Hasta los huesos
Cine - Series / Luca Guadagnino

Hasta los huesos

6 / 10
J. Picatoste Verdejo — 25-11-2022
Empresa — Frenesy Film Company, Per Capita Productions, Vision Distribution, The Apartment, MeMo Films, 3 Marys Entertainment, Tenderstories, Ela Film, Serfis, Wise, Immobiliare Manila
Fotografía — Cartel de la película

No deja de ser sorprendente que Luca Guadagnino, que se dio a conocer con un melodrama elegante ambientado en la alta sociedad italiana –“Yo soy el amor” (09)– y alcanzó la gloria con una historia homosexual de elevado contenido intelectual y de maceración larga –“Call Me By Your Name” (17)– se haya lanzado a contar un viaje iniciático rugoso, turbio y viscoso que es, a la vez, una historia de amor bañada en sangre. Luego, sin embargo, el espejismo se rompe.

Como si fuera el reverso caníbal de “Malas tierras” de Terrence Malick, “Hasta los huesos” se presenta como una road movie por el árido paisaje norteamericano, surcado por una joven caníbal echada a su suerte en un mundo en el que ha de buscar la mejor manera de habitarlo –espléndida Taylor Russell, premiada en Venecia como intérprete revelación. Temas como la búsqueda de la identidad, la represión de los instintos, el amor como una pasión devoradora o la imposibilidad de combatir el determinismo genético confluyen en una cinta cuya estructura episódica –tal vez deudora de la novela original de Camille DeAngelis– facilita al cineasta la oportunidad de exhibir algunos tics propios exasperantes como su adoración por la verborrea.

Así, un punto de partida y unas intenciones interesantes se ven malogradas en la ejecución final. El inicio del film es sensacional en su abrazo sorprendente al cine de terror, el planteamiento estético es embriagador en su conexión con un cine indie que se antoja desubicado en una producción arropada por una major y las interpretaciones están en consonancia con la ya mencionada Russell: Timothée Chalamet se mueve a gusto como la última joya multiusos de Hollywood en su papel de la sangrienta media naranja de la protagonista y Mark Rylance, ese actor británico al que no le importa ponerse al borde del ridículo porque sabe que no va a caer jamás en él, se lo pasa teta como enajenado coleccionista de cabelleras. Sin embargo, la cinta acaba cayendo en excesos que dañan el conjunto.

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