"Semtex": mirar hacia atrás con ira
Especiales / The Third Eye Foundation

"Semtex": mirar hacia atrás con ira

Luis J. Menéndez — 18-02-2016
Empresa — Ici D'ailleurs
Fotografía — Léa Jiqqir

Hasta aproximadamente los primeros años de la década de los noventa los diferentes ciclos en el terreno del pop y el rock se cuantificaron a partir de revoluciones musicales, oleadas como el rock’n’roll, el beat, el punk, el pop ochentero o el grunge, en las que la estética sonora traía de la mano un mensaje que iba de la ruptura a lo puramente hedonista. En cualquier caso ese es un modelo que se termina con el cambio de siglo, cuando la entrada de internet en los hogares propicia que los cambios de ciclo en lo musical los marquen los cambios de hábitos tecnológicos. Desde ese punto de vista, el Bristol de principios y mitad de los 90 no es ya un recuerdo “de otro siglo” sino una etapa casi prehistórica en cuanto que anterior al intercambio de archivos online, la comunicación vía redes sociales o la popularización del software musical doméstico.

En aquel contexto y dentro de una ciudad musicalmente efervescente en la que, con la resaca del acid todavía reciente, el crisol multicultural cristalizaba en géneros como el trip-hop, el drum’n’bass o el noise, se movía un jovencísimo Matt Elliott junto a otra serie de nombres como Rachel Brook, Kate Wright o David Pearce que terminarían configurando una revolución mucho más silenciosa pero no menos valiosa. Otra suerte de sonido Bristol que no ha dejado de desarrollarse en estos veinte años resultados imprevisibles y discografías tan valiosas como las de Third Eye Foundation / Matt Elliott, The Flying Saucer Attack, Movietone, Crescent, Manyfingers, Foehn o Bronnt Industries Kapital.

La reedición a cargo del sello francés Ici d'ailleurs del primer del álbum de The Third Eye Foundation, “Semtex”, en formato de doble LP (triple en edición limitada deluxe) con temas inéditos que permiten seguir el rastro los primeros pasos musicales de Elliott desde sus maquetas primerizas hasta ese debut discográfico, era la excusa perfecta p

En aquel contexto y dentro de una ciudad musicalmente efervescente en la que, con la resaca del acid todavía reciente, el crisol multicultural cristalizaba en géneros como el trip-hop, el drum’n’bass o el noise, se movía un jovencísimo Matt Elliott junto a otra serie de nombres como Rachel Brook, Kate Wright o David Pearce que terminarían configurando una revolución mucho más silenciosa pero no menos valiosa. Otra suerte de sonido Bristol que no ha dejado de desarrollarse en estos veinte años resultados imprevisibles y discografías tan valiosas como las de Third Eye Foundation / Matt Elliott, The Flying Saucer Attack, Movietone, Crescent, Manyfingers, Foehn o Bronnt Industries Kapital.

La reedición a cargo del sello francés Ici d'ailleurs del primer del álbum de The Third Eye Foundation, “Semtex”, en formato de doble LP (triple en edición limitada deluxe) con temas inéditos que permiten seguir el rastro los primeros pasos musicales de Elliott desde sus maquetas primerizas hasta ese debut discográfico, era la excusa perfecta para mantener una conversación sobre un tiempo y una forma de relacionarse con la música que definitivamente se ha ido para siempre.

La guinda la pone el propio Matt regalándonos una mixtape de una hora de duración que condensa veinte años de romance: el suyo con la música y el nuestro con los trabajos de The Third Eye Foundation y Matt Elliott

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Mas allá de la efeméride, de los 20 años que se cumplen desde la publicación de “Semtex”, ¿había otras razones que te empujaran a publicar esta reedición?
Aunque el principal motivo era ese 20º aniversario, recientemente encontré una bolsa con cassettes y demos y pensé que tal vez a la gente podría interesarle escuchar de dónde venían las ideas originales de las que surge Third Eye Foundation. Veinte años es mucho tiempo haciendo música y algo para celebrar. Si alguien me hubiera dicho en 1996 que publicaría doce discos, tocaría por todo el mundo y todavía estaría publicado discos veinte años más tarde me habría hecho muy feliz.

