Estragos
Cine - SeriesGareth Evans

Estragos

6 / 10
José Martínez Ros — 29-04-2025
Empresa — Netflix
Fotografía — Cartel de la película

El galés Gareth Evans (1980) es un director de cine occidental, pero que se ganó la fama de ser un maestro del cine de acción gracias a Oriente. Fueron las tres películas que rodó en Indonesia –“Merantau” y, sobre todo, las dos partes de “The Raid”– las que le dieron un nombre y, además, también lanzaron la carrera de su protagonista, Iko Uwais. De hecho, llegaron a poner de moda el Silat, el arte marcial que se practica en el archipiélago indonesio. Pero su influencia se percibe, más que en ninguna otra cosa, en la evolución del cine de acción mainstream desde su estreno: la franquicia “John Wick” debe muchísimo al sentido de la coreografía de las películas de “The Raid”, sin llegar a lograr reproducir del todo su cinética y su ritmo absolutamente frenético.

Desde entonces, ha rodado una película de terror, “El apóstol” (18) y fue uno de los creadores de la serie “Gangs Of London” (como prueban las espectaculares escenas de acción de su primera temporada). Su siguiente película, “Estragos” (“Havoc”), hubiera debido estrenarse en 2021 o 2022, pero llegaron noticias de que la postproducción estaba siendo complicada, que hacían falta regrabaciones, pero entre las huelgas de Hollywood y la apretada agenda del notable reparto –Tom Hardy, Forest Whitaker, Timothy Olyphant, Luis Guzmán–, esto se retrasó más y más. Finalmente, ha llegado ahora a Netflix; y alguno de los peores augurios se confirman. “Estragos” es una decepción, si tenemos en cuenta la probada capacidad de su director.

Da la impresión de que con “Estragos” Evans quería realizar un homenaje al “heroic bloodshed”, el cine de acción hiperestilizado y ultraviolento que pusieron en boga cineastas honkoneses como Ringo Lam o John Woo con películas como “A Better Tomorrow”, “The Killer” o “Hard Boiled” que fascinaron a “la generación del videoclub”; el atormentado personaje de Hardy, un policía corrupto en busca de redención, podría haber sido interpretado en una producción de esa época, sin problemas, por Chow Yun-Fat o Andy Lau. Pero también que cuando llegó el momento de hacer el montaje definitivo, faltaban algunas piezas.

Todo transcurre en una ciudad innominada, decadente y corrupta, a medio camino de la “Sin City” de Frank Miller, de una versión barata de la Gotham de Tim Burton y, en general, de algo que ha escapado de las viñetas de un cómic noir. La trama, que se pone en marcha con el robo de un camión cargado de droga y la matanza de varios miembros de una triada, es excesivamente embarullada, como si hubiera demasiados elementos comprimidos en el conciso metraje. Tras una larguísima postproducción, “Estragos” tiene el aspecto de algo mutilado.

Los puntos fuertes son, como no podría ser de otro modo, las escenas de acción, que están rodadas con su acostumbrada energía y fluidez. Hay dos que hacen que su visionado merezca la pena: una larga pelea en un club entre varias facciones de personajes; y un largo asalto a una cabaña (que recuerda a una escena muy semejante y, aún más salvaje, que vimos en “Gangs Of London”). El problema es que, por muy emocionantes que resulten, la película no llega a funcionar nunca cuando sus protagonistas no están disparándose o acuchillándose en la pantalla.

 

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