“Nos permitimos cualquier licencia a la hora de hacer una canción”
Entrevistas / Los Mutagenicos

“Nos permitimos cualquier licencia a la hora de hacer una canción”

Kepa Arbizu — 15-08-2019
Fotografía — Archivo

No es condición propia de esta banda riojana, Mutagénicos, mantenerse estáticos en un determinado entorno, por mucho que consideren, con razón, a The Sonics y otros cuantos próceres del garage parte indispensable de su identidad adquirida. Y es que pese a que dicho género ejerce de columna vertebral de su sonido, siempre lo ha hecho desde una perspectiva flexiva, característica que en su nuevo álbum “3” (Sweet Grooves Records, 19) resultará especialmente expansiva, situando más lejos que nunca ese habitual aperturismo musical que en esta ocasión nos traslada hasta estaciones de paso que nos remiten al rhythm and blues, el rock and roll, el punk e incluso los ambientes latinos. Ya que estamos ante un grupo que tanto en su forma como en su fondo se identifica como adicto al cambio, aprovechamos, antes de que llegue una nueva mutación, para hablar con ellos alrededor de su diverso, divertido y pegadizo recién publicado álbum...

"3" es el título de vuestro tercer disco, también el número de componentes que actualmente tiene la banda. Además cuenta con una portada, obra de nuevo de Mikel Echandi, en la que se os muestra con los huesos al aire... Todo parece buscar la reafirmación de lo que sois en esencia actualmente y el momento en el que estáis.

No lo has podido describir mejor…Y el concepto de la portada era que tuviera un toque de calaveras y/o esqueletos, ya que el tema de la muerte está presente en varios temas del disco. Como en los pasados trabajos, nos gusta la idea de utilizar una ilustración en vez de la típica fotografía de tres tiparracos. Como viñeta de comic creo que es muy chula, la verdad...

Musicalmente es vuestro trabajo más variado y heterodoxo, porque si bien nunca habéis sido una banda retro al uso, ahora saltáis del punk a la cumbia pasando por el rock and roll sin ningún problema, ¿llegar hasta este punto ha tenido algo de irse liberando de prejuicios?

No es un tema de liberarse de prejuicios, los prejuicios normalmente solo llevan a ponerte barreras -en todos los aspectos de la vida- que ni a ti mismo te gustan. Se ha tratado de una cuestión de capacidad, ya que Pablo en la batería nos da muchas más alas que cuando estaba yo (Alfredo), por lo que nos podemos permitir el lujo de pasar del swing a la cumbia, o al rock & roll. Ahí está la clave, mente abierta y capacidad de hacer lo que te pide la canción.

Y en una escena tan fiel como es la garagera, ¿sentís que se tiende a “exigir” una cierta fidelidad y “clasicismo” respecto a sus sonidos?

La persona que es fiel, garagera y clásica, igual podría estar un poco decepcionada, pero es muy importante estar tranquilo porque todo va a salir bien... (Risas)

No sentís ninguna presión entonces porque a los más “puristas” un disco así pudiera descuadrarles...

Nos permitimos cualquier licencia a la hora de hacer una canción, si cuadra y nos gusta, va para adelante. No pensamos en si va a gustar o los puristas o a los no puristas, simplemente es nuestra canción. Y es que no se puede tener a todo el mundo contento...

Partisteis siendo un quinteto hasta convertiros ahora en un trío, ¿influye ese adelgazamiento de la formación a la hora de decidir el tipo de temas o de música que componer e interpretar?

Obviamente, cuantos más instrumentos hay, más opciones tienes, pero somos de la opinión de que una canción nuestra debería de funcionar con bajo, guitarra y batería. Luego podemos meter teclados, vientos, sintetizadores, samplers o al quinteto de txalaparta de Madagascar, pero no dejan de ser arreglos. La base es lo que realmente miramos bien para que pueda funcionar en formato trío.

El disco cuenta con colaboraciones de nivel, además de supongo ser el reflejo del respeto y admiración que sentís por esos músicos, ¿también buscan precisamente aportar detalles musicales más allá de los que pueda ofrecer un trío?

Por supuesto, los detalles en el disco son muy importantes, y en este caso los han aportado Dani Niño, de Los Saxos del Averno, con unos saxos barítonos excepcionales, Miguel Pérez “Mitch”, que nos acompañó con unos pianos vertiginosos, y J. Luis Ouro, con su brillante locución en “Muerte Marte”. Realmente le dan otra dimensión al disco, si bien, en directo también funcionan todos los temas en formato trío.

¿Y como nace esa decisión de adaptar a vuestro entorno esa idea al estilo de “La Guerra de los Mundos” en el tema final “Muerte Marte”?