¿Todavía escuchas “Semtex” de cuando en cuando? ¿Qué relación mantienes con tu primera colección de canciones a día de hoy?
No lo escuchaba desde hacía años y disfruté haciéndolo otra vez, pero después tuve que revisar el remastering y preparar el proyecto de remix en directo y como consecuencia de eso tuve que ponérmelo tantas veces que me he puesto malo de tanto escucharlo. Pero estoy orgulloso de que fuera mi primer disco.

¿Puedes describirnos cómo era la música de tu primer grupo, Linda’s Strange Vacation? ¿Hay alguna grabación de aquel proyecto ahora mismo en la red o podría haberla en un futuro para hacernos una idea aproximada de a qué sonaba?
Creo que una de las cintas que encontré en la bolsa donde aparecieron esas primeras canciones de Third Eye Foundation era precisamente una cassette de Linda’s Strange Vacation, pero tenía un sonido terrible. Rachel y Kate estaban obsesionadas con la Velvet Underground y yo con Psychic TV y los grupos de Factory Records, y el resultado de todo ello era un montón de ruido. Nos intercambiábamos los instrumentos... En realidad escucharlo es realmente aburrido si no formaste parte del grupo... Podría volver a escucharlo y si hay alguna cosa medianamente audible subirlo a algún sitio.

¿Cómo relacionas la ruptura y el final de Linda’s Strange Vacation con el nacimiento y Third Eye Foundation y tu forma de aproximarte a la música entonces?
Tengo muy buenos recuerdos de aquellos días, éramos sólo tres jóvenes que soñábamos con convertirnos en músicos y no seguíamos ninguna dirección clara. Dave Pearce de Flying Saucer Attack se unió posteriormente a la banda e intentó que tomara alguna dirección, pero nosotros no queríamos eso en aquel momento. Terminamos pronto cada uno por su lado con nuestros proyectos personales, creo que porque en el fondo sabíamos que avanzábamos en direcciones opuestas y queríamos hacer las cosas cada uno a su manera. Yo me había obsesionado por controlarlo todo y necesitaba hacer las cosas por mi cuenta, aunque seguí tocando con Movietone y Flying Saucer Attack unos años más. Sólo dejé Movietone porque The Third Eye Foundation empezó a exigirme mucha atención y estaba metido en demasiados proyectos, y también para evitar que Dave Pearce y yo termináramos discutiendo.

¿Cuál fue la primera canción de Third Eye Foundation?
La puedes escuchar en los extras de esta reedición, se titula “Hymn To Pan”. También por esa misma época grabé bastantes temas con un aire “espacial”, porque en aquellos momentos intentaba reproducir el sonido del Universo. La ironía es que recientemente la NASA difundió unas grabaciones de cómo sonaba el Universo y no suenan muy distintas que aquellos primerizos temas. Escuchar aquellas viejas demos fue una experiencia extraña: por supuesto que había mucho material cercano al dark ambient, pero también intentos de hacer música “normal” en la línea de My Bloody Valentine o The Telescopes, incluso un amago de hacer canciones tipo Beck con Deb (Foehn) y un estúpido proyecto de garage-psicodelia llamado Slutfunk.

Te quería preguntar también por el sonido lo-fi en tus primeras grabaciones y concretamente en “Semtex”. ¿Fue una consecuencia pura y dura de la falta de medios o también había un elemento estético y simbólico en esa manera de trabajar?
Única y exclusivamente porque contaba con un equipo muy limitado. No estaba metido en la lo-fi por gusto, me hubiera encantado contar con un equipo decente. Era importante para mí experimentar porque, como me grababa yo mismo, aprendí mucho sobre el proceso de grabación y tuve tiempo de intentar cosas y experimentar, algo que no habría podido hacer si hubiera trabajado en el estudio.

¿Cuál era el rol que desempeñaba Debbie Parsons en la primera etapa de The Third Eye Foundation?
Cantaba en “Semtex” y grabó algunas guitarras en “Sleep”. También llegó a grabar un tema de “Ghost”, “The Stars Gone Out”, pero dejamos de colaborar pronto porque comenzamos a avanzar en diferentes direcciones tanto en lo musical como en lo personal. La música que publicó bajo el nombre de Foehn es maravillosa, pero por desgracia no tuvo continuidad, aunque supuestamente está trabajando de nuevo en nuevas canciones.

