Adiós a la felicidad
Entrevistas / Mist

Adiós a la felicidad

Jesús Rocamora — 18-01-2006
Fotografía — Archivo

De esa parte de su cuerpo (del corazón) salieron hace tres años “We Should Have Been Stars”, a medio camino entre el preciosismo pop y el autismo dream, y ahora este “Bye Bye”, un álbum “sobre el adiós y el intento de decir adiós al adiós. Las letras hablan de la espera a que el anhelo al pasado se vaya y uno pueda mirar al futuro sabiendo que se ha superado todo lo anterior, que ya no duele. Tengo banda desde el 93 y, aunque he cambiado de nombre y compañeros, siempre he buscado hacer un pop melancólico, intimista”.

"Siempre he buscado hacer un pop melancólico, intimista"

Ya desde la portada (una habitación sobria con dos ventanales y una cama), los adjetivos comienzan a agolparse alrededor del disco: diáfano, luminoso, algo tristón. Treffers quiere subrayar que, a diferencia de “We Should…”, en este nuevo disco hay canciones que tratan otros sentimientos, como la ironía, y también una producción mucho más elaborada que entonces, con la inclusión de samples con funciones decorativas y los habituales arreglos de cuerda “del tipo Tindersticks, Nick Cave o Sparklehorse. Me encanta lo que transmiten con un violín”. Y puede que, como dicen desde la discográfica, este nuevo aspecto abra “el universo sonoro de Mist a nuevas dimensiones de amplitud y belleza”, pero también es cierto que las composiciones suenan ahora más convencionales, cercanas a propuestas tan poco sorprendentes como Coldplay y escuela. Treffers, como la mayoría de los grupos a los que se les nombra Chris Martin, niega cualquier parecido razonable. “Pero si alguien nos conoce por eso, me parece muy bien. No tengo miedo de parecerme a él”. Mist, en cualquier caso, quiere jugar en otra liga y nuestro holandés se muestra orgulloso de pertenecer a la familia Astro. “Aquí existe amistad entre los grupos aunque no haya conexión musical. Nos interesamos por lo que hacen y estudiamos colaboraciones. No me imagino fichado por Sony, eliminando material grabado por imposición o cortándome el pelo para la foto. No funcionaría”. Y una duda: si se hubiera enamorado mientras componía las canciones ¿le habría salido otro disco? ¿Uno más feliz, por ejemplo? “No creo. Soy melancólico aunque sea feliz. Una canción alegre, de salsa por ejemplo, no me llena. Y las canciones salen de uno mismo, yo no escribo sobre ningún personaje”.

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