Cuando la magia no tiene truco
Conciertos / Father John Misty

Cuando la magia no tiene truco

9 / 10
Mara Gómez — 14-07-2023
Empresa — Noches del Botánico
Fecha — 12 julio, 2023
Sala — Real Jardín Botánico Alfonso XIII, Madrid
Fotografía — Víctor Moreno (Cedidas por la organización)

Cae la tarde y los madrileños, un día más, cambian el asfalto hirviente por un refugio verde. Aquí no existen las prisas ni las multitudes pegajosas. El Jardín Botánico Alfonso XIII nos deja resguardarnos durante unas horas en su aire relajado y su música en directo: hoy, la de The White Buffalo y Father John Misty. Voy al baño y un pato se me cruza en el camino. Definitivamente ya no estamos en Madrid.

Esta Noche del Botánico arranca, paradójicamente, a la luz de un sol ya dorado que no podía sentar mejor a las canciones de The White Buffalo. Entre rock y folk, entre blues y americana, cuesta creer que aquel sonido tan completo venga únicamente de un trío. La voz de Jake Smith rebosa country a borbotones, y en “Oh Darlin’ What Have I Done” sus rasgueos se mezclan con ese espíritu de rancho. Volamos más lejos aún. Quizá a su Oregon natal, quizá al pueblo de "Sons of Anarchy" – a cuya canción pone voz -, quizá todo sea una alucinación por el poder de este búfalo blanco.

La frontera entre la fantasía y el sueño se vuelve más borrosa todavía en cuanto Joshua Michael Tillman, más conocido como Father John Misty, aparece entre luces de neón y el murmullo de “The Next 20th Century”. Jamás pensé entusiasmarme tanto por un hombre que comienza su concierto con la frase “Los nazis que contratamos…” (“The nazis that we hired…”). Raro. Pero funciona. Desde ese instante, todos sentimos que ya no estamos ahí, una vez más. Ni Madrid, ni un lago con patos, ni una granja en un pueblo americano: estamos flotando en la magia del “padre” Misty.

Esas letras que hay que escuchar varias veces para poder asimilar y esa voz fina que no entiende de deslices se hacen realidad en un directo que suena rigurosamente clavado. No hay visuales, cambios de vestuario ni pantallas. No son necesarios. Tampoco es un concierto para saltar y gritar los estribillos: es un concierto para intentar no quedarse embobado en cada nota. Una tarea que se vuelve complicada cuando la banda (con sección de vientos incluida) suena tan cohesionada que parece que alguien simplemente pulsó el play. Tan solo entiendo que aquella figura sobre el escenario es humana cuando, entre la tercera y cuarta canción – creo, a esta altura ya he perdido el sentido – suelta un “gracias” repleto de acento.

Por enésima vez en esta, ya sí, noche, viajamos. Viajamos por sus cinco discos en un repertorio lleno de símbolos y una elegancia que el estadounidense desprende casi sin querer. El inicio acústico de “Nancy From Now On”, las distorsiones inventadas de la irónica “Mr. Tillman” – ¿os suena el apellido? – o el, como lo él mismo denomina, “fake jazz” de sus temas. Todo suena a magia que baja, con esos versos crudos, a la humilde realidad.

Y es que el genio lleva hechizándonos desde sus primeros trabajos, como así lo deja claro en “Hollywood Forever Cemetery Sings” y “I Love You, Honeybear”. Pinceladas de un trayecto en el que nuestro “padre” nos guía sin ningún tropiezo y del que no busco viaje de vuelta. Y así, con esa facilidad, ese talento que hasta que uno no ve no se lo cree, llega a su último truco: una íntima versión de “Holy Shit” que me despierta de este espejismo de más de dos horas. Él, el teclado, el teclado, él. Ya os digo que Mr. Tillman necesita poco más para brillar.

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