V
Discos / Unknown Mortal Orchestra

V

8 / 10
Raúl Julián — 24-03-2023
Empresa — Jagjaguwar
Género — Indie rock

Unknown Mortal Orchestra van camino de convertirse en una de las bandas más interesantes de su generación, sumando en positivo con cada uno de los pasos que han concretado en forma de disco. Un periplo loable que abarca desde el debut homónimo de 2011 al presente “V”, pasando por otros títulos igual de recomendables como fueron “II” (Jagjaguwar, 13), “Multi-Love” (Jagjaguwar, 15) o IC-01 Hanoi (Jagjaguwar, 18), motivando así una serie copada de manera ininterrumpida por trabajos insobornables.

Sin embargo, hay algo en esta entrega que se antoja definitorio, en torno a un conjunto de canciones con peso propio que confirma definitivamente aquellas sensaciones insinuadas con anterioridad, retratando al instante la valía y el especial talante creativo del combo. El nuevo álbum de la formación liderada por Ruban Nielson supura un encantador aroma retro por todos y cada uno sus poros, tanto que el invento se torna paradigma de modernidad tras aprovechar en beneficio propio ese giro de ciento ochenta grados. Unas preferencias desarrolladas entre indie-pop, psicodelia, rock progresivo, algo de funky, y texturas setenteras y de la Costa Oeste, en una mezcolanza presentada al amparo de un atractivo (y por momento exótico) envoltorio.

Son, en la práctica, canciones hipnóticas de texturas suaves, en ocasiones casi orgánicas, con punteos de guitarras colocados en primer plano y desarrollos aumentando el misticismo en torno a la referencia. Una secuencia irresistible que comienza con “The Garden” y ve completado el trío de ases inicial con “Guilty Pleasures” y una “Meshuggah” que le hubiera encajado a Tame Impala. También destacan joyas como la seductora “That Life”, “Weekend Run”, “Layla” (y la alargada sombra de Prince), “The Beach”, “Nadja” o la acústica “I Killed Captain Cook”. Además, el elepé se empasta con acertados instrumentales haciendo a la vez de enlace e interludio, del tipo de “The Widow”, “Shin Ramyun” o “Drag” como cierre.

“V” es un disco generoso en cantidad –con un total de catorce piezas y sesenta minutos– y, sobre todo, calidad. Una de esas obras que parece auto-regenerarse y ofertar detalles y oportunidades inéditas a cada reencuentro, invitando a sumergirse en ella una y otra vez para regodearse con cada recoveco del contenido. Paso de gigante, en definitiva, para el combo sito en Portland, que con ese rollazo inexcusable manejado en propiedad comienza a sacar una ventaja considerable a la mayoría de compañeros de promoción.

 

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