Red Room. La red antisocial
Comics / Ed Piskor

Red Room. La red antisocial

7 / 10
José Martínez Ros — 04-05-2023
Empresa — Planeta Cómic

“Red Room. La red antisocial” de Ed Piskor es un cómic que es capaz de despertar una considerable inquietud a cualquier lector en sus cabales, incluso si es un lector asiduo de material underground y vanguardista. El autor de esa reseña fue, durante los noventa, un adolescente que no se perdía cada fin de semana los añorados espacios dedicados en la pequeña pantalla al cine de terror “Alucine” y “Noche de lobos”; ahí junto a joyas del fantaterror europeo o las maravillosas películas de los sesenta y setenta de la Hammer, te podían programar un indiscriminado de baño de sangre gore como “Holocausto caníbal” o “Las colinas tienen ojos”. Pero ahora, convertido en un adulto medianamente funcional, quizás hubiera preferido no aventurarse en las convulsas páginas de “Red Room”. Eso no le impide ser consciente que su versión de 1997 o 1998 lo habría gozado. Así que está seguro que este cómic encontrará un público que lo sabrá apreciar.

Según nos confiesa alegremente en el prólogo, los cuatro números que contiene este tomo forman parte de un proyecto mayor, de la configuración de un universo. En ese sentido, funcionan a la perfección: nos cuentan varias historias independientes, pero contribuyen a mostrarnos diferentes aspectos de un mundo que, quizás, hubiéramos preferido no conocer. “Red Room” toma su título de una leyenda urbana, según la cual en la Dark Web se pueden encontrar páginas que ofrecen escenas de torturas y asesinatos reales en línea, algo que, por otro lado, también inspiró hace dos décadas una inquietante e incomprendida película del gran Olivier Assayas, “Demonlover”. Así, en las “habitaciones rojas”, con un público fiel ante las pantallas, transcurren las escenas más grotescas y pavorosas imaginables. Poco a poco, descubrimos de dónde proceden las víctimas, quienes son los “productores” de ese material y quienes los verdugos, aquellos individuos que encuentran su “vocación” en tan peculiar actividad. Por supuesto, todo es espantoso.

Sobre todo, seguimos los pasos de uno de esos últimos personajes, Davis Fairfield, quien aparentemente es un probo funcionario, un buen padre y esposo, pero que, en su interior, oculta un feroz asesino en serie. Fairfield es reclutado para formar parte del espectáculo y se convierte en el “Diezmador”, una superestrella del mismo. No es difícil detectar varios problemas de plausibilidad en lo que propone Piskor; es bastante complicado que una industria subterránea tan organizada y jerarquizada exista bajo nuestros ojos, pero está claro que eso no le importa: lo que desea es impactar y horrorizar, y no ahorra ningún recurso visual para conseguirlo.

Como lector, sería más fácil ignorar la salvaje crueldad de esta obra, si no hubiera sido realizada por un historietista de talento; pero, el hecho, es que Piskor lo tiene, y mucho. Antiguo colaborador de una leyenda del cómic independiente, Harvey Pekar, el autor de “American Splendor”, se ganó su propio lugar en la escena del noveno arte, gracias a dos obras monumentales:Hip Hop Family Tree, un relato acerca de los orígenes de la cultura del rap estadounidense y de los pioneros que le habían dado forma; y “X-Men: Grand Design”, en la que se atrevía a recontar la saga de los mutantes de Marvel. Después de recorrer su “Red Room”, queda confirmado que es un buen guionista y un excelente dibujante, pero el autor de esta reseña preferiría no volver a tener ningún contacto con él.

 

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.