El futuro ya es de alguien
Entrevistas / Dorian

El futuro ya es de alguien

Rafa Angulo — 02-09-2009
Fotografía — Albert Jodar

El cuarteto catalán publica a mitad de mes el que será su tercer largo en cinco años. “La ciudad subterránea” (Pias, 09) es, sin duda, su mejor trabajo. Para este disco ha habido que descender hasta algunos de los infiernos señalados en sus canciones, pero el resultado ha conseguido elevar a Dorian a ese cielo al que sólo unos grupos consiguen llegar. “La ciudad subterránea” deja el listón del pop electrónico y con guitarras cantado en castellano muy, pero que muy alto.

Marc, Belly, Jordi y Bart son más que un grupo de pop. Dorian son uno por el que me encanta ser “molestado” a todo volumen mientras bailo, viajo, trabajo, me intoxico, hago el amor o lloro. Gracias a este nuevo disco, el cual he tenido la suerte de empezar a disfrutar hace meses, además de en todas las anteriores situaciones, lo he usado en una nueva, relativizar lo llaman.Escuchar canciones como “Verte amanecer” en medio de la olla a presión en la que se ha convertido mi cabeza en un año lleno de excesos, cambios, decepciones, despedidas y, joder, bastantes alegrías también, me ha ahorrado mucha pasta y ha ayudado a darme cuenta de que lo que de verdad importa duerme a mi lado. Saber que quien me cuenta esa historia se ha acercado al fondo y no se ha quedado en el camino de subida antes de vomitarnos a todos semejante verdad, me llena de satisfacción. “De repente te despiertas un día por la mañana y te das cuenta de que no tienes energía y lo empiezas a ver todo negro. Sientes que desfalleces en los conciertos independientemente de haber dormido o no la noche anterior. Es culpa de un cansancio crónico. Nos gusta tanto la música que pensábamos que no necesitábamos unas vacaciones, y cuando nos dimos cuenta del error, en mi caso ya era demasiado tarde. Fue entonces cuando me dijeron que, para la propia supervivencia del grupo y del álbum, me olvidara durante dos meses de ambas cosas”. Me emociona porque sé de lo que son capaces, que hacen lo que les sale del alma, que son grandes trabajadores y creadores, que comparten miedo o felicidad con su público, la enorme pandilla de extraños que somos. Si aparte de todo, se presentan con un disco lleno de hits, de estribillos imposibles de obviar, de bases y melodías capaces de llenarte de energía y de unas letras directas al cerebro, previo paso por el estómago, Dorian me han hecho un regalazo. Miento. Nos han hecho un regalazo. Ustedes tendrán que esperar hasta el catorce de este mes para desenvolverlo, pero entre Marc, su Myspace y quien firma vamos a tratar de que la espera se haga menos dura. 

El barcelonés barrio de Gràcia se engalana para sus fiestas mientras espero a Marc. Jordi, batería del grupo, cuida de nuestros gaznates, instalados al fondo del local. Joan S. Luna, mi guía espiritual y redactor jefe de esta casa se une a la conversación.“Más que una entrevista ha sido una charla entre los tres, ¿no?”, comenta Marc cuando apago al fin la grabadora. Una charla de dos horas imposible de reproducir. Pero no ha sido la entrevista lo único extenso a la hora de hablar de Dorian. La grabación de “La ciudad subterránea” ha sido un proceso largo, con muchos conciertos de por medio y, en algunos momentos, nada bonito. “La gira de ´El futuro no es de nadie´ se alargó hasta tal punto que se solapó con el proceso de composición y producción de ‘La ciudad subterránea’. Hay que tener en cuenta que fueron ciento treinta y ocho conciertos y, en mi caso, más de setenta sesiones pinchando. Entre eso y las sesiones de grabación y producción del disco, que duraban diez horas diarias y se alargaron meses y meses, acabamos destrozados, especialmente yo, que tuve que retirarme porque estaba empezando a perder el control de mi vida y eso acojona mucho”. A este tipo de infiernos me refería antes, a esos que Marc describe en algunas de sus canciones y que ahora nos cuenta. “Me aconsejaron que volviera a Madrid, a mi casa, que volviera a hacer una vida normal y me olvidara de todo durante una temporada porque estaba realmente al límite, así que eso es lo que hice. Eso sucedió en diciembre de 2008. Estuve dos meses en Madrid metido en esa especie de exilio forzado, componiendo con Belly y escribiendo letras. Ella y el resto del grupo me ayudaron mucho a remontar y cuando volví a Barcelona en febrero de 2009 fue algo realmente mágico. ¡En un mes y medio teníamos acabado el disco y sonaba como una apisonadora!”

