Borat Subsequent Moviefilm

La hilarante “Borat” de hace ya catorce años se ha convertido en todo un clásico de la comedia. Repetir la misma fórmula, por muy divertida que fuese, habría hecho de esta segunda entrega un trabajo inferior, por lo que Sacha Baron Cohen, dirigido esta vez por Jason Woliner, decidió que había que evolucionar.

“Borat Subsequent Moviefilm: Delivery Of Prodigious Bride To American Regime For Make Benefit Once Glorious Nation Of Kazakhstan” es aún más políticamente incorrecta y crítica con la realidad norteamericana que la original. Como su larguísimo título indica, la misión de Borat en este caso es la de enviar a su hija como regalo a un alto cargo del gobierno de los Estados Unidos. Una hija que, interpretada magíficamente por Maria Bakalova, crea una dinámica muy interesante con el protagonista que le da más profundidad a la historia.

Y es que el mensaje es mucho más importante en esta segunda película. Quizás en detrimiento de un mayor número de carcajadas, aunque hay más de un momento tronchante, Cohen busca desemmascarar la misogínia, el supremacismo y las teorías absurdas de la sociedad norteamericana. Lo fascinante, y preocupante, en este sentido, es que llega a un punto en el que las barbaridades ya no las dice solo Borat, sino las personas con las que interacciona.

Las escenas con los negacionistas del Coronavirus o la entrevista de la hija con Rudy Giuliani que termina con unas copas en una habitación traerán polémica durante días. Y es evidente que es algo buscado. Que la película se haya estrenado, además, justo antes de las elecciones norteamericanas no parece una decisión inocente. Al fin y al cabo, la voluntad de dejar en evidencia a los republicanos es una constante durante todo el metraje. Una politización que, además de dividir a la audiencia, puede resultar un poco excesiva para los que no vivimos allí.

Lo que sí que hay que agradecer a Cohen y su equipo es su gran valentía. El propio actor reconoció sentir que estaba poniendo su vida en peligro rodando esta película, tanto por la pandemia como por las infiltraciones entre altos cargos políticos. Y valiente también es su humor. Nadie hace bromas sobre el Holocausto y el Coronavirus como Borat. Nadie se atrevería. Y hacía falta en este momento. Porque si algo nos enseña el inesperado retorno de Borat es que si el mundo cada día está peor, la sátira y el humor deben ser cada día más salvajes.