¿Crees que el hecho de que a diferencia de tus compañeros aquellos años, el hecho de que no asistieras a la Universidad tuvo una importancia decisiva en tu manera de entender la música?
Totalmente. Mientras mis amigos iban a la Universidad yo pasaba mi tiempo trabajando en una antigua tienda de discos. Lo considero mis estudios. El jefe (del que se hace un gran retrato en el libro de Richard King “Original Rockers”, que precisamente cuenta la historia de aquella tienda, Revolver) sabía más sobre música grabada que nadie que haya conocido nunca, él ama música de todos los género y estilos, aunque no toda la música, porque un crítico feroz con aquello que considera “mala música”. En la trastienda había discos originales de Sun Ra, miles de discos raros de jazz, reggae, industrial, rock y soul, música de todos los rincones del planeta, grabaciones de campo, y aquello fue una gran educación que me siento muy afortunado de haber recibido. Roger, el jefe, es para mí como un padre, de hecho representa para mí más que mi verdadero padre, y me enseñó tanto sobre música como sobre la vida y las personas. La tienda fue una de las últimas de este tipo, una suerte de centro social al que la gente iba a encontrarse, a formar bandas, a quedar y escuchar los últimos lanzamientos.

¿Qué recuerdos tienes de la comunidad musical de Bristol en aquellos primeros años de la década de los 90?
Bueno, de hecho no es que se pareciese mucho a una comunidad, había muy pocos locales de conciertos, especialmente si eras una joven banda que estaba arrancando. Había nombres legendarios: Paul Horlick, que ahora dirige el sello Invada junto a Geoff Barrow, tenía un pequeño estudio en el que las bandas noveles íbamos a grabar nuestras demos; trabajé allí como técnico durante un tiempo. Paul también hacía sesiones como DJ en las que pinchaba todo tipo de música extraña y maravillosa, y más tarde montó un pequeño sello llamado Swarfinger que publicaba temas y discos de músicos de Bristol. Pero al margen de cosas de ese estilo no recuerdo aquello como una comunidad. Estaba el Dug Out Club, que era donde se reunían Tricky, Massive Attack y Portishead, pero yo era demasiado joven entonces para mezclarme con aquella escena. También había algunas noches de dub salvaje donde uno podía salir con dolor de estómago por los graves del bajo. La cuestión es que cuando creces en medio de eso piensas que es algo normal y que existe algo parecido en todas partes. En realidad hasta que Massive / Tricky / Portishead se hicieron realmente grandes no se puso a Bristol en el mapa musicalmente hablando, a pesar de que en el pasado hubo bandas tan injustamente minusvaloradas como The Pop Group.
Bristol era famoso por lo complicado que era montar conciertos. Ric King, el autor de “Original Rockers”, llegó a Bristol cargado de entusiasmo y empezó un sello diminuto llamado Planet que publicó referencias de Movietone y Crescent, entre otras bandas, y organizó conciertos. Él fue quien trajo por primera vez a Palace, Smog, Tortoise o Stereolab a Bristol, pero casi se arruina en el proceso porque la gente no era tan entusiasta como él ni estaba tan dispuesta a escuchar nueva música.

Desde muy joven declaraste tu amor incondicional por diferentes tipos de música. ¿Era precisamente The Third Eye Foundation el resultado de ese consumo masivo de sonidos completamente diferentes entre sí?
Sí, exactamente. Escuchaba música de diferentes partes del mundo al mismo tiempo que trip hop, el jungle estaba arrancando y era un momento muy interesante para los que amamos la música, así que finalmente pedí prestado el equipo para empezar a hacer aquello con lo que estaba obsesionado. Como la mayoría de los músicas que empiezan trabajaba sin parámetros: “Semtex” se grabó en un cuatro pistas con una caja de ritmos , “Ghost” con un sampler muy muy básico y fue sólo a partir de “You Guys Kill Me” que conseguí tener mi propio equipo.

