Cuando hace unas semanas se lanzó un avance de “Festival de la Canción de Eurovisión: La historia de Fire Saga” que consistía en un hilarante video filmado en Islandia que invocaba los mejores gags de Saturday Night Live, todo hacía pensar que la película de David Dobkin escrita por Will Ferrell y Andrew Steele (dos pesos pesados de una de las mejores épocas del SNL) sería una sátira delirante y llena de vitriolo del concurso musical europeo más hortera de la historia. Pues bien, aunque algo hay de eso en este original de Netfilx, esta propuesta surgida de la factoría Ferrell acaba tocando otros palos cómicos y tonos que enriquecen un filme que recoge la herencia de los mockumentaries musicales de Christopher Guest y las comedias románticas corrosivas pero a la vez con un trasfondo entrañable de Judd Apatow o Adam Sandler.
“Festival de la Canción de Eurovisión: La historia de Fire Saga”, que podría calificarse como la feel good movie más macarra de la temporada (aquí recibe su correctivo todo dios: Eurovisión, los yanquis o la clase política islandesa) y la mejor comedia romántica anglosajona en eones, está propulsada por dos actores en estado de gracia, Will Ferrell y Rachel McAdams (en su mejor papel cómico desde la fantástica “Chicas malas”), que son capaces de equilibrar de forma adecuada la parodia (dos jóvenes adultos de una pequeña población de Islandia locos por ABBA y por participar en Eurovisión) con un amor por los personajes que rezuma ternura. Y ahí reside uno de los aciertos más grandes de la película: esa mezcla entre sátira delirante (los running gags de los Elfos y los turistas estadounidenses o la explosión del barco de Eurovisión) e historia de amor no consumado: un romance, el Ferrell y McAdams, casi adolescente y torpe que produce risas pero que también acaba tocando la fibra.
La película de Dobkin, también se beneficia del uso descocado que hace del slapstick clásico made in Will Ferrell y Andrew Steele (las dos primeras actuaciones televisivas de Fire Saga son dos pequeñas obras maestras de todo lo que puede salir mal en un directo), y de una nómina de secundarios capitaneada por un Dan Stevens que está a altura de los dos protagonistas. Su caracterización de Alexander Lemtov, una estrella del pop gay rusa con predilección por el animal print y las estatuas griegas de su efigie con grandes penes, es uno de los secundarios cómicos más sonados de este 2020.
La mezcolanza entre divertimento salvaje y comedia romántica de buenos sentimientos que propone “Festival de la Canción de Eurovisión: La historia de Fire Saga” convierte a la película en una experiencia balsámica para los tiempos revueltos del Covid-19: un filme no apto para cínicos y para gente que se cree más inteligente que el resto. Léase: el cine entendido como necesaria vía de escape en su mejor y más honesta versión.
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