"Poch tenía más claras las cosas que lo que su comportamiento demencial hacía suponer"
Especiales / Derribos Arias

"Poch tenía más claras las cosas que lo que su comportamiento demencial hacía suponer"

Luis J. Menéndez — 02-02-2016
Fotografía — Edi Clavo

Casi desde la primera página dejas claro que tu forma de aproximarte a Derribos Arias y su música fue desde la distancia, que viviste desde Orense su nacimiento y desarrollo como banda . ¿Crees que eso condiciona de alguna manera el relato que ofrece “Licencia para aberrar”?
Supongo que para bien y para mal. Por un lado, nunca pude verlos en directo ni acercarme a ellos en persona. Por otro, las actuaciones que vi por televisión y oí por la radio siempre fueron muy buenas, muy serias y centradas, contra lo que se leía en su momento de la cacofonía y descontrol de algunas de ellas. Además, todos los que los conocieron me fueron contando más o menos lo mismo, anécdotas más o menos simpáticas de Poch, su bonhomía, generosidad y capacidad de crear caos a su alrededor. Al no vivirlo en persona, pude tener una visión más distanciada, algo diferente a la habitual, creo.

¿ Y cuáles han sido entonces las principales dificultades que has encontrado a la hora de enfrentarte a la escritura del libro?
La primera, la estructura. La vida del grupo, sobre todo en su vida previa como La Banda sin Futuro, es muy enrevesada, con Poch compartiendo varios grupos a la vez (Ejecutivos Agresivos, el inicio de Derribos Arias, un breve paso por Alaska y los Pegamoides), y moviéndose entre San Sebastián, Madrid, Huesca y hasta Barcelona. Al final me decidí por forzar un poco el orden cronológico y creo que ha quedado bastante claro. La labor de hemeroteca la tenía bastante bien cubierta, pues a lo largo de muchos años fui recopilando todo lo que en

¿ Y cuáles han sido entonces las principales dificultades que has encontrado a la hora de enfrentarte a la escritura del libro?
La primera, la estructura. La vida del grupo, sobre todo en su vida previa como La Banda sin Futuro, es muy enrevesada, con Poch compartiendo varios grupos a la vez (Ejecutivos Agresivos, el inicio de Derribos Arias, un breve paso por Alaska y los Pegamoides), y moviéndose entre San Sebastián, Madrid, Huesca y hasta Barcelona. Al final me decidí por forzar un poco el orden cronológico y creo que ha quedado bastante claro. La labor de hemeroteca la tenía bastante bien cubierta, pues a lo largo de muchos años fui recopilando todo lo que encontraba sobre el grupo, aunque amigos y cómplices me ayudaron a completarla con fanzines y periódicos de fuera de Madrid. Era importante, porque aunque contacté con todos los miembros del grupo, no había otra manera de “hablar” con Poch.

"Todos los que conocieron a Poch hablan de su bonhomía, generosidad y capacidad de crear caos a su alrededor"

¿Ha habido alguna “voz” que por el motivo que sea no aparece o no tiene toda la presencia en el relato que te hubiera gustado?
Me hubiera gustado sobre todo poder contar con Iñaki Fernández de Glutamato Ye-Ye, muy cercano al grupo y a Poch, pero nunca respondió a mis mensajes. Quizá también Almodóvar, que llegó a actuar con el grupo y contó con Poch para sus primeras películas y un corto para La Edad de Oro. Al final no me decidí a intentar llegar a él, lo veía demasiado lejos, aunque tal vez debí hacerlo.

En un momento dado del libro explicas que deliberadamente has querido huir de la enumeración de anécdotas sobre Poch. ¿Qué tipo de historia tenías en mente contar? ¿Tenías alguna otra biografía que te sirviera de modelo?
Tenía modelos de cómo no quería contarla. No quería una descripción minuciosa de su vida, primero, porque no contaba ni con el tiempo ni con los medios necesarios para una investigación exhaustiva, y sobre todo, porque me aburren las biografías en las que se cuenta el día a día del biografiado con pelos y señales. Preferí dar una visión general en la que la música y las circunstancias que los rodeaban fueran protagonistas. Inevitablemente, hay anécdotas increíbles, muchas de ellas contadas en papel por primera vez, pero no son el centro de atención. Sin querer compararme, leí "Correr" de Jean Echenoz durante la escritura, y me gustó su manera de contar la vida de Zatopek con brevedad, sin pretender una biografía total, valiéndose de la hemeroteca e intentando descubrir la esencia de un personaje que no conoció. Mi pretensión última, no sé si vana, era que “Licencia para aberrar” se pudiera leer como algo más que un libro de música, no sólo como un texto destinado a los fans o cercanos al grupo.

Después de escribir este libro, de haber hablado con mucha gente cercana ¿hasta donde crees que conocemos hoy al “verdadero” Poch? ¿Está inevitablemente condenado a ser un personaje?
La verdad es que no se exponía demasiado en las letras. Es cierto que algunas que parecían descabelladas contaban parte de su vida, pero por lo general no eran confesionales. El libro intenta hacer ver que Poch tenía más claras las cosas que lo que su comportamiento demencial hacía suponer, tanto en lo musical como en su vida, que su extravagante fachada escondía algo más, que había un cierto método en el caos. De todas maneras, no pretendo pasar por lo que no soy, no puedo presumir de descubrir un nuevo Poch sin haber cruzado una palabra con él.

