La línea invisible
Cine - Series / Mariano Barroso

La línea invisible

7 / 10
Luis M. Maínez — 13-04-2020

Movistar + está consiguiendo (“Arde Madrid!”, “El embarcadero”, “La peste”) que las series españolas de calidad sean una constante en su plataforma. Lo vuelve a hacer en “La línea invisible”, uno de sus estrenos más importantes de la temporada, en la que, en seis capítulos de tres cuartos de hora, asistimos a la metamorfosis de ETA: de agrupación sindical-proletaria-antifranquista a organización terrorista.

Se muestra esta transformación de la mano de la de Txabi Etxebarrieta, “Pepe”. Un joven que pasó de poeta enamorado y precoz profesor universitario a líder de una organización que dejó de defender a los trabajadores explotados para luchar por la libertad del pueblo vasco violencia mediante. La serie retrata el proceso de una manera brillante, seria, que muestra las motivaciones y el lado personal de un grupo heterogéneo de jóvenes que comienzan una guerra (sic) mayor que ellos mismos. Una guerra que, para muchos, terminó nada más empezar y que sirve de escenario para desarrollar arcos argumentales tan interesantes como el de Txabi Etxebarrieta, que no es consciente de su propia brillantez y vive a remolque de su hermano, o el de Txiki –Anna Castillo– que, a través de la maternidad, descubre el valor de las vidas que se iba a cobrar una lucha absurda que, en sus palabras, no sirvió “para nada”.

“La línea invisible” también nos muestra, con el mismo tono, la vida de los dos agentes de la ley que fueron asesinados en los primeros pasos de ETA como banda armada. Xoan Forneas como José Antonio Pardines protagoniza el inicio del quinto capítulo: una auténtica preciosidad emotiva y feliz en mitad de una serie amarga. Por su parte, Antonio de la Torre –Melitón Manzanas, un Inspector Jefe de la Policía Social del régimen de prácticas cuestionables– da una nueva muestra de su solvencia y credibilidad como actor. Dos actuaciones que van en la línea de las de todo el elenco de actores que lidera Alex Monner como Txabi Etxebarrieta; uno de los puntos fuertes de la serie.

Los otros son la contención y la limpieza en la narración y una buena factura técnica que ayudan a llevar con soltura una trama sensible por el impacto que tuvo en la vida de millones de españoles que no hubiera admitido artificios narrativos para enganchar al público. A propósito, en uno de los capítulos nos encontramos con la aparición sorpresa de Iseo y Refree interpretando "Romeo y Julieta", canción que supuso el primer éxito de Karina en 1967.

“La línea invisible” es una serie magnífica que crece desde su seriedad no apta para todos los públicos; no por la dureza de la historia que cuenta, sino por un tratamiento sencillo poco habitual en las series a día de hoy que los más acostumbrados a giros de guion y cliffhangers podrían considerar poco emocionante. Cometerían un error. Su forma desapegada de mostrarnos a todos –todos– los protagonistas tal y como son es lo que le permite tratar al espectador como un adulto capaz de tomar sus propias conclusiones de lo que ha visto en pantalla. Un acierto robusto de su director, Mariano Barroso, que firma, indudablemente, uno de los lanzamientos de la temporada gracias a su solvencia y a su voluntad de ejercer como un simple vehículo que –sin afán de protagonismo– narra unos acontecimientos duros y difíciles de digerir en un periodo oscuro y reciente de nuestra historia.

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