Currantes del metal
Entrevistas / Soilwork

Currantes del metal

Ivar Muñoz-Rojas — 08-04-2008
Fotografía — Archivo

Estos suecos no han tenido vacaciones en nueve años, se fueron hasta Canadá para grabar las voces de “Sworn To A Great Divide” (Nuclear Blast), su último disco y aseguran que el metal sueco está en su mejor forma. Claro que ellos son uno de sus máximos exponentes.

Su nombre es una declaración de intenciones: son trabajadores (work) y duros (soil). Los datos corroboran: en los tiempos que corren pocas bandas han publicado siete discos en nueve años de carrera profesional. El último, “Sworn To A Great Divide”, ha sido uno de los discos de metal sueco, una liga en sí, mejor recibido los últimos meses. Su vocalista Björn “Speed” Strid lo define como “un álbum variado, con canciones más lentas, otras rápidas, pero por encima de todo con un sonido propio”.

"Damos mucha importancia a la melodía y no tenemos miedo a experimentar"

¿Y a qué suenan Soilwork? “Es complicado decirlo. Creo que damos mucha importancia a la melodía y no tenemos miedo a experimentar. También a la técnica. Por encima de todo, Soilwork es una banda de metal, no de metal core ni de death melódico”. Suenan compenetrados. La marcha de su guitarrista Peter Wichers en 2005 no mermó la actividad. Hasta luego, y bienvenido sea Daniel Antonsson. “Fue un bajón. Que se vaya alguien implica adaptarte a alguien nuevo y eso significa esfuerzo. Probamos a muchos guitarristas, pero enseguida vimos que con Daniel había esa conexión que hace que la química funcione”. Qué mejor entorno para adaptarse que la carretera. “Hicimos dos giras con él antes de empezar a preparar el disco”. Una buena escuela de la que apenas ha tenido vacaciones desde que empezaron a funcionar. “Esto es un trabajo, es lo que nos da de comer, así que no hay margen para quedarse mirando las musarañas”. Currantes y perfeccionistas, cinco meses han invertido en grabar este álbum. Y nada de estudios apartados de la civilización (con terapeuta incluido): como en casa no se está en ningún sitio. “Lo hicimos en Helsingborg, en nuestra ciudad. Era cómodo salir de grabar y poder desconectar. Lo producimos en gran parte nosotros”. Otro cantar, nunca mejor dicho, fueron las voces. La responsabilidad de registrarlas cayó en manos de Dewin Townsend. “Estuve en su casa en Vancouver grabándolas, fue una experiencia muy buena. Él estaba cómodo, te lo transmitía y sacaba lo mejor de ti”. Siendo más concretos, ¿qué tiene Townsend para ser un productor de voces tan de moda entre grupos duros? “Además de transmitir mucha calma, a mí me ha enseñado a perder el miedo a mi voz. Es fácil que a cantantes que sólo gritan les cueste e intimide modular y jugar más con sus registros”.

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