Little Fires Everywhere
Cine - Series / Lynn Shelton

Little Fires Everywhere

8 / 10
Don Disturbios — 19-07-2020
Empresa — Amazon Prime Video
Fotografía — Archivo

“Little Fires Everywhere” es la nueva y estupenda mini-serie de Amazon Prime de tan solo ocho capítulos, basada en la novela homónima de la escritora estadounidense de origen chino Celeste Ng. Una serie que se erige en descarnada radiografía de la sociedad americana, y que pone sobre el tapete cuestiones como el racismo soterrado pero latente; la maternidad; la educación basada únicamente en valores de auto-superación y esfuerzo;  y la renuncia a los sueños profesionales de las mujeres por asumir su rol de perfectas amas de casa al servicio de la familia y su comunidad. Todo muy yanqui. Al igual que escoger a Reese Witherspoon para encarnar el papel de mujer frustrada, aunque incapaz de asumirlo precisamente por esa misma auto-exigencia en busca cierta perfección obsesiva, oculta en su papel como abnegada y cotilla metomentodo. Un personaje que inevitablemente nos acaba recordando en demasía al mismo que encarna en “Big Little Lies”,  serie con la que “Little Fires Everywhere” guarda muchos puntos en común, sobre todo a la hora de mostrar la opulencia de la sociedad americana; la importancia que se le otorga al sistema educativo como escalera para alcanzar el éxito; la popularidad y el triunfo; y las relaciones que se establecen entre personas que pertenecen a diferentes clases sociales.

“Little Fires Everywhere” engancha. Y lo hace porque muestra desde el principio de la serie cuál va a ser su final. Solo empezar ya nos enseña como arde hasta los cimientos la ostentosa casa donde vive la familia protagonista que es, en sí misma, otra protagonista más de la serie como símbolo de esa jaula dorada en la que se han encerrado los Richardson. Su historia empieza y acaba con un incendio que se erige en metáfora del final de una familia que ha basado sus relaciones en las apariencias, la mentira, la ocultación, la envidia, los celos y la necesidad de expresar siempre un permanente estado de felicidad y triunfo que empaña todas sus relaciones con una pátina de falsedad bien intencionada. Todo eso aflorará por la llegada a la tranquila y modélica, en apariencia, comunidad interracial de Shaker Heights (Ohio), de una artista negra y su hija, que acabarán por sacar sobre la superficie ese racismo soterrado de tintes elitistas, que existe en el mismo tuétano de la sociedad americana y que, como hemos visto recientemente, puede explotar en cualquier momento y en cualquier lugar.

La premisa ya sabemos que no es nueva, pero la habilidad de la serie es la de seguir de forma fiel la novela y tejer una trama argumental que atrapa y acaba por encajar todas las piezas del puzzle, usando el recurso de los saltos temporales que nos muestran porqué actúan así los dos principales personajes femeninos: la madre blanca en apariencia perfecta como antagonista de la madre negra caótica y bohemia en su calidad de artista. Dos caras de una misma moneda que tienen mucho más en común de lo que ellas mismas creen y, que se atraen y repelen a la vez, por ser fruto de una polaridad basada en el engaño y la constante huída hacia adelante. Incapaces de asumir unos actos que acaban en ambos casos justificados.

“Little Fires Everywhere” es una serie excelente, ideal para ver en familia, que hace que el espectador se plantee preguntas relativas a qué es y significa educar y ser madre, en una sociedad basada en unos valores fruto de la competitividad y el triunfo a cualquier precio. Una sociedad que ampara y protege a los que están en la cima. Esa que hay que alcanzar a cualquier precio.

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