EKI en las nubes
Comics / Beñat Olea

EKI en las nubes

7 / 10
Laura Madrona — 07-11-2023
Empresa — Sapristi

Como apunta Gabriel J. Martín en el prólogo de “Eki en las nubes”, “la historia de Eki es la historia de cualquiera de nosotros”. Al fin y al cabo, Eki es un chico normal, bastante fantasioso y despistado, al que gusta quedar con su amigo Adei y machacarse en el gimnasio. Hace poco que ha conocido a Zor, un chico por el que empieza a sentir algo. Y las inseguridades y preocupaciones empiezan a aflorar.

Leyendo este estupendo y refrescante debut de Beñat Olea, forzosamente me han venido a la mente algunos nombres pioneros que han abierto la senda del cómic gay, escribiendo y dibujando desde la experiencia personal y reivindicando esas historias que se han empujado muchas veces hasta los márgenes: Nazario, Ralf König, Pere Olivé, Alison Bechdel, Howard Cruse y, por supuesto, nuestro queridísimo y emblemático Sebas Martín. Beñat Olea se une a ese elenco de nombres con ese entrañable alter ego que es Eki, un personaje cándido y bonachón en el que ha proyectado las inquietudes y deseos de un chico gay cualquiera. Olea mezcla frescura, humor, desenfado y picardía en sus páginas, capítulo tras capítulo, haciéndonos partícipes de los altibajos de Eki. Estamos delante de un cómic sin pretensiones, con un planteamiento sencillo, que busca entretener al público lector pero que deja espacio para la reflexión. Y con un final abierto, optimista y vitalista, que abre la puerta a que en un futuro próximo veamos una segunda parte de las aventuras de Eki.

Formado en Bellas Artes, Olea es uno de los numerosos talentos que han salido de la cantera del Máster de Ilustración y Cómic de Elisava. Su obra está plagada de referencias al mundo del cómic y del anime, desde Spiderman a Sailor Moon. Echando un vistazo rápido a su estilo resulta evidente que es el resultado de un sincretismo fruto de las influencias que ha ido mamando desde pequeño. Un estilo enérgico, dinámico, con un indudable punto cómico y una vigorosa paleta cromática, en el que ha conseguido imprimir ya un sello muy personal.

Definitivamente, la historia de Eki podría ser la de cualquiera. La tuya. La mía. Pero la obra de Beñat Olea llega en un momento en el que reivindicar las historias de temática gay sigue siendo necesario, para visibilizar y para crear referentes. En este sentido, es imperativo reconocer la labor que Sapristi lleva realizando desde sus inicios, siguiendo la estela de editoriales como La Cúpula o Astiberri, para crear espacios en las que la diversidad de voces del colectivo LGTBI+ sean escuchadas y leídas. Lo vimos con “Mariquita” de Juan Naranjo, con “El príncipe y la modista” de Jen Wang, o con “Gallina clueca” de Alicia Pena. Y ahora le toca el turno a Eki, para nuestro inmenso disfrute.

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