Nicolá Cruz

"Prender el alma"

(ZZK Records, 2015)

Con "Prender el alma", Nicolá Cruz podría convertirse en el embajador del “sonido ecuatoriano” en el mundo. Escucharlo es como viajar –a través de la música- por las montañas, los ríos y los volcanes. El disco acoge historias, canciones que parecen leyendas. Hay magia, hay sanación. Se trata de una investigación musical profunda que recorre Ecuador, los rituales indígenas y afros y las creencias ancestrales de la región.

Es un disco que rompe esquemas. Las diez canciones que lo conforman se acercan más a una ceremonia que a una fiesta electrónica, se acentúan en la tierra, se alejan por un momento del aire. Se conectan con las raíces, con los colores del páramo. Como "La cosecha", un rito musicalizado y una de las mejores canciones del disco.

Guiado por la percusión, Nicolá Cruz logró darle una forma y un destino distinto al folclor, a la música de ritual. Los contrastes rítmicos son clave. Un camino arriesgado, pero bien logrado gracias a la meticulosidad de su búsqueda, de su acercamiento con sonidos y cánticos del centro del mundo.

"Colibria", "Sanación" y "Puente Roto" son los temas imperdibles del disco.