Hace menos de un año que intenté convencer a nuestros lectores de que se acercasen a las páginas de “Hip Hop Family Tree”, concretamente a sus dos primeros volúmenes. Algunos lo hicieron y me lo han agradecido, otros seguramente dudaron por aquello de que los cómics no pueden ser un medio lo suficientemente serio como para trasladarnos a un momento y un lugar tan importantes para la historia y la evolución de la música pop. Bien, pues vamos a darles a estos últimos una nueva oportunidad de que tomen el camino correcto y se dirijan a una tienda especializada, a una biblioteca o a la estantería de algún conocido para descubrir lo equivocados que estaban. Porque lo que está consiguiendo –en realidad ha conseguido ya, puesto que la colección ya ha finalizado en Estados Unidos– Ed Piskor es crear una muy apreciable obra de referencia musical, aunque trocando la narración periodística por las viñetas no menos periodísticas.
Les hablé ya del peculiar estilo de Piskor, de su talento para recrear aquellos días de los ochenta que se convirtieron en un momento básico para la evolución de la música afroamericana primero y de la música moderna en general poco más tarde, así que ahora solamente tengo que repetirlo una vez más. Más que nada porque este tercer volumen de la serie vuelve a ser una obra divertidísima, capaz de ofrecernos toda la información que necesitamos, pero soltárnosla página a página, combinando rigor con divertimento. Piskor se lo pasa en grande combinando pasajes caricaturescos con otros más serios, pero todos ellos con unas dosis de información sorprendentes. No hay información inútil en “Hip Hop Family Tree 3”. Nada de paja, todo grano. Piskor consigue describir perfectamente el momento y reflejar con un tino sorprendente los cambios de imagen de cada uno de los personajes implicados en aquellos días fundamentales.
Este tercer volumen se centra en dos años en concreto, 1983 y 1984, y lo hace con las mismas herramientas que los dos volúmenes previos de la colección, desde su estética añeja y sus colores envejecidos hasta una narración que amontona datos y datos sin marearnos, subrayando y dotando de mayor presencia a aquellos músicos y MC's que lo merecen. Si en el segundo volumen el protagonismo estaba en manos de Grandmaster Flash, Afrika Bambaataa o Rick Rubin y Beastie Boys, aquí algunos de ellos comparten narración con Fat Boys, LL Cool J, KRS-One, Ice-T, Tony Silver, Kurtis Blow o Run DMC. Y Piskor concluye este tercer episodio de su serie dejándonos con la intriga de qué es lo que ocurrirá con Scott Sterling (Scott La Rock) y sus sesiones en el club Broadway International. Para descubrirlo tendremos que esperar al cuarto número de la serie. Hasta que eso ocurra, bien podremos volver a echarle un repaso a cada una de las páginas de este cómic que, como ya les dije unos meses atrás, consigue prácticamente ser un libro de referencia.
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