“El documental refleja un ritmo parecido al de mi batería”
Entrevistas / Eric Jiménez

“El documental refleja un ritmo parecido al de mi batería”

José de Montfort — 12-01-2024
Fotografía — Archivo

“La importancia de llamarse Ernesto y la gilipollez de llamarse Eric”estará disponible a partir del 14 de enero en el canal de música de Movistar Plus, con lo que la leyenda de uno de los grandes baterías de nuestro país se seguirá extendiendo aquí y allí. Conversamos con el propio Eric Jiménez sobre el documental.

Esta historia sucede entre cervezas, cuando Eric Jiménez, quizá el batería más carismático del indie español, se encuentra con César Martínez Herrada y Eric, al enterarse de que es un cineasta, le da su libro y le pide que haga un documental sobre él. “Prácticamente le di con el libro en la cabeza, fue una imposición”, nos cuenta Eric Jiménez. Martínez conocía la faceta más pública del batería de Los Planetas y Lagartija Nick, y justamente por eso le interesa hacer un retrato más personal del músico. “Me dio mucha confianza, fue muy cómodo hablar con él; se le veía un buen tipo”, cuenta Jiménez. Y añade: “Todo el mundo conoce las fiestas que me he pegado durante toda mi vida, por eso nos interesaba más la parte emotiva. Y César planteó un documental con mucho ritmo que reflejara un poco a nivel social cómo era cada década, desde que empecé con KGB en los ochenta hasta ahora”. En el documental también queda patente el humor negro del batería. “Siempre me he reído de mis propias desgracias y quería reflejar eso. El documental tiene un ritmo parecido al de mi batería. César ha hecho un buen montaje”, afirma Jiménez. Gracias a ello, el documental “La importancia de llamarse Ernesto y la gilipollez de llamarse Eric” se centra más en la trastienda y menos en la cosa pública, ya conocida del batería. El mismo título juega con esta idea (el nombre real de Eric es Ernesto), con ese dejar a un lado los brillos de los focos y centrarse en el ánimo, los sentimientos, anhelos y carencias de la persona. “Queríamos que estuviera lejos de lo que es el típico documental que está vendiendo cómo mola el artista, la marca de cava que toma… Es un poco el antihéroe, entonces por eso salen fricadas, porque yo he hecho muchas fricadas, y también salen las partes emotivas, que esa es la parte que la gente menos conoce de mí”, nos cuenta Eric Jiménez.

“Si me hubieran ofrecido hacer el documental hace diez años hubiera sido lo más parecido a ‘Trainspotting’”

Sobre el miedo a desnudarse en público, dice el batería de Los Planetas que “llega un momento en la vida en la que llegas a una edad de madurez que igual no me corto un pelo para decir las cosas como las veo, para bien o para mal, pues tampoco me corto un pelo para mostrar mi parte más blandengue. Al final a mí el Fary me define: ‘Soy un blandengue’”, sentencia, entre risas. En el documental a Eric Jiménez se le ve feliz, pletórico, calmado. Nos dice: “Si me hubieran ofrecido hacer el documental hace diez años hubiera sido lo más parecido a ‘Trainspotting’”. Y nos da la clave al decir que “creo que hasta que no vives lo suficiente, tanto profesional como personalmente en tu vida y pasas por bastantes estados no eres objetivo para decir lo que reamente piensas”. Ahora, con su edad (cincuenta y seis años) “me veo equilibrado dentro de la locura que me dejo tener. Pienso que quien tuvo retuvo, entonces alguna pedrá tengo que tener, claro. Probablemente antes estaba equilibrado artísticamente, pero tenía un gran vacío y eso me llevaba a situaciones que podían hasta costarme la vida”. Ahora, sin embargo (y eso queda muy bien reflejado hacia el final de la cinta) “tengo unas ganas de trabajar impresionantes, estoy a gusto en casa, estoy a gusto con mi hija, con mi mujer. Estoy a gusto en general”, nos dice. Su situación actual podría definirse así: como “de buen rollo. No tengo nada que esconder”.

Preguntado por si esta nueva etapa de su vida afecta a su forma de tocar la batería, opina que no ha cambiado. “Ten en cuenta que mi manera de tocar ha sido muy emocional, entonces ha sido mi burbuja de confort. Ha sido mi ansiolítico para pasar malas rachas. El aplauso y el cariño del público siempre ha sido lo que me ha mantenido, nunca me ha abandonado. Es lo único que durante casi cuarenta años sigue intacto. Siempre salgo a tocar la batería como si fuese el último día que fuese a tocarla”. Sobre eso precisamente, tocar la batería en directo, nos cuenta que suele tener pesadillas en las que va a tocar y “alguien me agarra los brazos por detrás. Tengo un gran respeto por el público y pánico no a que la gente diga que no lo estoy haciendo bien, sino a que yo no pueda ser libre en el modo de interpretar los ritmos en la batería. Por eso nunca he salido a tocar ciego en directo. Solo una vez, en un homenaje a Carlos Berlanga. Y por eso creo que siempre he mantenido la misma forma de tocar”. Curiosamente no tiene sueños felices tocando la batería. “Yo sueño despierto. Mi sueño feliz tocando la batería es cuando la estoy tocando, cuando soy consciente”.

Normalmente las estrellas a las que se les dedican libros, documentales, etcétera, suelen ser los cantantes o, a veces, los guitarristas. Es más raro que esto suceda con un batería. Por ello, Eric Jiménez se siente “el tío más afortunado del mundo. Hay miles de baterías que tocan muchísimo mejor que yo, pero el patrimonio que yo tengo es el cariño que me ha dado la gente. La gente me ha mimado mucho y yo he hecho lo mismo con ellos. La gente me quiere un montón y eso es mi gasolina”.

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