Aaron Thomas, triste ironía
Conciertos / Aaron Thomas

Aaron Thomas, triste ironía

8 / 10
Jon Pagola — 27-06-2013
Empresa — Son Estrella Galicia
Sala — El Sol, Madrid
Fotografía — Mariano Regidor

Visto con perspectiva, el paso del tiempo no se ha portado demasiado bien con Aaron Thomas. Como cuando un futbolista cuelga las botas en el mejor momento de su carrera, el músico australiano se ha visto forzado a abandonar Madrid y regresar a su país de origen tras haber sufrido en sus propias carnes la indiferencia con la que el público español ha recibido su disco definitivo, “The Blues and Greens”. Por mucho que haya quien le pida ahora que reconsidere su postura -“too late”, se lamentaba anoche Thomas-, no se ha hecho justicia a unos méritos artísticos muy mejorados con respecto a unos primeros años en los que aún andaba buscando su propia identidad de songwriter.

Así que resulta inevitable que el ambiente que rodeaba a su concierto de despedida en la sala El Sol -no se llenó pero sí que lucía un formidable aspecto- estuviera barnizado por esa triste ironía que le ha tocado vivir. Hasta la víspera tenía serias dudas de cómo iba a arrancar la noche. ¿Piano piano o a todo gas? Finalmente se decantó por comenzar con brío, y “Kamikaze” abrió una velada que al principio estuvo íntegramente volcada en su último trabajo, dirigiendo sus miradas al folk (“Turn To The Devil”), y la música tradicional americana, pero sin dejar de lado la melancolía de las noches madrileñas (“How We Got Started”) ni el recuerdo a los amigos perdidos (“I´m Sorry”)

Aaron Thomas es un músico que cuida los detalles, que le gusta que todo esté en su sitio. Así que para que la acústica no le jugara una mala pasada se llevó a su propio técnico de sonido a la sala, no vaya a ser que le suceda lo mismo que en los “Conciertos de Radio 3” de La 2. Los coros de Rebecca, la guitarra de Xisco, el banjo de Marcus, un violín, las voces… Todo sonó a pedir de boca, bastante más compacto y con mayor arrojo que hace unos meses en la sala Siroco. Lástima que una banda tan engrasada tenga que dejar de funcionar por motivos ajenos a lo puramente musicales.

Se dejó el alma en una rockera “Black Umbrella”, volvió a sacar músculo retornando al presente en la pegadiza “Out Of Your Hands” y ya a solas con Rebecca reivindicó sus inicios, rescatando lo mejor de “Follow The Elefants” (“Descending”, “Damage Done”, “Thinking is Unproductive”). Como en su caso la honestidad juega un papel central, además de emotividad, hubo claros indicios de algunas de las sombras que han provocado su adiós. Mandó callar a la gente, se le escapó algún arrebato de sinceridad (“me parece un poco exagerado que pidáis que no me vaya”) y se despidió en un último bis que sonó a reproche a una ciudad y a un país que no le han sabido o querido retener: “Kill This City”.

6 comentarios
  1. Pues a mí me suena a afán de protagonismo... Si de verdad se quiere ir buen viaje, pero no entiendo el tener que restregar que por nuestra culpa se tiene que ir, ¡se va porque no es capaz de vivir de su música!

  2. Para mí no. En este pais así nos va: se nos van los talentos y este tío lo tiene.

  3. Razón tenéis los dos, se va porque no puede vivir de su música, pero anoche estuve en el concierto, y la gente no paraba de hablar, que muchos demostraron una falta de respeto hacia los que estaban en el escenario muy grande, cuando la ilusión se pierde hay que buscarla en otro sitio, y la suerte!

  4. yo lo he seguido cuanto he podido, es una pena que se tenga que ir pero será una alegría cuando vuelva 🙂 espero que si!

  5. Pedazo de musico joder!Tengo sus disco ey he ido a sus bolos.
    Si se tiene que ir es por el concepto de cultura que se tiene en este p### país.
    Fijo que en cualquier otro lo va a petar! BUena suerte Aaron 🙁

  6. Una pena perder a este artista que, si nos lo hubiesen vendido desde UK, estaría seguro en otro estrato de popularidad. Y la falta de respeto de gran parte del público en el sol, penoso

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