“Esta puede ser la última vez que escriba sobre mi vida amorosa”
Entrevistas / Future Islands

“Esta puede ser la última vez que escriba sobre mi vida amorosa”

Carlos Pérez de Ziriza — 02-02-2024
Fotografía — Frank Hamilton

"People Who Aren’t There Anymore" (4AD/Popstock!) es el séptimo álbum de los norteamericanos Future Islands. Un trabajo declaradamente continuista en lo musical, aferrado a su pop electrónico de alto voltaje sentimental, aunque en lo lírico introduzca el matiz de erigirse en crónica de la ruptura de su vocalista Samuel T. Herring con la actriz y modelo sueca Julia Ragnarsson.

Una de las primeras cosas que me deja claro Samuel es que ahora tiene otra novia. Es un disco, pues, de ruptura, pero también de superación del trance, acontecido en medio de aquella pandemia que sembró tantas líneas divisorias en las vidas de mucha gente. Hablo con él y con el batería Mike Lowry (el guitarrista y bajista Will Cashion y el teclista Gerrit Welmers completan el póker), quienes me atienden a través de la pantalla del PC desde dos pantallitas diferentes porque están en ciudades distintas, algo habitual en ellos desde que viven a miles de kilómetros y Baltimore dejó de ser su casa común.

¿Dónde estáis ahora mismo?
Mike Lowry: Yo estoy en Baltimore.
Samuel T. Herring: Y yo en Nueva Orleans.

¿Vives allí ahora, Samuel?
Samuel T. Herring: Levo ya un año aquí. Siempre estoy yendo de aquí para allá. Soy de donde me pilla (risas).

La última vez que hablé con uno de vosotros fue con Will Cashion, a principios de 2020, y me comentaba que entonces vivías aún en Suecia.
Samuel T. Herring: Sí, estuve allí hasta finales de 2021. Y el año pasado viví colgado de mi maleta. Estuve un mes en Baltimore y luego en Los Ángeles, Toronto, Nueva York… hasta que acabé aquí a finales de 2022. Me gusta Nueva Orleans. Tiene una vibra muy europea, un rollo como pantanoso a lo francés. Es diferente. Se renueva constantemente, con gente que llega de fuera, y está repleta de turistas. Tiene mucha vida. Vida con la que puedes interactuar. Y la música tiene un papel esencial en la gente. Es tratada de un modo diferente. Mi novia siempre me dice que es un lugar complicado si quieres vender entradas para un concierto, porque hay música gratis en todas partes (risas). Es algo que te hace pensar en que la música es arte, pero también es nuestro trabajo, y en que hay una parte de ti que, si tienes la suerte de poder vivir de ella, conforme te haces mayor llega un punto en el que tu visión cambia, porque te ves obligado a pensar en términos de carrera y en cuidar de ti y de los tuyos, y el estar ligado a ese valor monetario te hace perder algo de libertad. Tu expresión artística pierde algo desde el momento en que piensas que has de vender. Así que es bueno estar en un lugar en el que todo gira alrededor de la música y solo la música. Está bien retornar a ese primer esquema mental, en cierto modo.

"Hemos aprendido a ser más prácticos desde que no vivimos en la misma ciudad"

Supongo que tampoco es fácil mantener la ilusión cuando llevas más de dos décadas con la misma banda, aunque es vuestro caso mantenéis proyectos paralelos.
Samuel T. Herring: Tampoco diría que es más complicado que antes. Siempre que entra sangre joven en un grupo, o bien conectas de inmediato o bien no conectas en absoluto. Cuando trabajas por primera vez con alguien que tiene tu misma sensibilidad, se produce una energía instantánea. Gerrit (Wilmers), Will (Cashion) y yo llevamos haciendo canciones juntos desde 2003. 21 años a partir del mes que viene. Y ese proceso es diferente. Aparte de que hemos crecido, hace tiempo que no vivimos en la misma casa ni en la misma ciudad, así que creamos de un modo distinto. Pero diría que lo que hacemos los cuatro ahora es… no diría fácil, pero sí que sabemos exactamente lo que estamos haciendo. Sabemos cómo hacer que suene a nosotros, y hay una comodidad en eso. Aunque es algo que puede jugar a tu favor o en tu contra. Es más difícil salir de tu zona de confort, pero al mismo tiempo nos resulta más fácil lograr que suene a una gran canción de Future Islands. ¿Puedes cambiar el sonido de tu banda sin perder a tu público o perderte ti mismo? Estamos cómodos porque escribimos canciones que son realmente buenas (risas). Seguimos nuestro sendero, y nos encantan las canciones que escribimos. Hay una parte de mí que siente que esta es nuestra mejor colección de canciones. Es mi opinión personal, por supuesto. No sé si Mike (Lowry) piensa lo mismo.
Mike Lowry: Siempre hay un desafío inherente a mantener un proyecto consistente en el tiempo, y creo que tiene mucho que ver con el hecho de que no todos los días puedes estar súper ilusionado. Y no pasa nada. En este disco, igual que en los anteriores, nos ha pasado que teníamos canciones nuevas que nos flipaban y luego, al cabo de cuatro meses, las escuchas y resulta que acabas odiándolas. ¿Sabes lo que quiero decir? Te preguntas si de verdad son tan buenas o es mejor olvidarlas y empezar de nuevo. Tu percepción cambia, pero es parte del proceso. Siempre que terminas un disco, tienes la sensación de haber solventado un enigma. Es como si no hubieras aprendido nada del disco anterior. Te crees muy profesional, pero no. Todo está cambiando siempre. Es un desafío, pero es verdad, como dice Samuel (T. Herring), que conforme te haces mayor aprendes a confiar en aquello que te gusta, y tienes mucha confianza. Que la batería suena de esta manera y no de otra… no tienes por qué estar tres días buscando un sonido de teclado determinado porque todo el mundo en la banda sabe cuál es la paleta a utilizar. Todo eso nos resulta ahora más fácil. Va con la experiencia. Y hemos aprendido a ser más prácticos desde que no vivimos en la misma ciudad. Todo es más fluido. Y al tiempo que maduras, aprendes a no tratar de imponer tu sello personal en cualquier cosa, sino a ver cómo hacer que lo tuyo encaje. Aprendes a formar parte de un todo.

