Reyes de la noche
Cine - Series / Adolfo Valor Y Cristóbal Garrido

Reyes de la noche

8 / 10
Luis M. Maínez — 03-06-2021
Empresa — Movistar +
Fotografía — Archivo

Sencilla y espectacular. Sinceramente buena. “Reyes de la noche” ha encontrado en una historia ficticia basada en hechos reales no solo la verdad sino la excelencia narrativa. Ambas cuestiones son tan raras de ver hoy en día que su encuentro en esta serie debería ser celebrado (y ahí que voy) como la victoria liguera de un habitual de mitad de tabla. Una sorpresa que vuelve a revitalizar el panorama seriéfilo nacional como ya hicieron “Hierro” o “Antidisturbios”. Movistar+, igual que “Reyes de la noche”, también tiene la corona en lo suyo.

La serie que han creado Adolfo Valor y Cristobal Garrido cuenta la historia de dos maneras diferentes de entender la misma profesión y de entender la vida; la historia de una rivalidad, de un odio al fin y al cabo, que nace cuando al otro lado de la pecera o al otro lado del transistor, reconoces a tu igual, a un doppleganger que no esperabas encontrar; la historia, en definitiva, de un tiempo mítico que traerá nostalgia a quienes lo vivieron pero que los jóvenes aspirantes como yo solo podemos teñir del color de la utopía.

Si “Reyes de la noche” termina siendo creíble es gracias al trabajo de un gran equipo. Por empezar por el principio diré que Javier Gutierrez es Dios. Me da igual que interprete a Paco “El Cóndor”, un trasunto de Jose María García, a un detective sudoroso o a un escritorzuelo miserable. Tiene la mirada y la personalidad de los grandes intérpretes y no duda en utilizarlos. Su rival en la ficción, Miki Esparbé, está a la altura al otro lado de la red. Tan creíble la historia de su enfrentamiento como solo puede ser la ficción: “Reyes de la noche” es el triunfo de la verosimilitud frente la veracidad.

Y es que la serie consigue contar la verdad del alma humana sin recurrir a la verdad de los hechos. La imaginación suele ser más efectiva para indagar dentro de lo que somos. O al menos dentro del alma de los protagonistas, de los que apenas se salva nadie de parecer unos condenados al orgullos, la envidia o la ira. “Reyes de la noche” es también un festín de pecados capitales en el que el plato principal viene en forma de soberbia. La adulación de uno mismo a un nivel que solo se entiende cuando los demás te reconocen y adoran, a través de ese EGM que aparece como guillotina y comunión. Estamos ante una serie magnifica que, a pesar de su envoltorio realista, regatea la tendencia de la las grandes series que nos lleva ofreciendo últimamente Movistar+, engranajes perfectos donde se prima la efectividad narrativa al calor (a veces abrasivo) de las emociones. En la noche, ya saben, es casi inevitable que todo muestre su verdadera naturaleza.

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