¿Te gusta conducir?
Entrevistas / Richie Hawtin

¿Te gusta conducir?

Enrique Peñas — 17-01-2006
Fotografía — Archivo

Primero fue “Decks, EFX & 909”, con las baterías y los efectos como protagonistas; “Closer To The Edit” exploró las posibilidades de los loops; y ahora “Transitions” (Mute/Virgin), la tercera entrega de Richie Hawtin como DE9 -y su primer trabajo tras haberse mudado a Berlín-, se vale del uso de avances tecnológicos como Ableton Live o DigiDesign Protool para definir al Dj de los próximos años.

Héroe techno y padre del minimalismo, Richie Hawtin se adentra de nuevo en el trabajo del Dj con “Transitions”, un álbum que no es una sesión al uso, empezando por el formato: un DVD de más de hora y media en el que se suceden veintiocho reconstrucciones a partir de las temas de otros artistas, en ocasiones mezclando hasta diez cortes; el canadiense añade a las coordenadas habituales (espacio y tiempo) una tercera dimensión (profundidad), con la que amplificar resultados (especialmente en la versión 5.1 Dolby Surround), aunque para equipos modestos la edición incluye una versión reducida en compacto (setenta y cinco minutos) de estas transiciones. “Mi música siempre ha tenido que ver con la tecnología, es parte de la inspiración. Me pregunto qué podía hacer hace dos o tres años y qué puedo hacer ahora. Hay gente para la que esto es lo más importante, pero yo trato de buscar el equilibrio entre hombre y máquina, técnica y creatividad. No puedo perder ese objetivo, porque si te centras únicamente en la tecnología deja de ser interesante”. Hawtin, que también prepara nuevo material como Plastikman, se pone en la piel de DE9 para indagar en la evolución del Dj, partiendo de la base de que su actividad no puede limitarse a una simple sumatoria de discos de otros.

"Yo trato de buscar el equilibrio entre hombre y máquina, técnica y creatividad"

“La idea básica de los trabajos como DE9 es buscar, explorar: intentar saber hacia dónde va el trabajo del Dj, y encontrar en la tecnología una ayuda para crear algo que la gente no hubiera escuchado antes. Hay Dj´s que ponen un disco, luego otro, otro más, y las transiciones siempre tienen que ver con el cambio de un tema a otro. Y en este álbum la transición es de sonido a sonido, de un momento al siguiente. La idea de ´Transitions´ es la de algo que siempre se está construyendo. Hace veinte años, los Dj´s empezaron a pinchar mezclando dos discos, intentando crear algo que fuera mejor que la suma de esas dos partes. Ahora, Ableton y otras tecnologías permiten llevar ese camino mucho más allá, de modo que puedes escuchar los diferentes elementos, pero unidos configuran algo totalmente diferente. Creo que las cosas irán por ahí…”. Un proceso en el que utiliza más de cien cortes (Pan Sonic, Carl Craig, Maurizio, Slam, Ricardo Villalobos, Alex Under, Matt John, Matthew Dear, Jay Haze, Akiko… nombres consagrados y figuras emergentes, muchas de ellas tuteladas por el maestro canadiense a través de su propio sello, M_nus), tomando melodías, líneas de bajo o un mínimo efecto para montar algo totalmente nuevo. Para quien piense que el Dj no es un creador en sentido estricto, aquí ese supuesto apropiacionismo es llevado al extremo, hasta el punto de que, efectivamente, las composiciones no tienen que ver con lo anterior. Hawtin utiliza primero una analogía con las obras de Andy Warhol y el arte pop; luego sigue en términos automovilísticos. “Piensa en la idea de conducir. Normalmente, si estás en Madrid, como ahora, tu preocupación es ir por una calle, luego por otra, llegar a un cruce, seguir… Esa puede ser una transición, y otra puede ser la de continuar conduciendo, coger una carretera despejada y llegar a Barcelona después de unas horas de viaje. Este disco tiene que ver más con algo como conducir tan deprisa que cuando una cosa ha terminado, otra ya está empezando; Barcelona y Madrid entonces están más cerca, y continúas conduciendo hacia otras ciudades, buscando nuevos destinos”. Sensación de velocidad que no hace que cambie el concepto: menos sigue siendo más; temas como “Minimission” o “Minimal Master” revelan que el trabajo de Hawtin sigue partiendo de esa máxima. “El minimalismo, para mí, es buscar el equilibrio en todas las facetas de la vida: en la música, el arte, en todas y cada una de las situaciones… Cuando creas, para que eso sea verdadero, tiene que ser algo que la gente pueda entender; un exceso de información puede hacer que se pierda, que resulte extraño. Hay que encontrar ese punto medio. Siempre trato de buscar ese equilibrio: la gente pasa mucho tiempo fuera de casa, trabajando, conduciendo, y la música puede ser una buena vía de escape: en ese sentido, estamos ante un entretenimiento, pero también debe ser algo que invite a pensar”. En todo caso, en el libreto del disco Hawtin relativiza cualquier punto de vista posible: “De todas formas, en cualquier circunstancia o situación en que te encuentres escuchando este trabajo, espero que lo disfrutes”. Y cuando “Transitions”, el tema, echa el cierre al álbum con un corte de Underground Ressistance, uno se da cuenta de que ha sido así.

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¿TE GUSTA CONDUCIR?
Entrevistas / Mastretta

¿TE GUSTA CONDUCIR?