Durante la grabación, en Casa Mabe, sufrimos un sueño grupal en el que hicimos un viaje cósmico donde se escuchaba una voz conocida, era la de José Luis Ouro, en la que nos anunciaba un ataque marciano. Así que al despertar, decidimos ponerle música.

Pese a que uno de vuestros ingredientes es la búsqueda de la diversión, en las letras de este disco tocáis temas dignos de ser escuchados, como referencias a la religión o a la forma de entender la música en la actualidad. ¿La diversión no está reñida con querer contar cosas más serias?

Es lo que tiene hacer canciones, que según te pillen, hablas de que te quieres pegar un fiestón épico, de lo idiota que podemos llegar a ser los humanos, de un robot que escucha Siglo XXI de Radio 3 o de lo retrógradas que pueden ser las distintas religiones. Particularmente no me gustaría ser un grupo reivindicativo, porque estaría todo el día de mala hostia, por eso en el grupo solemos hacer canciones con aires divertidos, aunque tratemos temas que nos enojan.

En “Menos mal” por ejemplo sois muy claros a la hora de mostrar vuestro enfado y descontento con la forma actual de escuchar y entender la música..

Son opiniones, con una buena carga de decepción/mosqueo, sobre cosas como que, para los más jóvenes, el concepto de disco se ha perdido, ya no lo necesitan físicamente, ni saben qué portada trae, ni qué músicos han colaborado, ni cómo se ha grabado, ni siquiera tienen que pagar por él. Aunque, como todo el resto de opiniones, son dúctiles y maleables y se les puede dar forma de supositorio para ser administradas a su autor por la vía oportuna… Pataletas de cuarentones, sin más, eso es “Menos mal”...

Habéis grabado de nuevo junto a David Garrido en Casa Mabe, unos estudios en plena sierra riojana, ¿cómo es la experiencia?

Imagínatelo: Una casa rural de piedra preciosa, con chimenea, todo montado en el salón y un estudio portátil preparado. A través de la ventana se ven copos de nieve que cuajan en el jardín, café, algún pitillo mágico y unas sonrisas en nuestros rostros que adelantan un repertorio con ganas de ser grabado. David Garrido a los mandos sacando lo mejor de sí a las canciones. Sí, fuimos a hacer un trabajo un fin de semana y quedamos muy contentos.

No sé si el nombre de vuestro grupo ha sido premonitorio o ya sabíais de vuestro carácter y vuestra querencia por los cambios, pero sea como sea la banda ha ido mutando constantemente, no ya solo en forma sino también en fondo…

Pues mira, sinceramente, empezamos cinco amigos a tocar canciones, nos bautizamos así; el primer concierto lo dimos en Logroño, el segundo en Pamplona y al año siguiente estábamos yendo a Londres a tocar. Así que como ves, nuestra evolución ha sido producto del azar, algunos miembros han dejado el grupo por razones laborales, o por irse a vivir a otros sitios.

El primer disco lo grabamos esos cinco, para el segundo estábamos cuatro y en este tercero ya solo quedamos tres... Quién sabe si para el cuarto quedarán dos, o a lo mejor formamos una big band, algo improbable, porque sale muy caro.. (risas)

También habéis ido transformando esa mayoría de temas instrumentales por composiciones con texto, ¿al final resulta inevitable la necesidad de contar cosas más allá de lo meramente instrumental?

Sí, es otra cosa que ha ido cambiando, al principio nadie quería cantar y tiramos más por instrumentales, aunque no al cien por cien. La ventaja era que si te pegabas un fiestón el día anterior al bolo te daba igual cómo tuvieras la voz (risas). En realidad no ha sido una decisión, simplemente ahora salen más temas con letra, pero nos flipa la música instrumental, no solo el surf, y por eso siempre sale alguna que no precisa letra. Solo unos pocos las valoran, pero muchas veces transmiten unas sensaciones diferentes a las que habría si hay alguien cantando y se perderían.

La música que suele oír la gente joven y los adolescentes es radicalmente opuesta, letra interminable hablando de miserias varias o egocentrismos y nada o poca música, solo un ritmo de charles sampleado, no hay nada orgánico, hasta la voz va pasada por el auto-tune, ese invento…

¿Y tenéis la sensación de que va a ser inevitable seguir haciendo caso al nombre del grupo y continuar mutando o creéis que este es el buen camino y definitivo?

Mientras sigamos vivos, la “mutagenia” será un factor importante para nuestra música, estamos en constante cambio, pero tampoco sabemos hacer de todo, nos quedamos con lo que nos gusta..

El viernes 23 de agosto, el trío riojano actuará junto a Los Chicos en la sala Azkena de Bilbao dentro de la programación de conciertos "Unbelievable Nights" que se celebra durante la Aste Nagusia. Más info aquí .

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