"El día que desaparezca Spotify, ¿quedará algún rastro de la música que solo está ahí?"
Entrevistas / The Mañana Culture

"El día que desaparezca Spotify, ¿quedará algún rastro de la música que solo está ahí?"

Edu Cornejo — 30-10-2023
Fotografía — David Palacín

Mil veces enterrado, todos sabemos que el rock nunca morirá. De ello se encargan bandas como los burgaleses The Mañana Culture, quienes con un sonido tan personal como su propio nombre reivindican el clasicismo sin perder de vista el presente.

¿Satisfechos con la recepción que está teniendo “Bravado” (Kzoo Music, 23), vuestro álbum de debut?
Samuel: La verdad es que sí. Siendo realistas, más en calidad que en cantidad. Somos un grupo autogestionado y si no estás en la rueda de la industria es muy complicado que simplemente te escuchen. Pero sí que hemos tenido buenas críticas y comentarios, de gente que valoramos mucho y también desconocidos tanto públicos como en privado y nos anima mucho. No es un disco hecho pensando en modas, tendencias o con la perspectiva puesta en el corto plazo, así que ojalá cualquiera pueda descubrirlo y disfrutarlo en cualquier momento, sea ahora o dentro de unos años.

Aunque parece que el empujón definitivo para el proyecto tuvo que ver con la pandemia y con el comeback de Romeo is Bleeding (extinto proyecto de Andrew McAffer, vocalista de la banda), The Mañana Culture es, en realidad, un proyecto que viene de lejos.
Samuel: Me llamaron para producir y grabar unos temas en la reunión de Romeo is Bleeding en 2017 y ahí surgió la conexión con Andrew. No parábamos de enviarnos canciones, libros, películas y le pasé música en la que estaba trabajando. Él aportó su voz, letras y melodías vocales y comenzó el proyecto como tal. Dimos forma a cuatro temas y ahí fue cuando se sumó Miguel Benito (Pete). Esto fue el empujón definitivo y cuando decidimos hacer un disco completo. Siempre he dicho que es uno de los mejores baterías de España y se ha implicado un montón. También es muy importante el que se hayan sumado Carlos y Nacho.

Andrew: Grabamos unas demos de unas cuantas canciones antes de la pandemia, pero Samuel andaba muy liado y la cosa se quedó en el limbo. Ya durante la pandemia, me envió las canciones que habíamos visto anteriormente, pero con un enfoque distinto, junto a nuevo material para que pudiera trabajar en las melodías. Una vez que pudimos desplazarnos de una a comunidad a otra por fin pudimos reunirnos y grabar en buenas condiciones la voz y añadir algún tema más para confeccionar el álbum.

Seguro que podéis explicar mejor que yo el nombre de la banda. ¿Tiene más que ver con la artesanía y el gusto por el detalle o con la procrastinación?
Samuel: Es una mezcla de varias cosas. Por un lado, nos apetecía combinar alguna palabra en castellano (¡y con una ñ!) con inglés, por la cuestión de las influencias y referencias del grupo, pero que al fin y al cabo somos de aquí. También porque casi todas las noches pasaba por un momento de analizar las cosas hechas y por hacer, y siempre hay algo que va a pasar mañana. Aún sigue siendo así. Entonces leí un artículo en Jot Down que se llamaba The Mañana Culture y encajó todo. También está la parte de ilusión, de que, a pesar de todo, lo mejor está por venir. Es importante que esté la palabra “culture” también en el grupo, aunque lo pongamos difícil para pronunciarla.

Andrew: Por mi parte, no me importa ir despacio y dejar ciertas cosas para mañana para poder asimilar mejor la idea de la creación. Por otro lado, últimamente le he dado vueltas al nombre de la banda y lo que significa The Mañana Culture a nivel personal. Viniendo de padre neozelandés y madre española, y habiendo vivido las dos culturas el nombre tiene bastante sentido para mí, además de ser una banda española que canta en inglés.