Enrique Peñas — 11-12-2001
Fotografía — Archivo

EL NUEVO DISCO DE MASTRETTA (“MÚSICA DE AUTOMÓVIL”, PUBLICADO POR SUBTERFUGE) SUCEDE AL ESPLÉNDIDO “MELODÍAS DE RAYOS X”, A UN EXPERIMENTO IRREPETIBLE COMO “LUNA DE MIEL” Y A LA BANDA SONORA DE “EL SUEÑO DEL CAIMÁN”. AQUÍ, EL COMPOSITOR Y MULTIINSTRUMENTISTA DA UN PASO MÁS EN SU AFÁN POR BUSCAR UN NUEVO LENGUAJE, QUE, EN ESTE CASO, PASA POR LA NECESIDAD DE RECUPERAR EL PLACER DE ESCUCHAR MÚSICA PORQUE SÍ, LEJOS DEL TRATO MARUJIL AL QUE SUELE ESTAR SOMETIDA COMO SIMPLE ACOMPAÑAMIENTO.

En la música de Nacho Mastretta, al margen de la invención, hay mucho de artesanía, de trabajar la pieza hasta conseguir un producto único aunque común, algo de oficio, y esta es una palabra que repite en varias ocasiones a lo largo de nuestra conversación, igual que la necesidad de “no ser autocomplaciente: llevaba mucho tiempo trabajando de la misma manera, en el estudio, con unos samplers y unos instrumentos muy comunes como la marimba, clarinetes, saxo o piano; en este disco quería dar una vuelta a ese concepto”.

“A la hora de la verdad la música es muy poco importante para la gente; se resume en encender la radio y escuchar lo que te pongan, sin ningún tipo de criterio”

Para ello, lo primero que hace es llamar a los músicos con los que ha tocado en directo durante los dos últimos años (Pablo Novoa, Ricardo Moreno y Miguel Maya) –“para mí estaba claro que lo que hacíamos en directo tenía más fuerza que lo que hacía en el estudio, y con ellos la música iba a ganar”-, además de hacerse acompañar del quinteto de cuerda del Joan Valent Ars Ensemble (en cuyo disco ya había colaborado Mastretta en un tema, “Dâdubidât”): “casi no cabíamos en la habitación, en pleno agosto, con cuarenta grados, las ventanas cerradas para que no entrase mucho ruido. Esa forma de grabar luego se nota; además, la chelista acababa de ser madre, y estaba otra amiga cuidando el niño en la habitación de al lado y, claro, cuando lloraba parábamos la grabación”. Como resultado, algo bastante distinto a “Luna de miel” –en cualquier caso, una anécdota en su carrera-, no sólo porque este sea un álbum completamente instrumental (salvo “Música de automóvil”, el tema, cantado por Julieta Venegas), sino porque escapa de la tristeza de su segundo largo. “Cuando di por finalizada la parte de grabación para empezar con las mezclas, no sabía lo que había hecho, no tenía ni idea; “Luna de miel” lo mezcle en dos días y éste me llevó dos meses”. Luego, dista mucho del barroquismo que se podría suponer: es más bien una sucesión de melodías “en las que el artificio pasa totalmente desapercibido”. Y como objetivo la posibilidad de grabar algún día prácticamente en directo: “Me gustaría, pero creo que todavía no estamos preparados. Ese sería el punto ideal de la música, pero es difícil cuando tratas de evolucionar el lenguaje. Podrían pasar quince años y todavía no tendría las cosas claras”. Un lenguaje, decía Mastretta, “que se puede emparentar claramente con el universo de las palabras o de las imágenes; es muy interesante, porque la música instrumental tiene sus claves: uno puede decir negro y otro profundo y otro lluvia, y todos esos elementos están relacionados”. Y si “Luna de miel” era un disco “ensimismado”, éste es todo lo contrario: “de dentro a fuera, descaradamente”. En principio, esto se traduce en que “no hay un solo sampler, ni una marimba o un piano; la parte electrónica es puramente sintética y, aunque yo toco muchos instrumentos, son detalles; el único instrumento que toco todo es disco es el bajo, porque es definitivo en cuanto a composición”. En segundo lugar, Mastretta lucha por hacer de “Música de automóvil” un valor en sí mismo, a pesar de que el título nos remita al easy listening. “A la hora de la verdad, la música es muy poco importante para la gente; se resume en encender la radio y escuchar lo que te pongan, sin ningún tipo de criterio. Y yo trato de que se vuelva a valorar la música instrumental, aunque es un lenguaje que obviamente necesita un esfuerzo de aprendizaje. Y yo veo que la música que hago no puede funcionar como acompañamiento, porque es molesta: continuamente entran elementos que te perturban, hay disonancias... Y en este disco lo he acentuado mucho más. No se puede poner en la consulta de un dentista o en un avión, porque la gente se pondría muy nerviosa. Y por eso creo que tiene mucho sentido lo de música de automóvil, porque en el coche, menos el que va conduciendo, el resto de ocupantes se aburre: una de dos, o están chalando o llega un momento en que se agota la conversación y sólo queda el paisaje y la música”. Vanguardia que se aproxima a la electrónica en el sentido de que ésta “ha sabido aglutinar el camino que le queda a la música: la exploración tímbrica; porque con el ritmo, la armonía y la melodía es muy difícil de avanzar ya”. Una propuesta que tiene sus limitaciones comerciales, pero en la que Mastretta ha encontrado una vía de expresión que inevitablemente lleva al cine (ya ha compuesto la banda sonora para “Asfalto”, “El sueño del caimán”, varios cortos y trabaja en dos largometrajes de cara al año que viene): “Es algo contemporáneo y cambia un poco el estancamiento que tiene la música de cine en general, que es tan deudora de Hollywood”. Composiciones populares para las que tiene una última recomendación: “la mejor manera de escuchar música es sentado y sin hacer otra cosa, pero sé que eso es pedir mucho. En cualquier caso, recomiendo a la gente que lo haga con cualquier disco, no sólo con el mío: sentarse, poner el álbum y no hacer ninguna otra cosa; yo creo que es divertidísimo”.

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