Explorando contrastes
Entrevistas / Dolores

Explorando contrastes

Javier Pulido — 17-02-2012
Fotografía — Archivo

La opera prima de Dolores, “Disco póstumo”, es pop de intensidad malsana iluminado a base de claroscuros. Un disco homogéneo a pesar de sus puntuales escapadas kraut; seco y directo, pero trabajado con tesón de artesano.

Parece que jugaran al despiste, pero es que Dolores se encuentran cómodos explorando los contrastes. “Yo siempre he defendido el trabajo en casa, con tranquilidad y tiempo, que te da más oportunidades de componer algo más elaborado melódicamente. En el local de ensayo siempre te va a salir algo más rabioso”, apunta Juan Rodríguez, creador de la mayoría de unas canciones que se benefician de un reparto de tareas ejemplar. “Teresa se encarga de las letras, melodías de voz e imagen gráfica. Pablo Costa adapta las canciones al directo y Tahiche Guillén produce. Tenemos muy claro lo que nos gusta”. El interesante apartado lírico de Dolores, otro de sus puntos a favor, remite a la tradición mítica española y su cargamento de llagas y tormentos. “No todo se reduce a imaginería religiosa”, matiza Teresa, “pero me parece interesante cómo afloran sentimientos como la culpa y el pudor en una sociedad desprovista presuntamente de sentimientos religiosos. Se trata de una reflexión sobre la fe enfocada desde distintos ángulos”. Uno diría que se encuentran más cerca del simbolismo hermético de San Juan de la Cruz que de los referentes musicales con los que les han asociado apresuradamente. “Yo no me siento nada identificada con el sonido ochentero y la onda siniestra con la que a veces nos relacionan”. Seguramente por eso el aspecto visual de Dolores contiene abundantes humorísticos guiños desmitificadores. “Jugamos con la paradoja. Estamos hablando de una cosa muy seria y puñetera, pero le metemos esos detalles de color. También en el sentido musical nos dicen que somos oscuros, pero luminosos. No somos almas atormentadas. Ni nos sale ni queremos dar esa imagen”, apunta Juan, antes que Pablo zanje el asunto: “En 2011, etiquetas como la de ‘maldito’ están más que anticuadas”. Y es que, en el fondo, a la banda le hubiera gustado prolongar el misterio que acompañó sus primeros pasos, como reconoce Juan: “Personalmente hubiera preferido ni siquiera salir en las fotos para preservar la música tal cual, pero es algo imposible en esta era de la sobreinformación”.

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