¿En qué sentido creéis que este disco es diferente a los anteriores? En sonido y melodías, me resulta muy parecido.
Samuel T. Herring: Yo diría que una de las grandes diferencias es el tiempo: hicimos "On The Water" (2011) en ocho meses; "Singles" (2014) nos llevó más o menos el mismo tiempo; "The Far Field" (2017) también lo hicimos en ocho meses y el anterior, "As Long As You Are" (2020), lo terminamos a principios de 2020 pero como llegó la pandemia no teníamos nada que hacer y además nos costaba ponernos a escribir de nuevo, con lo que este fue escrito entre mediados de 2020 y mediados de 2022, y no lo mezclamos hasta 2023. Lo que quiero decir es que ha sido un periodo de casi tres años entre escribir y grabar. Largo, porque además acabamos remezclando el disco entero con Chris Coady, quien trabajó sobre las mezclas anteriores, de Steve Wright. Queríamos mantener el dinamismo de las mezclas, pero también que Chris le añadiera su toque, que lo propulsara. Por eso el disco capta tanto movimiento en mi vida, en particular. Al principio del disco, yo estaba aún en una relación, muy feliz, queriendo volver a Suecia, pero en la segunda y la tercera estoy en mi habitación recluido, en plena pandemia, sin poder salir, en la quinta ya estoy completamente roto, porque esta persona ha salido de mi vida, en la octava estoy tratando de recomponerme y para el final ya han pasado dos años y estoy echando la vista atrás y pensando en todo lo que he perdido, creciendo personalmente. Siempre he intentado escribir sobre momentos dramáticos y con mucha emoción, porque no me ha gustado nunca escribir sobre atarme los cordones de los zapatos por la mañana y hacer la colada… nunca me ha dado por escribir sobre los aspectos veniales de la vida, lucho contra eso. Y cuando escribes durante un periodo tan largo de tiempo, los momentos que reflejas son más dramáticos, más reflexivos. Duelen más. Creo que por eso este disco me duele tanto. Quizá demasiado. No sé cómo me sentiré dentro de un año, pero ahora no tengo ganas de volver a escribir sobre mi vida amorosa. Puede que esta sea la última vez. Es doloroso, y no sé si quiero volver a pasar por ello. Y también creo que por eso el disco es bueno, porque capta esa emoción. Son canciones que pueden llegar a la gente, hacerles sentir y pensar. Hacer que no se sientan solas. Ese siempre ha sido nuestro objetivo. Y por eso el sonido es parecido a los anteriores.
Mike Lowry: Hicimos estos dos últimos discos en condiciones muy parecidas, en el mismo estudio y con el mismo equipo, y ambos pertenecen casi a la misma época, por eso el sonido no cambia mucho.
Samuel T. Herring: Yo siento que ambos discos están unidos. "As Long As You Are" (2020) trata sobre los primeros días de aquel amor, y ahora puedo ver cuáles fueron los errores que cometí porque los veo desde un lugar más saludable. "People who aren’t there anymore" (2024) empieza con aquella relación, desde la necesidad posterior de mover ficha tras la ruptura. Son un sexto y un séptimo disco que están unidos.
Mike Lowry: "As Long As You Are" (2020) suena esperanzado y este mucho más oscuro (risas). En eso son como la noche y el día.

