Soul
Cine - Series / Pete Docter

Soul

7 / 10
Oriol Rodríguez — 12-01-2021
Empresa — Disney +

El 3 de febrero de 1986, ahora hace treinta y cinco años, nacía Pixar. En sus inicios los estudios estuvieron vinculados a Lucasfilm como departamento de investigación y creación de maquinaria técnica y programación especializada. La compañía realizó a lo largo de los años una evolución en sus funciones y objetivos que culminó el 22 de noviembre de 1995, el día que Pixar estrenó su primer largometraje: “Toy Story”, la entrañable historia de un grupo de juguetes que cobran vida cuando los seres humanos no están delante. Trazando desde su primera secuencia unas marcas de agua, tanto en los aspectos técnicos como en las líneas argumentales, aquel filme ya icónico cambiaría para siempre los preceptos del cine de animación.

Durante la siguiente década Pixar iría combinando películas antológicas con algún que otro fiasco... “Bichos: Una aventura en miniatura”, “Toy Story 2”, “Monsters, Inc.”, “Buscando a Nemo”, “Los Increíbles”, “Cars”, “Ratatouille”, “Wall·e”... Y así hasta llegar a “Up”, una de las grandes cimas creativas de la compañía de Emeryville, segundo largometraje como director de Peter Docter (desde hace unos años una de las piezas clave de Pixar, estudios de los que es su director creativo). La filmografía de Docter se ampliaría con otra obra maestra de la animación más emotiva como es “Inside Out”. Algo así como una trilogía de los sentimientos que Docter ha completado ahora con “Soul”. De hecho, “Soul” se puede entender como una especie de segunda parte o cara B de “Inside Out”, pues si esta segunda era introvertida, una mirada hacia dentro para entender nuestros sentimientos, emociones y estares, “Soul” es extrovertida, una mirada hacia fuera para decodificar nuestro lugar en el mundo.

Estrenada el pasado día de Navidad en la plataforma Disney +, algo que escamó a sus creadores, cuyo deseo era estrenarla en pantalla grande, “Soul” es la historia de un pianista de jazz cuarentón que sobrevive dando clases de música sin dejar de soñar en alcanzar su gran sueño de convertirse en uno de los grandes del género viviendo del arte que brota de sus dedos (en la versión original le pone voz el actor Jamie Foxx). El día que le llega su gran oportunidad, sufre un accidente y se muere: no es un spoiler, todo esto se descubre en el trailer (lo que viene después sí que ya no se puede desvelar).

Prodigiosa técnicamente, brillante en su guion, “Soul” –filme que en su argumento podríamos emparentar con algunos referentes ya clásicos del cine como “El cielo puede esperar” de Warren Beaty o “Qué bello es vivir” de Frank Capra– es un canto a la vida, al carpe diem, a la irrenunciabilidad de los sueños, a encontrar nuestro lugar en el mundo. En la película probablemente más adulta de Pixar, su primera con un protagonista de raza negra, todo es excelente si no fuera porque, como dicen The Rolling Stones, no siempre puedes lograr lo que quieres y te propones (aunque lo desees con todas tus fuerzas y lo intentes con ahínco). En la inmersión en las aguas de los sentimientos, Pixar ha dado con la fórmula para hacer soltar la lagrimilla y, a sabiendas de los réditos que esto ofrece, empieza a exprimirla en cadena en sus películas.

Por cierto, la banda sonora de “Soul”, como no podía ser de otra manera en un largometraje en el que la música tiene un papel protagonista, es apabullante; tanto en las composiciones de tono jazzístico firmadas por Jon Batiste –interprete y compositor prodigioso ya sea en solitario en sus colaboraciones con artistas del calibre de Stevie Wonder, Prince, Mavis Staples, Lenny Kravitz, Wynton Marsalis...–, como en los parajes sonoros creados por el tándem conformado por Trent Reznor y Atticus Ross.

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