Las vergüenzas de Barcelona al descubierto
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Las vergüenzas de Barcelona al descubierto

Xavi Sánchez Pons — 09-11-2014
Fotografía — Archivo

Documental-denuncia de una fuerza vindicadora, “Cuitat Morta” es todo un fenómeno del boca-oreja en los circuitos cinematográficos alternativos del país, además de obtener premios y reconocimiento de festivales con solera como los de Málaga y San Sebastián. Al habla sus directores, Xavi Artigas y Xapo Ortega.

¿En qué momento entráis en contacto con los hechos del 4F y cuándo decidís poner en marcha la idea de hacer un documental sobre ello?

Desde 2006 estábamos al corriente del caso pero nunca nos implicamos activamente en las distintas campañas que fueron surgiendo. No fue hasta mayo de 2011 que empezamos a plantearnos seriamente la posibilidad de hacer un trabajo en profundidad sobre el 4F. Fue durante la acampada en Plaza Catalunya, lo que más tarde se llamaría el movimiento 15M. Patricia se había suicidado unas 2 semanas antes y el tema estaba muy presente en la plaza, había mucha rabia. Un grupo de gente creamos la Comisión Audiovisual (que posteriormente se llamaría 15Mbcn.tv) y desde allí empezamos a hacer mucho trabajo de investigación periodística sobre casos de represión e impunidad policial (entre muchos otros temas). Unos meses más tarde, salió a la luz, gracias al Setmanari Directa, la coincidencia de los números de placa de los policías que habían participado en el montaje del caso 4F y el caso de Yuri Jardine, el hijo del diplomático que fue torturado en dependencias policiales: los agentes eran los mismos en ambos casos. Allí vimos que no podíamos seguir sin contar esta historia y nos pusimos a trabajar. Nuestra intención era sacar un pequeño reportaje de 20 minutos. El resultado salió a la luz un año y medio más tarde: “Ciutat Morta”, una película de 2 horas.

El documental dura dos horas y los hechos están perfectamente bien explicados, pero de buen seguro que os habéis dejado material por sacar. ¿Cuántas horas de filmación teníais en total? ¿Fue difícil la tarea en la sala de montaje de elegir lo que entraba y lo que no?

Para la investigación del documental hicimos más de 20 entrevistas. Muchas fueron descartadas muy a pesar nuestro, porque si no la película hubiera durado más de 8 horas. En total debemos tener unas 50 horas de material grabadas. La tarea fue extremadamente difícil, ya que no queríamos renunciar a ninguno de los temas importantes en esa historia. No queríamos desvincular el caso de su contexto, es decir, la ciudad en la que eso ocurrió: Barcelona. De ahí la idea de bautizar el documental con el nombre de Ciutat Morta. El concepto sale de un poema de Patricia y al mismo tiempo era la metáfora perfecta para hablar de Barcelona. Tratar el documental desde este prisma dificultó mucho el trabajo, pero al final estamos muy contentos con el resultado.

Además de un documental de denuncia e investigación, “Ciutat Morta” es un bello y sentido homenaje a Patricia Heras. ¿La película nació como un filme de denuncia o primero era la historia de Patricia?

Sí, el documental tiene algo de homenaje a Patricia, la poeta muerta. Y como decía al principio, nacimos como colectivo en un momento en el que había mucha rabia por el suicidio: todos sentíamos que el Estado había matado a Patri. Pero más allá de su figura, Ciutat Morta nace de nuestro activismo y las ganas de narrar la realidad de esta ciudad en la que vivimos. Se trata de una investigación muy rigurosa articulada en forma de denuncia. Patricia es un personaje central en todo eso, pero no el único: tienen el mismo protagonismo los tres otros chicos que pasaron por la cárcel, Rodrigo, Juan y Alex. De todas formas, nos gusta contar siempre que la verdadera protagonista de esta película es la ciudad, Barcelona.

¿Nos podéis comentar el papel que juega Jesús Rodríguez, periodista de la Directa, en “Cuitat Morta”?

Jesús es responsable, junto a otras periodistas del Setmanari Directa, de gran parte de la investigación en la que nosotros nos basamos. Sin ese trabajo previo, hubiera sido imposible realizar esta película. Jesús, además, participó en todo el proceso creativo, como asesor pero también como amigo.

Las capas de cebolla de corrupción institucionalizada (policía, justicia, prensa, sanidad) que relata el documental recuerda un poco a la mostrada en series como “The Wire” pero con el añadido de que lo que contáis vosotros es real y no una ficción. Lo hace todo más terrorífico. ¿Qué se siente al bucear en las cloacas y corruptelas de una ciudad como Barcelona? ¿Rabia, indignación, impotencia…?
 Palabras como rabia, indignación e impotencia se quedan cortas cuando se trabaja en un caso como este, algo que no pasa en un país remoto sino en tu propia ciudad, a gente que son o podrían ser perfectamente tus amigos. Lo que se siente como consecuencia de todo esto es lo que Rodrigo formula tan bien al principio del documental: ganas de venganza. Una venganza no violenta, por supuesto, sino simbólica: la voluntad de hacer justicia histórica, ya que de momento no ha habido justicia institucional.