"A mí siempre me van a influir el viejo soul y el r’n’b con los que crecí. No importa si no los he escuchado en diez años: están en mis genes"

Entiendo ahora mejor la elección de la portada, que es una pintura del artista Beedallo, de Nuevo Mexico, llamada “Fading Memory of a Face”.
Samuel T. Herring: Descubrí al artista y me enamoré de sus dibujos. Empecé a mandárselos a los chicos. Hay una pieza que se llama “People Who Aren’t There Anymore”, pero queríamos usar otra como imagen. Debatimos sobre si debíamos pedírsela. “Fading Memory of a Face”, que es como se llama la pieza de portada, también hubiera sido un gran título para el álbum. Pero decidimos mezclar ambas ideas. Por suerte, Beedallo es muy fan nuestro. Le encantó formar parte de todo esto.

Tengo la impresión de que vuestra música es muy insular, sin apenas influencias de cosas que se han estado haciendo en la última década.
Samuel T. Herring: Siempre hay influencias, sin duda. Recuerdo leer una entrevista hace años a un productor de hip hop que decía que no escuchaba material de otra gente… ¡venga ya! A mí siempre me van a influir el viejo soul y el r’n’b con los que crecí. No importa si no los he escuchado en diez años: están en mis genes. Es aún más profundo, intrínseco a quien soy como músico. Parte de mi educación. Ahora escucho más hip hop que ninguna otra cosa, y es gracioso porque la gente no entiende que eso pueda influir en Future Islands, pero lo hace. A nivel emocional, de carácter, en el flow… se nota en “The Garden Wheel”, por ejemplo. Estoy intentando pensar en alguien que me haya marcado estos últimos años y no doy con ningún nombre, soy terrible para estas cosas.
Mike Lowry: Yo también he escuchado mucho rap underground en los últimos años, pero quizá lo que más me ha influido son cosas que he leído, como la autobiografía de Philip Glass, el libro "Faith, Hope and Carnage" (2022) de Nick Cave y Sean O’Hagan, cosas como esas. Porque me centro más en los procesos que en los sonidos. En las aproximaciones al proceso creativo. En cómo salir del bloqueo. Vi un documental de John Cage sobre su carrera durante los años noventa, en el que habla de la equidad del sonido, sobre cómo no hay unos que sean mejores que otros, y ese tipo de cosas me enriquecen para saber cómo voy a enfocar mi trabajo propio. Por extraño que pueda parecer, ese tipo de cosas me motivan más que la música misma. Aunque siga escuchando cosas como el primer disco de Madonna, o los discos de OMD y New Order. Pero ahora me aporta más cosas escuchar un podcast sobre Joy Division que ponerme sus discos, si es que eso tiene algún sentido.

He estado escuchando durante semanas una “Face Time”, una de las canciones de "Maps" (2023), el disco de Kenny Segal and Billy Woods, y hasta hoy mismo no me había dado cuenta de que la voz invitada es la tuya, Samuel.
Samuel T. Herring: Conozco a Kenny Segal desde 2015, e hicimos un disco juntos en 2019, llamado "Back at the House". Y a Woods le conocí en Nueva York en un concierto mío, allá por 2016. Son colegas, dos de mis raperos favoritos. Me propusieron colaborar en esta canción, y me tocó la fibra, porque trata sobre la vida en la carretera y sentirte lejos de todo lo que te es familiar, pero al mismo tiempo sentirte como en casa. Y esa es una sensación que entiendo completamente. Mira, ese es un buen ejemplo de dos artistas que suponen una influencia para mí sin conectar con Future Islands de un modo instantáneamente reconocible. La forma de componer de Kenny (Segal) me toca de lleno, y Woods tiene la capacidad de escribir poesía muy poderosa. Me empujan a ser mejor escritor, aunque transiten un camino distinto al de Future Islands, quizá más cercano a lo que hago como Ernst Hemlock.

Has estado trabajando como actor en la serie The Changeling (Kelly Marcel, 2023). ¿Cómo fue la experiencia?
Samuel T. Herring: Muy buena. Nunca había estado en un set así. Estuve cuatro meses y medio en Toronto trabajando con ellos, un par de días a la semana, y durante gran parte de ese tiempo me preguntaba qué estaba haciendo ahí (risas). Me encanta Toronto. Y me encanta actuar junto a otra gente, aunque no lo había hecho hasta entonces. Casi todas mis escenas eran con Lakeith Stanfield, que es un gran actor. Aprendí mucho de él. Aunque hay una parte de mí que me decía que no pertenezco a ese mundo. Tenía cierto síndrome del impostor, pero al mismo tiempo lo compensaba pensando que llevo veinte años subiéndose a escenarios y que algo debo saber de esto, aunque sean trabajos muy diferentes. Al final, se trata de conectar con una emoción y dejar que estas se desarrollen ante la gente de un modo natural.

 

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