No escondéis la influencia del sonido noventero, especialmente el sonido Seattle, pero habéis conseguido un sonido muy personal. Samuel, ¿qué aportas como productor a “The Mañana Culture”?
Samuel: En realidad la mayor influencia es de los 70, pero esto es algo que viene en una etapa más reciente y que no hemos vivido “a tiempo real”. Los 90 es algo que vivimos y se ha manifestado de manera natural, casi inconscientemente. Pensamos en algo bastante atemporal y sin cerrarse a nada con todo este proyecto, pero los 70 y los 90 es lo que más peso ha tenido. Como productor la intención era que el sonido fuese casi un componente más del grupo, algo muy importante. Y que no fuese ningún homenaje nostálgico sino algo hecho ahora.

Andrew: En la influencia del sonido noventero supongo que el principal culpable soy yo. Empecé a cantar en esa época y las influencias son poderosas, sobre todo cuando eres joven.

La grabación del álbum la habéis realizado con técnicas tradicionales pensando en la edición en vinilo. ¿Os da pena que se esté perdiendo el formato físico? ¿Sois de los que sigue con sus cds y vinilos en casa?
Samuel: Todo cambia, no hay que tener pena por las cosas que vienen y van. Y más con algo como un formato, que es simplemente eso, no es el contenido. Lo hicimos pensando en cómo nos gustaría recibirlo desde el “otro lado” y un vinilo en edición especial de color era perfecto. Así la portada y demás cobra mayor importancia también. Y lo cierto es que con la desaparición de algunas plataformas y todos sus contenidos, como Myspace por ejemplo, da qué pensar en todas esas ediciones sólo en digital que se están haciendo, el día que desaparezca Spotify y similares, ¿quedará algún rastro? Esta misma mañana he comprado algunos vinilos editados hace 50 años y ahí siguen.

Andrew: Siempre habrá formato físico. Hay una necesidad de tocar, de sentir y de poseer, sobre todo cuando eres adolescente y te estás haciendo a ti mismo. A mi hija, por ejemplo, le encanta comprarse CD´s. Yo sigo teniendo mis CD´s en la estantería del salón y me pongo música en la cadena ¡Y cuando alguien se quiere deshacer de su colección yo la acepto!

“Interzone” es uno de los temas más inspirados del álbum y su letra cuenta con la influencia directa de William Borroughs. El disco está plagado de referencias y son unas letras muy “visuales”, paisajísticas, cinematográficas incluso.
Samuel: “Interzone” ha sido una de las canciones más importantes del disco, creemos que aglutina muchas cosas de las que queríamos mostrar: partes tranquilas, otras más intensas, algunos compases irregulares, diferentes registros vocales, guitarras, sintes, mellotrones…

Andrew: Mi proceso de escritura suele ser un proceso de inmersión. Escucho la parte instrumental con los ojos cerrados y me vienen imágenes y me suelo apoyar en eso y en mi memoria cinematográfica. También al grabarme tanteo la canción y si me sale una frase curiosa que me guste, empiezo a trabajar desde allí y mezclo las vivencias personales con el cine y la literatura para dar con una historia que me satisfaga y que sea acorde con las sensaciones que transmite la música.

El inglés le sienta como anillo al dedo a vuestra propuesta ¿Os imagináis cantando en castellano?
Andrew: Nunca digas no. Supongo que me costaría cambiar el “chip” pero sería un proceso de investigación interesante y un desafío.

Samuel: Este proyecto siempre ha sido en inglés. Desde el inicio en nuestra cabeza hasta que hemos tenido el vinilo en nuestras manos. Pero no nos cerramos a nada.

Como veterano de la escena burgalesa, Samuel, ¿cómo ves el momento actual de la música en la región? Sobre todo, el rock.
Samuel: Creo que vivimos un muy buen momento. Hay bastante gente haciendo cosas interesantes en diferentes estilos, aunque ahora se enfocan quizás más en otros que Rock, la verdad. Los grupos enseguida ofrecen una propuesta cuidada en cuanto a imagen, videos, dosieres, teasers, formas de mostrar su música...

