El fantasma de la fiesta del té
Comics / Reimena Yee

El fantasma de la fiesta del té

8 / 10
Laura Madrona — 06-05-2023
Empresa — ECC

Reimena Yee, autora e ilustradora malasia afincada en Australia, ha dedicado esta novela gráfica a todos las niños, niñas y jóvenes a quienes les da miedo crecer. La adolescencia es, como sabemos, una etapa complicada y crucial de cambio y transición. El adolescente, dice la escritora Marina Colasanti, es una criatura de dos cabezas, oficialmente autorizado a ser adulto y niño al mismo tiempo. ¿Cómo encajar esos dos mundos? ¿Cómo lidiar con las expectativas y retos que conlleva el hacerse mayor, sin renunciar a ese paraíso de imaginación y fantasía que es la infancia?

ECC sigue cosechando excelentes títulos para su sello Kodomo. Con “El fantasma de la fiesta del té”, un relato coming-of-age optimista y vitalista, se dirige esta vez a un público juvenil. Su protagonista, Lora Xi, es una chica que acaba de cumplir doce años. A su alrededor, todo cambia. Las chicas de su edad empiezan a mostrar nuevos intereses (las boy bands, el maquillaje, la ropa…) mientras ella parece anclada aún en sus fantasías infantiles. Su miedo a crecer y su peculiar mundo interior le llevan a pensar que no encaja ya con sus amistades, refugiándose en esas fantasías que constituyen su zona de confort. Sin embargo, durante una curiosa sesión de espiritismo, conoce a Alexa, el fantasma de una chica que murió cuando tenía catorce años, y su percepción del mundo que le rodea, y de crecer, cambia completamente.

Reimena Yee ha sabido construir un relato inteligente, ameno y conmovedor que sin lugar a dudas conectará con las sensibilidades más jóvenes. Sus bazas son numerosas. Para empezar ese estilo influenciado claramente por el manga, desenfadado y fresco, lleno de detalles, en el que ha vertido una paleta de colores inmensa sin necesidad de saturar las páginas. En este sentido, el trabajo de rotulación que ha realizado Noelia Murillo empasta muy bien con ese estilo. Debemos añadir, por supuesto, el buen encaje que Yee hace de los elementos fantásticos dentro del relato, elementos siempre positivos que ayudarán a la protagonista a resolver sus conflictos internos. “El fantasma de la fiesta de té” es un relato de fantasía, cierto, pero la autora se sirve de ella para poder tratar temas como el cambio, la memoria o la muerte. Resulta satisfactorio observar cómo la imagen de la bruja, un ser tradicionalmente vinculado al mal, ha sido apropiado finalmente como símbolo del empoderamiento femenino. Encontramos, además, varios ejemplos de brujas adolescentes que, como en este caso, asocian la magia con esta etapa de transición (sin ir más lejos, los cómics de “Sabrina, la bruja adolescente”, y sus adaptaciones televisivas, o “Nicky, la aprendiz de bruja”, de Eiko Kadono, obra en la que se basó la película de Ghibli).
La edición incluye un anexo final con anotaciones en el que la autora explica el proceso de creación y su manera de trabajar. Una novela gráfica juvenil, apta (y recomendada) para todos los públicos, que muestra la importancia de abrazar aquello que nos hace diferentes y de dejar ir para poder crecer.

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