece apuntando directamente a Laurel Canyon, o esa gema que remite a Woods de título “Up In Smoke”.

‘Sweet Unknown’ es un disco de sonido impecable en donde el relleno brilla por su ausencia, que supura elegancia y bebe de diferentes fuentes pero que, al mismo tiempo, homogeniza el asunto para que todo encaje sin estridencias. Una de esas obras en las que apetece reencontrarse con todas y cada una de las canciones que lo componen y que, de paso, certifica que Ceramic Animal despuntan y destacan con fuerza propia dentro de la temporada en curso.