Lost Domain

Es habitual que, antes o después, los vocalistas encuentren esa motivación necesaria para publicar disco al margen de su banda original. Tras dos décadas al frente de Ash, Tim Wheeler debuta en solitario con un álbum temático, prácticamente conceptual, inspirado por el proceso acontecido entre la enfermedad degenerativa y posterior fallecimiento de su padre.

En contra de lo que cabría esperar ante tales circunstancias, el norirlandés evita concretar la experiencia en un álbum intimista y desnudo, decantándose a cambio por amparar sentimientos entre una generosa y elegante instrumentación capaz de soportar todo el peso emocional de las canciones. El proceso revela una obra estremecedora, con un narrador tremendamente consciente que encuentra complicidad en la honestidad, repartiendo protagonismo entre la belleza de su propia voz y una cuidada orquestación de corte clásico.

“Lost Domain” se abre con una preciosa pieza instrumental de tinte melancólico como “Snow In Nara”, para a continuación dar paso a composiciones de creíble épica y amplio calado del tipo de “End Of An Era”, la propia “Lost Domain”, “Do You Ever Think Of Me?”, “First Sign Of Spring” o “Vigil”. Igual de impactantes se presentan los diez minutos de “Medicine” o la bellísima delicadeza de “Monsoon”, indisimulado epitafio de un conjunto siempre conexo y sentido.

La ópera prima de Wheeler no es sino el relato emotivo, apasionado y realista de un viaje con desenlace conocido, que incluye inevitables paradas en el dolor, la aceptación y el aprendizaje. Un elepé firmado por un artista alejado de la vanguardia, que sin embargo completa una de las entregas más devastadora en contenido y mejor cuidada en forma de esta temporada que va llegando a su fin.