De esta remontada surgieron las letras de “Tormenta de arena”, “Verte amanecer” y “Estudios de mercado”. Escuchándolas ahora que lo sé, crecen y crecen. A esta apisonadora sonora que ya apuntaba maneras con temas como “Cualquier otra parte” o “Te echamos de menos” y a la que acaban de subirse “Verte amanecer”, “Paraísos artificiales” o “La mañana herida” han contribuido dos grandes maestros. No puedo ocultar mi sorpresa al saber que Dive Dibosso es quien se encarga de lo orgánico del sonido. Lo de Álex lo tenía más claro desde el momento en el que escuché la contundencia de un disco como pocos han conseguido sonar por estos pagos. “Como ya hicimos con ‘El futuro no es de nadie’ no queríamos grabar el disco con productores de pop o rock porque lo que nos gusta es que gente de otros campos de un enfoque distinto a nuestra música. Por eso contamos con Álex Ferrer (alias Sidechains) de The Requesters, que es una de las grandes promesas de la electrónica europea ahora mismo (impresionante el Ep que acaban de publicar) y Dive Dibosso, que es el productor de 7 Notas 7 Colores y viene del hip hop. Queríamos que los sintetizadores sonaran con la rugosidad y la potencia de las guitarras eléctricas, y que unas bases muy gruesas sustentaran todo el edificio de bajos, guitarras, arreglos electrónicos y voces que forman parte del sonido del grupo. Para conseguirlo pasamos meses investigando en el estudio y ese proceso fue muy duro pero ha valido la pena. Con ‘La ciudad subterránea’ hemos desarrollado un sonido muy personal que ya es la marca de la casa de Dorian”. Aunque Dorian tienen otra marca de la casa, sus letras. “A día de hoy yo no puedo cantar un verso si no creo a muerte en él”. Para algunos serán letras facilonas. Señores, ¿saben lo que les cuentan algunos de sus queridos artistas extranjeros? Para otros, unas letras sencillas y descriptivas. Sinceras y cómodas a la hora de salir de casa vestido con ellas. Unas letras que, al igual que Los Planetas, a quienes guiñan un ojo en “La tormenta de arena” (“…para viajar a otros planetas por corrientes circulares te di una cápsula especial…”) buscan la identificación con ellos de un público ávido de realidades cotidianas nada alegres en muchos casos. “Las letras de este disco son oscuras porque, en mi caso, lo de escribir canciones surge de una necesidad, de una carencia. Cuando estoy bien no escribo canciones, no tengo esa necesidad, y eso ha sido así desde que tenía quince años. Todas las letras del disco cuentan historias reales y muchas hablan de personajes que no encajan o no quieren adaptarse a las reglas que marca la sociedad. También hay letras autobiográficas, como las de ‘Paraísos artificiales’ o ‘La tormenta de arena’, que hablan de lo que jode perder el control de tu vida y de cómo cuesta en general recuperarlo del todo”. Estás sentado enfrente, tomando una cerveza conmigo, hablando con la discográfica y contándome emocionado lo que supone el nuevo trabajo de Dorian y lo que ha sido ese viaje subterráneo que has vivido. Lo has recuperado todo y has ganado algo más. Y si hablamos de recuperar, nos encontramos con “Solar”, cuya primera versión nos llegó a la redacción, vía Bip Bip Records allá por el 2003. “´Solar´ formaba parte de nuestro primer disco, ‘10.000 metrópolis’. Es una de nuestras canciones preferidas, pero de alguna manera en su momento quedó eclipsada por ‘Te echamos de menos’ (Marc no puede evitar emocionarse bastante cuando recuerda que la pérdida de un amigo precipitó esta canción), que fue el single más conocido de ese disco, así que decidimos recuperarla para saber cómo habrían compuesto los Dorian de hoy esa misma canción. Queríamos poner ‘Solar’ en el sitio que se merece”

El resultado es un hit rompepistas, como casi todo el disco, en el más estricto sentido de la palabra. A la hora de pistas, Marc tiene mucho que contar, ya que su faceta como Dorian Dj ocupa buena parte de su tiempo, y con excelentes resultados. De hecho, conoce todo lo que hace falta conocer en el momento de buscar parones, subidones y estribillos infalibles para sus canciones llevadas al directo. Marc tuvo que mirarse en algún sitio antes de emprender este camino paralelo al de frontman de Dorian, un camino que, disfrutando de sus sesiones, se veía venir. “Para mí, esa faceta es tan importante como la de músico, aunque nada llena tanto como tocar en directo. Los Dj´s que más me influyeron a la hora de empezar a pinchar fueron Sideral, Amable y Stuart Price (Jacques Lucont) de Les Rythmes Digitales. Por eso mi estilo es una mezcla de pop, rock y electrónica”. Cuando al final le pregunto a Marc en qué punto se encuentra Dorian como banda, logra sacarme una gran sonrisa. “Mira, hemos pasado por auténticas calamidades, y hemos grabado juntos tres discos y dado muchos conciertos. En estos momentos la unión del grupo es tan bestia que no se puede destruir. Sería complicado. Cuando consigues mantener viva la llama que te empujó a compartir un local de ensayo, a pasar por los peores momentos, es muy difícil que cuando las cosas empiezan a ir bien, eso se destruya. A veces pasa, pero no va a ser nuestro caso, eso ya te lo digo”.

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