Mass
Cine - Series / Franz Kranz

Mass

8 / 10
Luis de la Iglesia — 23-03-2022
Empresa — 7 Eccles Street, Circa 1888, 5B Productions
Fotografía — Cartel de la película

Han pasado años tras la tragedia que sucedió en un instituto y dos parejas de padres se reúnen en una iglesia episcopal para cicatrizar heridas. Así debuta como director Franz Kranz en “Mass”, una película en la que no utiliza artificios para impresionar al espectador ni efectos especiales, ni siquiera una historia compleja en la que pueda suceder cualquier cosa, simplemente, cuatro personas sentadas alrededor de una mesa plegable buscando un espacio en el que sentirse escuchados y descargar lastre emocional.

De puesta en escena francamente teatral y con un aire cercano al que presentó Roman Polanski en “Un dios salvaje”, el espacio es atrezo simbólico, porque lo que realmente importa son las emociones y los diálogos. La contención es parte de la película, pues Kranz no quiere apartarnos de la conversación que tienen los dos matrimonios, los cuatro padres. Los personajes no dejan de lanzar bombas emocionales mientras bullen temas como el amor, el miedo, la culpa, el perdón, la paternidad y la maternidad. Aunque también hay momentos en los que el director deja respirar al espectador para que vayamos digiriendo todo lo expuesto. Quizás hay algunas situaciones en las que los temas se trata de forma algo abstracta y melosa (en eso incidiré más adelante), sin embargo los cuatro actores consiguen emocionarnos con sus asombrosas actuaciones. Jason Isaacs, Martha Plimpton, Reed Birney y, sobre todo, Ann Dowd consiguen dibujar unos papeles brutales en los que los gestos, la forma de hablar, el tono y las interacciones entre ellos son tan orgánicos que sientes que realmente son los auténticos padres de los protagonistas de la tragedia. Y Kranz ha sabido extraer lo mejor de cada uno de ellos, llevando a primera fila a un grupo de actores que suelen tener papeles secundarios. Decíamos que ciertos diálogos resultaban un poco cursis en algunos instantes, pero también debemos dejar claro que son muy sentidos y, gracias al fantástico trabajo actoral, resultan totalmente creíbles.

En la sección final de la película hay varios momentos en los que tenemos la sensación de que llega el punto final de la historia, pero no, la película sigue y los protagonistas vuelven a sumergirnos en sus dolores y en sus cicatrices. Y eso ocurre porque “Mass” no es una película de espectáculo, sino una cinta en la que te sientas junto a los personajes y te enfrentas con ellos a sus propias contradicciones, a lo que esconden y a las verdades con las que deben encararse. Una película realmente humana.

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