La apertura del festival será en Barcelona, el 29 de mayo en la Sala Razzmatazz, con el concierto de Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado y Buitres. Al día siguiente, 30 de mayo, la fiesta se desatará en el Poble Espanyol con Los Fabulosos Cadillacs, 2 Minutos, Estelares y Los Tipitos. En Mallorca y Madrid la cita será el 31 de mayo y 1 de junio respectivamente y las seis bandas harán su presentación cada uno de los días.
El rock argentino postdictatorial se convirtió en un salvavidas. Una herramienta de resistencia y orgullo generacional que, guitarra en mano, ayudó a derribar el silencio impuesto por el terror. Entre todos los grupos que emergieron en aquel nuevo paisaje democrático, Los Fabulosos Cadillacs escribieron uno de los capítulos más emblemáticos del rock nacional. Su estilo, tan propio como inclasificable, fue tomando forma a lo largo de los años: una mezcla de géneros, ritmos y sonoridades que, lejos de limitarse a etiquetas, abrazaba la riqueza cultural de todo un continente.
Cuatro décadas después de su fundación en 1984, la banda celebra su trayectoria con una nueva gira internacional que incluye varias paradas en España. Y quién sabe, quizás también con nuevo material en el horizonte.
Enhorabuena por este aniversario, Flavio. ¿Cómo estáis viviendo este momento?
Estamos muy contentos. Era impensable imaginarlo. Recuerdo que con Vicentico decíamos: “¿Qué haremos cuando tengamos cuarenta y cinco años?”... y ahora ya tenemos sesenta. Seguimos tocando y siendo convocantes, eso es un privilegio. No hay estrategia de marketing que logre eso. Es algo que sucede y se agradece. Somos una banda de la vieja escuela: el eje principal es tocar. Tenemos una excelente crew de luces, sonido y visuales, pero es accesorio. Lo nuestro es tracción a sangre. En lo personal, me gusta terminar roto y cansado muscularmente, pero feliz y alegre de haber tocado. Particularmente le pongo mucho físico al show y ojalá así siga siendo.
"En estos cuarenta años hubo un impasse, sí, pero jamás, y estamos orgullosos de eso, jamás dijimos que nos separábamos"
¿Qué esperáis de este reencuentro con el público?
Muy contentos de ir a Europa. Felices de volver a España, a la Madre Patria, y luego seguir por Francia, Alemania, donde nunca habíamos ido, y Londres, que hemos tocado poco allí y siempre es lindo. Mira, yo podría tocar en cualquier formato de escenario, grande, chico, porque para mí tocar es como el aire que respiro. Pero que todavía haya convocatoria, que la asistencia sea grande, eso es un privilegio. Cuando arrancamos en el 84 vivíamos el presente. Jamás nos planteamos objetivos, porque en el arte trazarse metas concretas a veces no funciona. Lo nuestro fue siempre disfrutar del momento. Gozamos cada concierto: para cincuenta personas, para cien, para mil o para miles. Fuera de Los Cadillacs también toco con otros proyectos, en escenarios más pequeños, y lo vivo igual. Tocar ante todo.
Aunque vuestra propuesta siempre ha sido difícil de encasillar, ¿imaginasteis que ibais a formar parte de uno de los capítulos más importantes del rock argentino?
Cuando uno incursiona en varios estilos, no quiere decir que practique cada uno de ellos como si fuera un especialista. No puedes hacer salsa, ska, reggae, jazz, punk, hardcore y milonga como si fueras un músico de cada uno de esos géneros. Lo que sí puedes hacer es tomar todos esos estilos como influencias, como matices que se integran a tu forma de tocar. Y ahí toda esa mezcolanza multiestilística se transforma en un estilo propio.
Los estilos son matices. Es como un artista plástico, no dice: “pinto en rojo” o “en azul”. Usa todos los colores que necesite para terminar su obra. Con Los Cadillacs pasa eso. ¿Y por qué somos así? Porque nuestras influencias lo son: desde The Clash hasta la música maravillosa de Latinoamérica, con todos sus colores.
Siempre me ha interesado vuestro acercamiento a la cultura anglosajona, algo que en aquellos años no era precisamente común en el panorama musical argentino post dictadura.
Somos argentinos, y como todo joven rockero de la generación de los ochenta y los noventa, nos agarró en la edad justa para vibrar con el rock. Teníamos veinte años y eso hizo que, antes de ser músicos, fuimos, y seguimos siendo, fans de la música. El mundo musical ofrece una paleta enorme de posibilidades y después el público elige. Vaya uno a saber por qué, pero por esas cuestiones del destino, terminamos fascinados con la New Wave. Esa nueva ola fue una bisagra que rompía con ciertos cánones de los setenta y volvía un poco al formato musical de los cincuenta y sesenta: la canción corta, con estribillos pegadizos, algo más pop. No era lo más común en Argentina. Fuimos pioneros en eso. Siempre hay clichés, claro. A mí me gusta derribar esos clichés. Se decía que en Argentina no se escuchaba ese tipo de música... pero había gente que sí. Nosotros fuimos por ahí: devoción por Madness, The Specials, The Selecter, ese ska en particular. Y sin darnos cuenta, lo mezclamos con ritmos latinoamericanos.
En estos años también hubo una pausa. ¿Cómo se dio el reencuentro?
En estos cuarenta años hubo un impasse, sí, pero jamás, y estamos orgullosos de eso, jamás dijimos que nos separábamos. Nunca fue una separación. Lo único que anunciamos fue que haríamos un parón. Desde el 84 hasta ese momento habíamos tocado sin parar, y sentíamos que necesitábamos una pausa artística. Lo que no sabíamos era cuánto tiempo nos iba a llevar ... ¿Dos, tres, cuatro años? Bueno, al final creo que fueron seis. Cuando nos volvimos a juntar fue realmente un reencuentro, un descanso para volver a salir con todo.
“La Salvación de Solo y Juan” (2016) fue vuestro último disco con canciones nuevas. ¿Tenéis pensado publicar nuevo material?
Ese álbum tiene una característica que hay que destacar: es una ópera rock, un drama existencial entre dos hermanos, con un inicio, un nudo y un final. Las canciones están completamente ligadas a esa historia. Un álbum absolutamente conceptual, atado a un hilo argumental que tranquilamente algún día podría llevarse al cine o al teatro. Y la verdad, estamos muy orgullosos de ese trabajo. Con respecto a temas nuevos... sí, claro, siempre. Yo, que soy uno de los compositores de la mayoría de las canciones, estoy siempre componiendo, y mis compañeros también. Tenemos ganas de hacer algo nuevo. ¿Por qué? Principalmente porque nos gusta estar juntos, nos gusta tocar en vivo, y sentimos que todavía tenemos mucha tela para cortar.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.