Su sobresaliente debut en solitario de 2020 se dio de bruces con el desastre pandémico que acabó con el directo. Después llegaron su notable colaboración con Bobby Gillespie “Utopian Ashes” (Sony, 21) y sucesivas apariciones como actriz en películas del nivel de “Anatomía de una caída”, donde ha mostrado unas tablas que remiten a la tradición familiar y conectan con sus orígenes creativos.
La cantante de Savages -que insiste por activa y pasiva en que no hay planes para resucitar la banda- está en el hotel UMusic de Madrid para promocionar su nuevo trabajo. En él se interna sin complejos en el terreno del rock más agresivo, a un paso del metal industrial, o dentro de sus márgenes. Encantadora como siempre, no hay mayor contraste entre la oscuridad visceral de la música que propone y el cálido entusiasmo que le pone a sus entrevistas. Como debe ser.
Cinco años parece mucho tiempo, aunque de por medio estuvo la pandemia, después sacaste el disco con Bobby Gillespie y has hecho otras cosas.
Sí. Bueno, estuvo el disco con Bobby. También hice varias películas y giré teloneando a distintas bandas en Europa y América: Depeche Mode, IDLES, Queens of Stone Age, Garbage…Giramos mucho, pero es verdad que en cierto momento había que hacer música nueva.
“En el estudio nos pusimos una regla: borrar lo que nos aburriera”
Y estamos ante un disco brutal, que no da respiro. ¿De dónde vino la motivación o inspiración para volver con algo así?
Pues no lo sé. Si lo supiera, iría a ese lugar con más frecuencia (risas). El disco lo hicimos enteramente yo y Johnny Hostile en nuestro estudio. Creo que cuando trabajamos juntos tenemos la tendencia -no sé si siempre, pero sí esta vez- de ser muy radicales, bastante extremos. Él compuso la música y yo hice las letras y las voces, así que ha sido una verdadera colaboración al cincuenta/cincuenta.
Y no sé cómo explicarlo, era el momento de gritar. Durante años me sentí rota por muchas cosas que habían pasado en mi vida. Me da la impresión de que el mundo se está quebrando, pero al mismo tiempo siento que hay esperanza, y la conexión tiene que venir de un grito liberador primario y alegre: ahí lo tienes (se ríe). Cuando giramos con Queens of The Stone Age en Estados Unidos, les conocí. Estaban inspirando mucho a grupos más jóvenes. Me sentí conectada con el público y la energía que me llegaba tenía todo el sentido: ellos pillaban lo que yo hacía, y mi energía casaba con la suya. Es el tipo de público que hace con las manos cuernos diabólicos y después corazones, ese tipo de extremos juntos (risas).
Tiene sentido. ¿Querías esta vez sonar más como un grupo?
En el estudio nos pusimos una regla: borrar lo que nos aburriera. Teníamos que ser muy duros el uno con el otro para seguir esa regla. Y no siempre fue fácil. Aunque la grabación fue muy placentera. Pero es verdad que hicimos el disco con la idea de tocarlo en vivo, y no fue el caso con “To Love Is To Live”. “To Love Is To Live” fue muy colaborativo, y de manera intencional dejamos de pensar en el directo. Se trataba de hacer un disco muy producido, un poco al estilo de Massive Attack, donde tienes distintas voces y una narrativa. Éste es más como un puñetazo en la cara. Es como cuando coges a un amigo por los hombros y le sacudes para despertarle, como la alarma de un despertador.
Dices que lo grabasteis en vuestro estudio. ¿Disfrutas de la parte técnica? Veo que domináis esa faceta.
Sí, lo hicimos todo allí. Es un buen estudio. Somos muy independientes dentro de él. Ni siquiera tenemos asistentes. Lo hacemos todo nosotros. Llevamos muchos años trabajando así. Johnny puede aprenderlo todo y me enseña lo que necesito saber. Y luego yo me grabo sola y él se graba solo. A veces grabo con él, depende de lo que necesite, ya sea batería, guitarra o bajo. Creo que con los años hemos adquirido cierta competencia, llevamos tiempo haciéndolo, le conozco desde hace veinte años. Nos las apañamos bien.
El título del álbum me parece enigmático, se da a distintas interpretaciones. No te voy a pedir que me lo expliques, porque supongo que cada uno tiene que sacar su propio sentido. Pero a grandes rasgos hace referencia a la complejidad de las relaciones humanas que exploras en tus letras.
Sí, supongo que viene de la idea de que haces daño a las personas que quieres más, algo que está en la letra de “Broken Rib”. Es una pregunta alrededor del amor y la violencia, supongo. Y no tengo respuestas. No las sé. ¿Has visto la portada? Es una foto que me sacó Johnny mientras hacíamos el disco. Y resulta que es la primera. Grabamos e hicimos fotos a la vez, en paralelo. Queríamos tener la imagen al mismo tiempo que la música. Los vídeos los hemos dirigido nosotros. Todo lo hemos hecho los dos, básicamente. Tenemos un estudio fotográfico en casa para revelar fotos en blanco y negro y color. Bueno, pues ésta es literalmente la primera foto que salió. Pensamos que era genial porque tiene cierta pureza. A veces no pensar en las cosas te lleva a los mejores resultados.