Durante su visionado, el caso de 4F parece más propio de los primeros años de la dictadura de Franco o de los regímenes como el de Pinochet en Chile, que de una democracia como la española y una ciudad supuestamente moderna y progresista como Barcelona. ¿Cuál creéis que es la solución para hacer justicia y que un caso como este no se vuelva a repetir?

Es tan simple como poner luces y taquígrafos en las dependencias policiales. Eso de entrada. Si vigilas al vigilante las cosas cambian rápidamente: el funcionario se lo piensa dos veces antes de que se le vaya la mano. Luego, dejar de lanzar mensajes de impunidad a los responsables de torturas. Que haya malos tratos en dependencias policiales es algo que probablemente pase en todo el mundo. Que no haya consecuencias es muy de este país. Los pocos policías que llegan a tener condenas por abusos son sistemáticamente indultados: nunca entran en la cárcel. Esto es muy grave porque hay la sensación en los cuerpos policiales de que no les puede pasar nada. Esto queda muy lejos de lo que debería ser una sociedad democrática.

“Cuitat morta” se está convirtiendo en un fenómeno underground gracias al boca oreja y su paso por festivales (Málaga, Donosti, Madrid), en cambio, los mass media y los festivales catalanes apenas se hacen eco de su éxito. ¿Qué es lo que temen del documental?
Imagino que siempre es más incómodo hablar de las injusticias que ocurren en tu propia casa. Un ejemplo: la fantástica película “Lasa eta Zabala” de Pablo Malo ha despertado mucho interés en la prensa catalana. No queremos comparar el brutal asesinato que narra esta película con el caso 4F, pero está claro que los responsables de aquel caso quedan lejos de los despachos del poder en Catalunya. Los responsables policiales, judiciales y políticos del caso 4F, en cambio, aún están en activo y pueden llegar a ser una seria amenaza para aquellos que hagan difusión de nuestra versión de los hechos. Aun así, creemos que estamos rompiendo este cerco.

¿En algún momento habéis recibido amenazas de parte de la gente (policías, jueces, políticos) implicados en el caso 4F y que son nombrados en la película?

De momento no. Con la comunidad que se ha generado alrededor del caso y de la película sería muy torpe por su parte hacerlo.

¿Cómo de difícil es levantar un proyecto como “Ciutat morta”, que nace con cero ayudas más allá de aportaciones particulares (tanto de dinero como de logística y demás) y el esfuerzo de todo el equipo de la productora independiente Metromuster?

No sólo es difícil sino que además es inviable. Sólo se hace posible si hay una inmensa voluntad activista detrás del proyecto. Está claro que si quisiéramos ganar dinero con esto nunca hubiéramos empezado. Nos hemos arruinado, por cierto. La motivación que despierta el querer contar al mundo este tipo de injusticias hace que encuentres tiempo de cualquier lado y que la gente que te rodea esté siempre dispuesta a ayudarte de forma desinteresada. Así se ha hecho la película. Ha sido un proceso muy bonito y hemos ido haciendo una familia que ha contribuido a que mucha gente pueda digerir mejor la tragedia. Con eso nos quedamos.

¿Qué consejo podéis dar a los espectadores que tras ver la película tengan ganas de pasar a la acción y apoyar la causa aún abierta del 4F? ¿Cómo pueden canalizar esa energía y ganas de cambiar las cosas que genera el visionado de “Cuitat morta”?

Es cierto que la película tiende a dejar a los espectadores con un sabor amargo y la sensación de que hay que hacer algo. Que cada uno haga lo que quiera o lo que sepa con eso, no tenemos ninguna fórmula. Lo que sí recomendamos es ser críticos, no creerse los discursos oficiales y no dejar de luchar.

¿Qué planes tenéis después de “Cuitat Morta”?

Estamos investigando sobre torturas e impunidad en los Centros de Internamiento de Extranjeros. Realmente es espeluznante la vulneración de derechos humanos que tiene lugar en estos lugares: uno tiene la sensación de estar viviendo en la Edad Media. Queremos hacer un trabajo en profundidad sobre estos centros y la política de fronteras a nivel Europeo (Frontex) que los acompañan. Queremos centrar la narración en la figura de Idrissa Diallo, un joven subsahariano de 21 años que fue asesinado en el CIE de la Zona Franca de Barcelona en 2012.

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