Aunque lo comentas en el libro, me gustaría conocer de forma un poco más informal cuál es tu opinión sobre cómo ha envejecido el legado de Derribos Arias.
Yo creo que a pesar de los años pasados, gran parte de la música de Derribos Arias aguanta perfectamente el paso del tiempo, más aún cuando en el continuo revival que vivimos el sonido del afterpunk está muy presente. Nunca cayeron en la producciones típicas de los 80, no tuvieron tiempo, y los primeros singles y buena parte del LP siguen sonando extraños y atractivos, difíciles de comparar tanto con sus contemporáneos como con sus antecedentes.

En el libro reflejas diferentes puntos de vista periodísticos de la época, casi todos bastante extremos en un sentido u otro. ¿Crees que con el tiempo se ha alcanzado un consenso general sobre lo que significaron Derribos Arias?
En su momento fueron muy bien recibidos, la crítica los trató en general con deferencia hasta que llegaron los palos a los discos de Poch en solitario. También es verdad que quizá no cumplieron lo que muchos esperaban de ellos, no grabaron ese disco definitivo que prometían sus primeros singles. Creo que han quedado como un grupo de culto, muy querido y mencionado por los que de verdad se implicaron en aquella ola de primeros grupos independientes, pero poco conocido por el gran público que llegó después.

¿Y crees que esto mismo ocurre también con la etapa en solitario de Poch o por contra sigue pendiente de revisión?  Bueno, su primer disco, “Poch se ha vuelto a equivocar” tiene muy poco que revisar, ni las canciones ni el sonido están a la altura de Derribos Arias. Sin embargo, a pesar de que en su día yo mismo desprecié “Nuevos sistemas para viajar”, es un disco muy recuperable, quizá el más personal de su carrera, y en el que deja ver más claramente sus obsesiones. No es un disco amable, es más bien oscuro y triste, pero está muy bien arropado por la producción de Juan Verdera. Además contiene “Un poco shiego”, una de las mejores canciones de su carrera.

"No comparto esa teoría de la conspiración que parece reducir toda la actividad musical de los 80 a un invento para desmovilizar e idiotizar a la juventud"

En los últimos tiempos parece haber un empeño en reescribir la historia de la música de los 80 en España desde un punto de vista crítico. Me gustaría saber si también has percibido esa ruptura en los entrevistados que vivieron aquellos años, entre los que guardan un buen recuerdo y quienes apuntan a los 80’s y 90’s el polvo que trajo los actuales lodos, en la línea de esas revisiones a cuenta de la Cultura de la Transición.
La mayoría de los entrevistados estaban presentes en el ambiente musical desde antes de que la palabra "Movida" pasara a convertirse en habitual. Todos coinciden en que fue un movimiento de abajo a arriba dominado por el entusiasmo y las ganas de hacer algo diferente a lo que se hacía en los años 70, aunque algunas de sus raíces estuvieran precisamente en la parte más subterránea de esa década. Como ellos, yo tampoco comparto esa especie de teoría de la conspiración que parece reducir toda esta actividad a un invento para desmovilizar e idiotizar a la juventud. Es cierto que muy pronto, a partir de la mitad de la década, el poder político y el mercado discográfico desnaturalizaron la explosión creativa de los primeros años y lo redujeron todo a un asunto de éxito y dinero, pero eso no le quita ningún valor a lo surgido de aquel impulso inicial.

Me gustaría también conocer tu opinión sobre el fenómeno de la Movida, lo que significó y en qué coincide y en qué se aleja de lo que cuenta la Historia oficial.
Hay libros recientes que parecen culpar a la Movida de todos los males del país. La cosa no fue para tanto. Enlazando con la pregunta anterior, es verdad que en la segunda mitad de la década, como decía Francisco Casavella, “nunca este país fue tan hortera, nunca gente tan joven se vendió tan barato (como si el partido en el poder fuera un auténtico modelo de conducta) y nunca se fue tan frívolo en el uso del «Donde dije digo, digo Diego»”, pero eso es algo inherente a todos los movimientos o escenas juveniles que en sus inicios supusieron una ruptura. Luego vienen los advenedizos, la gente mayor, la mercantilización, la tontería intelectualoide y la falta de escrúpulos. Eso es lo que se recuerda como Movida, pero no es toda la verdad. Por ejemplo, nadie, o casi nadie nombra a Derribos Arias cuando se habla de la Movida, y es fácil ver a personajes como Sabina, Mecano o hasta Antonio Flores, que no tuvieron nada que ver en el asunto.

Por último, Munster recuperó las grabaciones de Derribos hace ya casi tres lustros. El material de Poch, hasta donde sé, nunca conoció reedición alguna. ¿Sabes si hay algún proyecto de recuperación de material del tipo que sea del grupo o de sus proyectos satélite?
Es muy difícil. Las grabaciones oficiales de Derribos Arias caben en un CD y son fáciles de conseguir. Lo que en un país más o menos normal se hubiera recuperado hace tiempo son las que hicieron en la radio y televisión públicas, como se hace con las Peel Sessions y otro material de la BBC. En muchos casos son versiones superiores a las oficiales, pero esos archivos parecen intocables. No se sabe bien en que condiciones están guardados, si lo están, y el precio es tan grande que no hay compañía que pueda permitirse editarlo.

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