A raíz del libro “Macrofestivales” de Nando Cruz se está dando muchas vueltas al papel que juegan los festivales en la escena cultural de las ciudades y regiones. Burgos tiene el Sonorama y Ebrovisión y hace años el Electrosonic, que fue muy importante en cuanto a electrónica. ¿Creéis que perjudican o benefician este tipo de eventos al tejido cultural?
Samuel: Me ha regalado un amigo ese libro, aunque aún no he podido leerlo, tengo muchas ganas. Considero positivo que existan esos eventos, desde luego. He podido participar en los tres festivales que comentas y claro que enriquece a una región que pase algo así comparado a otras en las que no hay nada. Aunque está claro que cada vez se asocia más la música al ocio y las vacaciones en lugar de a algo cultural. Otra parte negativa es que colapsan un poco algunas cosas como exclusividad de algunas giras, que el público se acostumbre a tener a cincuenta grupos en un cartel y que luego cueste que paguen una entrada por un solo grupo en invierno, etc.

"El rock siempre estará ahí para arroparnos"

¿Y a grupos como el vuestro, que no se enmarca en la música de moda o de fácil consumo?
Samuel: Nosotros hacemos esto pensando en la música, no en la industria o todo lo que hay alrededor. Creemos que hemos creado un proyecto sólido e intentamos tener un directo capaz de dar la talla en cualquier sitio. He pedido ayuda a todo el mundo que conozco en el sector y nadie nos ha hecho caso. En parte el nombre de “Bravado” también va un poco por ahí, al final ha habido que hacerlo a la brava… Pero lejos de quitarnos la ilusión, seguimos con ganas de tocar cada vez mejor y presentar el disco donde podamos. Y la verdad que ya también pensando en lo nuevo que vendrá.

En mi opinión, Burgos dispone actualmente de buenas salas y está bien posicionada en el circuito nacional, algo que tradicionalmente no ha pasado. De hecho, en vuestras redes he visto un vídeo de Romeo is Bleeding tocando (supuestamente) en la sala Was y me ha hecho recordar la precariedad de aquella época, los noventa, en cuanto a salas y conciertos en la capital burgalesa.
Andrew: En esa época no había muchas salas, pero era viable tocar en varios pubs o bares.

Samuel: En realidad Burgos tiene una carencia importante de salas de formato medio. No sabíamos dónde presentar el disco y por eso tuvimos que “inventarnos” algo: tocamos en una cantera subterránea a las afueras de la ciudad, de donde habían sacado las piedras de la catedral. Unos amigos van a tener que presentar el disco en una iglesia evangélica… Existen algunos locales que programan las cosas que pueden alojar más por su pasión por la música que otra cosa y luego una sala grande, municipal, pero de gestión privada, en la que no es fácil poder hacer algo y algunas salas institucionales con asientos.

¿De dónde surge la idea de versionar “Bad Guy” de Billie Eilish? ¿Escucháis música actual de un perfil alejado al rock que practicáis?
Andrew: Yo intento estar al día, y gracias a mis hijos descubro cosas nuevas, sobre todo en nuestros viajes de Madrid a Burgos donde eligen ellos la música. Estoy todo el rato preguntando quien es el grupo o artista para su desesperación.

Samuel: Escucho muchísima música de un montón de estilos diferentes, por placer sobre todo y también por mi trabajo de técnico de sonido, productor y DJ. En una semana por ejemplo puedo estar sonorizando una orquesta o a los Niños Cantores de Viena en la Catedral, un grupo garajero en una sala, otro de boleros en un teatro, grabando a un cantautor y por la noche estar pinchando electrónica en un garito… Hay muchas cosas buenas que no quiero perderme por cerrarme en un solo estilo. Lo comparo a veces con el cine o incluso con la comida. Además, me encanta escuchar algo por primera vez, así que es inevitable. La idea en la versión de Billie Eilish era mantener la estructura y los elementos de la canción, pero cambiarla el rollo por nuestro sonido. Empezó tocando con slide la melodía principal y de ahí el tema completo. La publicaremos dentro de muy poquito.

¿Cuántas veces se ha dado por muerto al rock sabiendo que nos enterrará a todos?
Samuel: Para morir primero tendrá que existir solo en tributos, museos, remembers y demás. Puede que pase, pero aún siguen surgiendo nuevas cosas. Sigue viviendo en lo ya hecho y en lo que continúa naciendo hoy y mañana.
Andrew: El rock siempre estará ahí para arroparnos.

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