Actitud Ganadora

En un tiempo en el que todo parece tener que pasar por centralita y los artistas provincianos se las ven y se las desean para sobrevivir fuera de la capital, la histórica escena independiente de Gijón se hace fuerte y lucha por continuar vanagloriándose de su insigne renombre, disponiendo ahora de una ilustre cantera que renueve el presente de la misma y haga justicia de sus victorias pretéritas. Entre los valientes responsables sobre los que recae esta particular hazaña nos encontramos con el quinteto asturiano Tigre y Diamante, quienes después de dos álbumes de estudio parecen tener en su mano los mimbres y las artimañas necesarias para que logremos considerar su “Actitud Ganadora” (Astro / Ataque!, 23) como el movimiento definitivo de su trayectoria.

Muy seguros de sí mismos debían de estar Jon Álvarez, Coke Makaha, Iker González, Álex Carantoña y Sete Deville para titular así su presente trabajo; conscientes, tal vez, de que entre sus respectivas diez nuevas canciones también se encuentran algunos de los mejores cortes que han confeccionado hasta la fecha. Lo que sí parece seguro es que este tercer elepé es el resultado inequívoco de una laboriosa constancia y un crecimiento artístico progresivo que les ha llevado a evolucionar exponencial y tangencialmente desde el garajeo más rudimentario a un pop más sofisticado y melódico, consecuencia de las diversas adiciones que la banda ha experimentado a lo largo de estos años y de los consecutivos aportes de éstas. Un telón de fondo con el que ahora sus cinco miembros se sienten lo suficientemente cómodos y confiados para elaborar algunas de las letras más sinceras y directas de su catálogo (“No Podemos Ser Amigos”) o conjugar en paralelo tanto su lado más confesional (“Mis Problemas y Yo”) como el más auto-referencial y casi paródico (“Arte y Moda en Gijón”)

Como director en esta orquesta de verdades escupidas a la cara encontramos a Pablo Martínez, vocalista de los extintos Desakato y responsable de la producción de un disco que evidencia a las claras la intención de la banda por grabarse en la memoria del oyente (especialmente a través de estribillos tan efectivos como el de “El Mejor Gol de Cunningham”, conjugado en boca de nada menos que el legendario Fernando Alfaro), sin renunciar a una catártica distorsión que remite a los capítulos primigenios de la formación (“Corredores de la India”) o al placer de gustarse y entregarnos con insólita lascivia lisérgica pasajes de psicodelia tórrida en los que querremos instalarnos sin fecha límite (“Actitud Ganadora”).

Con la perversidad a un lado, el costumbrismo más luminoso se adueña de la escena (“Doña Carmen, Sin Miedo”) y el verbo de la banda logra que lo ordinario se torne casi quimérico, pues esas son, a fin de cuentas, las bondades de un buen disco de rock; lograr que sus cortes nos saquen de nuestra realidad a golpe de voz rasgada, riff y verso canalla. Poco importa que detrás del arrojo de “Actitud Ganadora” se esconda un poso de ironía, pues tan pronto como la instrumentación de sus respectivas canciones (en las que las nuevas incorporaciones de la banda han hecho los deberes) comienza a silbar en nuestros oídos, nos subimos a ciegas a esa mezcla de verdad liberada y euforia descreída de sus temas. Un determinante cambio en el sino de la banda que garantiza la buena salud de la escena a la que representan.