¿De verdad es la primera que hicisteis?
¿Qué le vamos a hacer? Sí, es como la primera pincelada en una pintura, que tiene algo. Y luego encima pusimos un graffitti con “You Heartbreaker You”. Te voy a contar una pequeña historia: estábamos en Londres mientras hacíamos el disco, estábamos haciendo fotos por la calle, y vimos este coche aparcado que estaba cubierto por una capa fina de cemento. Antes de que se endureciera, alguien había escrito con el dedo: “La estás engañando, cabrón, y está embarazada de tu hijo” (risas). Era divertido, violento y cuestionaba cosas incluso a un nivel filosófico. Me recordó a las pinturas rupestres. Luego descubrí online que hay todo un catálogo de gente con pintadas así en el coche. Así que el tipo se tiene que ir a trabajar con una mujer y “Cabrón” escrito en su coche…Me pareció realmente violento, regresivo, casi prehistórico. Le pedí a un amigo que hiciera lo mismo con mi coche, y luego Brian Roettinger, el diseñador, tuvo la idea de ponerlo en la portada. Para mí resumía realmente bien esta idea de qué hacemos con el amor.
Una pregunta dura…
Lo es.
Escuchando el disco me vinieron a la cabeza “Rid of Me” de PJ Harvey, Nine Inch Nails, incluso algunas de las cosas más extremas del grunge. ¿Tuviste en mente influencias específicas ?
En cuanto a la voz, tuve mucha inspiración de Mike Patton de Faith No More, y Tomahawk, porque es Dios en cuanto a pasar del susurro al grito. Es increíble…
Te iba a preguntar precisamente por ello…ahora que lo dices, se nota esa influencia concreta.
No digo que tenga la misma técnica, pero traté de acercarme. Antes de las tomas vocales solía escucharle. Y luego Jonathan Davis, de Korn, por su nulidad. Creo que es muy interesante cambiar de personaje o perspectiva, me gusta hacer eso con mi voz. Es un juego. Y luego, claro, están los noventa. La capacidad para gritar en una nota aguda de Chino (Moreno) de Deftones. “Out of My Reach” es bastante melódica, y tiene reminiscencias de mi amor por los grupos de guitarras de la época. Va de la agresión a lo melódico, algo que creo que Turnstile hacen ahora muy bien. Es muy buen momento para sacar un disco de guitarras, porque inspira mucho que otros grupos los estén haciendo.
“Es muy buen momento para sacar un disco de guitarras”
También me ha parecido que hay más efectos en tu voz.
Básicamente hay reverb y distorsión. A veces plugins que crean esa sensación de cinta rompiéndose. Cualquier cosa que sonara como si se estuviera rompiendo.
Y me ha dado la impresión de que está más enterrada en la música y las guitarras.
Sí, eso fue intencionado, porque creo que la guitarra es la heroína de este disco. Le pedí a Johnny Hostile que la retomara para componer y también en el escenario, porque creo que es un guitarrista increíble. Cuando compone con guitarra, para mí cambia todo. La guitarra iba a ser esencial en este disco. Hay algo casi de shoegaze, de sonido licuado, pero también riffs muy heavies. En mis notas ponía: Johnny, mañana vas a hacer un riff heavy.
Os vi en Primavera Sound de hace tres años y fue bastante impresionante.
Entonces él tocaba el bajo. Tenía que volver a la guitarra. Incluso físicamente, su pose es muy diferente, y es alucinante.
¿De dónde salió la idea para el vídeo de “Broken Rib”, donde das vida a una oficinista que tiene una crisis en toda regla?
Todo lo que hemos hecho ha ido poco a poco, cositas pequeñas que nos han llevado a otras mayores. No es que empezáramos pensando en hacer un vídeo de alguien que pierde la cabeza en una oficina. Pero de algún modo llegamos ahí. Al principio lo que buscábamos era la representación de ese grito, cuál sería la expresión facial. Si cerraba los ojos no funcionaba, porque estaba como introspectiva. Johnny estaba filmando y yo probaba cosas, y al final nos dimos cuenta de que tenía que ser como cuando los pajaritos abren la boca pidiendo comida, pero nadie acude a alimentarlos. Es una situación de vida o muerte. Es lo que pienso de ese grito. A veces no nos damos cuenta y nos estamos asfixiando en donde estamos. La mejor manera de representar ese grito era así. Es casi como una llamada a Dios, aunque no creo en Dios. Pides ayuda y nadie viene.
Pero el LP termina con una canción que da un respiro, “I See Your Pain".
Es curioso porque a la gente le gusta esa canción por distintas razones. No la analizan del mismo modo. Su significado difiere. Supongo que la canción plantea la cuestión de la empatía, en cómo conectamos o no con las atrocidades del mundo o con los problemas del vecino. Tienes que fabricar esa empatía para tenerla, porque el modo en que estamos hechos, tristemente, apela sólo a tu familia o amigos próximos.