A partir de tu segundo disco “Ghost” llama la atención el tono irónico de algunos títulos: “In Bristol With A Pistol”; “I’ve Seen The Light And Its Dark”, “Fear Of A Wack Planet”,... Sin embargo tengo la sensación de que “Semtex” tenía un tono mucho más trágico y enfadado. ¿Cuáles son las sensaciones que asocias “Semtex”?
Era mi primer disco y estaba muy metido en la música etérea de Seefeel, los primeros discos de Warp y todavía era un gran fan de My Bloody Valentine. El título del disco, “Semtex”, era en realidad una broma a cuenta de la idea de que era plástico y explosivo. “Onece When I Was An Indian” es una referencia a Love, el grupo. “Dream On His Fingers” se refiere a una de mis bandas favoritas de siempre, Corpses As Bedmates (que luego se cambiarían el nombre a Venus Handcuffs), y de hecho en “Ghost” titulo un tema con ese mismo nombre. Más o menos en la época de “Ghost” me doy cuenta de que no to tengo que tomármelo todo tan en serio: los títulos eran la única manera de reflejar con palabras mi personalidad, y aunque hacía música oscura también me gustaba reír y bromear con las palabras. Era una manera de burlarme de mi propia tendencia a la oscuridad, porque la mejor manera de enfrentarte a la pena es riéndote de ella.

En el número de agosto de la revista británica The Wire se incluía un artículo a propósito del retorno de The Flying Saucer Attack en el que precisamente se hablaba de aquella escena de la que formabas parte junto a grupos como Movietone o Crescent a los que el periodista, Joseph Stannard, califica como unas de las grandes bandas que ha dado Gran Bretaña que aún no han sido descubiertas. Sin embargo tengo la sensación de que hubo otros proyectos en aquella escena, mismamente Foehn, mucho menos conocidos y pendientes de reivindicación.
Efectivamente, de muchos de aquellos proyectos nunca se escuchó hablar, como es el caso de Foehn, que posiblemente sea mi favorito, pero también otros como Bronnt Industries Kapital o Balky Mule. Por desgracia ni ellos ni Movietone y Crescent buscaron trascender, por razones que sólo ellos te podrán explicar. Movietone y Crescent de hecho tuvieron más oportunidades que la mayoría, pero las desperdiciaron y al final terminaron atrapados por el “mundo real” y por una serie de parones.

En estos veinte años que han pasado desde la publicación del primer disco obviamente has experimentado muchas cosas, en lo personal y en lo musical. Echando la vista atrás a 1996, ¿que qué manera ha cambiado tu relación con la música en este tiempo?
Sí, es mucho tiempo pero a la vez parece que fue ayer que me recuerdo medio loco metido en una okupa apestosa, grabando y mezclando durante horas. Obviamente después de 20 años estudiando música (a mi manera, nunca he cursado estudios musicales a la manera clásica más allá de las clases en el colegio, que por cierto odiaba) mi relación con ella ha cambiado. Es diferente cuando escucho música porque ahora inevitablemente la analizo, puedo decirte cómo se hizo y dónde se colocaron los micros, los efectos que se han utilizado y hasta la motivación de los músicos y los cantantes. Es casi un trabajo para mí, pero lo que nunca ha cambiado es el amor y el respeto que siento por la música. Es un arma maravillosa para los humanos. No sólo podemos comunicar directamente nuestras emociones a la gente que no habla nuestro mismo idioma o cultura o que incluso ni siquiera ha nacido todavía, sino que tiene unas propiedades curativas alucinantes y puede ayudar en de varias formar en caso de que sufras depresión y otras enfermedades mentales e incluso físicas. La música es ese espacio en el que se encuentran los números y lo espiritual, donde dios y la ciencia es lo mismo. El sonido puede curar, destruir, hacerte sentir alucinaciones, usarse como pesticida, traer la alegría, la tristeza, hacerte bailar o llorar. Los planetas y el universo cantan nuestras canciones. La música de muestra que cada ser humano, no importa cuándo o dónde haya nacido, ha sentido todo el rango de emociones que los seres humanos podemos llegar a demostrar: alegría, pérdida, tristeza, ira, pena. Si amas la música es imposible que seas racista porque entiendes que en realidad todos somos uno.

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