“Las mujeres cargamos con un peso extra, impuesto”
EntrevistasRumia

“Las mujeres cargamos con un peso extra, impuesto”

Abel Olivares — 31-05-2025
Fotografía — Archivo

"Old Enough To Save Myself” (Fluctua, 25) recupera la esencia que Rumia había dejado oculta bajo convencionalismos. En él, la gallega se desnuda emocionalmente al cuestionar concepciones alrededor de la familia y la salud mental, musicando el que ha sido un proceso introspectivo afín a Lana del Rey o Massive Attack.

Separados por quinientos kilómetros, Rumia y yo decidimos dar comienzo a nuestro encuentro virtual. Ella en Madrid, yo en Barcelona, ambos entablamos una conversación en la que, servidor, no tarda ni un segundo en mencionar el soleado Mar Mediterráneo que tiene a diez metros. Provocando su envidia, la idílica imagen se convierte en la excusa perfecta que nos permite empezar a desmenuzar “Old Enough To Save Myself”, reflexivo e ilustrado por un mar oscuro y frío, completamente opuesto al mío. “Si alguien desea encontrarse a sí mismo, o explorarse emocionalmente, que sepa que ‘Old Enough To Save Myself’ está aquí para eso. Es un disco que mira hacia adentro, melancólico, originado en una clarividencia que me hizo comprender que había evitado hablar de cosas que necesitaba contar. Eran temas complicados: salud mental, relaciones familiares… Decidí fluir, observando como me hacía sentir el hecho de abordarlos, hasta que tuve la urgencia de compartir con el mundo lo que me había sucedido a lo largo de los años”.

“No puedo pretender anular mis emociones para agradar a personas que rehúyen de las suyas.

Aunque empezó a abrirse con “Forget Me Not” (22), este segundo álbum le ha brindado la oportunidad de plasmar, sin arrepentimientos, cualquier inquietud atada a la incomodidad o la vergüenza. Engullir nuestras preocupaciones, obviando el hecho que irán royéndonos hasta explotar, nos hace olvidar que al expresarlas podemos librarnos de ellas. “Creo que ha cambiado el planteamiento inicial con el que solía hacer la música. Ahora me pregunto: ¿qué es lo que más vergüenza me da?, y cuento justo eso, porque abrirme servirá para conectar con otras personas siendo más yo y más verdadera”.

Escuchar su trabajo me hizo pensar en aquellas producciones de finales de los noventa, principios de los dos mil, en las que mujeres como Carrie Bradshaw o Bridget Jones se relacionaban con el mundo haciendo de ello su vida. Quise preguntarle hasta qué punto la habían influenciado. “Llevo toda la vida intentando responder incógnitas existenciales. Siempre he sido super introspectiva, de darle mil vueltas a las cosas. Creo que las mujeres cargamos con un peso extra, impuesto. En mi caso tuve que asumir el rol de cuidadora muy temprano. Estar ahí para los demás te cancela porque debes esconder pensamientos rollo: ‘¿Qué pasa si mentalmente no estoy bien?’ Gracias al disco entendí que tenía que ser mi propia salvadora. Nadie puede ir por delante de mi bienestar. Las teleseries me concedieron una evasión placentera propiciando que, artísticamente, me importe más el concepto y la historia, que los posibles hits”.

De bandas sonoras tipo “Buffy, cazavampiros” (97), salieron clásicos trip-hop que quedaron impregnados en su subconsciente. Ahora los reinterpreta en canciones como “Get All The Pain”, la más cruda a nivel lírico. “Define mi voluntad de revivir aquella música pausada que sonaba en la última década del siglo XX”. Asimismo, amoldarla a las tendencias contemporáneas no fue tarea fácil, pero le enorgullece haberlo hecho desmitificando a la familia o abordando la salud mental. “No puedo pretender anular mis emociones para agradar a personas que rehúyen de las suyas. La música y yo tenemos un vínculo inquebrantable, y seguiremos teniéndolo por mucho tiempo”.

 

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