Somos egoístas.
Sí. Y no tenemos la habilidad de involucrarnos en lo de los demás, así que te tienes que educar para sentirte conectado a cosas que suceden al otro lado del mundo. Creo que el arte juega un papel en ello, te hace conectar con otra gente y personas que son distintas. El arte bueno debería hacer eso. Y ése es mi papel. La canción plantea dos sentimientos simultáneos: veo el dolor de los demás pero no puedo meterme en él, y es algo que me molesta. O no quiero hacerlo porque no quiero hundirme contigo. Un amigo vio eso en la canción, por su padre alcohólico y la idea de que en un punto determinado se dio cuenta de que no podía salvarle si él no se salvaba a sí mismo. Pensé que era interesante, no había visto ese aspecto.
En unas semanas volvéis a tocar con Queens of The Stone Age, ¿no?
Sí, en Sheffield. En el Rock and Roll Circus Festival. Van Viagra Boys y otros grupos. Es un mini festival de dos días.
Por lo mucho que les mencionas, entiendo que Queens of The Stone Age es un grupo importante para ti.
Sí, fue la primera banda a la que Savages accedió a telonear. Antes le dijimos que no a un montón de grupos. Entonces no queríamos telonear a nadie. Parece mentira, pero le dijimos que no a Nine Inch Nails. La razón es que no queríamos estar unidas a una generación mayor. Daba la impresión de que el rock era algo apolillado y del pasado, lo cual no es el caso hoy. Entonces se hablaba mucho de la muerte del rock. Y a nosotras, tontamente, nos parecía que podíamos hacerlo todo solas sin ayuda. Josh (Homme) conocía esa reputación. Vino a vernos a un show de Amsterdam, nos recogió después y estuvimos riéndonos toda la noche. Fue una de las mejores noches de mi vida. Y al final nos dijo: ¿vais a telonear a Queens of The Stone Age, verdad?
“Me sentía rota por muchas cosas que habían pasado en mi vida”
Y claro…
Le dijimos que sí. Le debo mucho a Josh. Me ha abierto las puertas de su casa en los Angeles y siempre me ha escuchado y dado consejos. Era responsable del nuevo management que tenía Savages entonces y el mío de ahora, que es también el suyo. Nos ayudó y apoyó. Es uno de los rockeros que creen que las mujeres son líderes en el mundo del rock, y lo cree de veras.
¿Y cómo van a ser los conciertos de esta gira?
Yo quería volver a una formación básica: guitarra, bajo, batería, voz. Y tener la posibilidad de experimentar sobre el escenario, extender algunas partes. No salir al escenario sin saber lo que vas a hacer, pero sí estar en ese terreno al filo en el que no sabes lo que va a pasar, o si lo que haces va a funcionar. Creo que eso mantiene la atención de la gente. Es donde estoy más cómoda.
¿En serio? ¿No es estresante?
Lo que me estresa es cuando todo está cerrado y se repite cada noche exactamente igual. Siento que estoy perdiendo el alma y no sé ni dónde estoy ya. ¿Cuál es mi propósito? Podría hacerlo un holograma. Me encanta crear accidentes sobre el escenario. Me gusta cuando pasan cosas que no estaban planeadas.
Me gustaría terminar preguntándote por tu faceta como actriz. ¿Qué significa para ti en relación a la música?
La disfruto muchísimo. Es verdad que empecé en un momento en el que no podía girar, 2020. El disco había salido, y Jacques Audiard me pidió que actuara en su película (“París Distrito 13”). A partir de ahí salieron muchas oportunidades. Al principio lo vi como una distracción, porque estaba muy dolida con lo que había pasado con “To Love Is to Live”. Era como: “Vale, lo voy a hacer por un tiempo, me permite acceder a mi dolor por un tiempo”. Pero ahora quiero seguir con ello. Sinceramente, también ha sido una fuente de ingresos. Se paga bien, y trabajas con muy buena gente. Es otra forma de ser creativa, y es de donde vengo: mi padre era director de teatro y yo estudié arte dramático. Ahí es donde empecé antes de meterme a fondo con la música.
A fin de cuentas, sobre un escenario también se actúa, ¿no? ¿Qué diferencias encuentras entre ambas formas de expresión?
Bueno, cuando estoy haciendo una película no la dirijo, gracias a Dios, porque es un trabajo durísimo. Trato de encajar en la visión de otro. Es también un trabajo muy colaborativo: un personaje es el vestuario, el peinado, el maquillaje, la visión del director y el diálogo. Eres solo una parte de que sea creíble. Y se disfruta porque no toda la responsabilidad recae sobre tus hombros, sino que te subes al tren. A nivel musical es un poco como la colaboración que hice con Damon Albarn: un tren que se mueve rápido, te subes y disfrutas del viaje. Cuando haces un disco, eres tú quien conduce el tren: tienes que reunir fuerzas para ser capaz de hacerlo.

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