Fix Yourself, Not The World
Discos / The Wombats

Fix Yourself, Not The World

7 / 10
Marta Terrasa — 18-01-2022
Empresa — AWAL/Popstock!
Género — Indie rock

Hay una parte de los lectores que se sorprenderán al saber que The Wombats siguen vivos; y no solo eso, sino que este año celebran veinte años en activo y que después de arrasar con un tema que se hizo viral en Tik Tok (“Greek Tragedy”), los de Liverpool llenan estadios y acaban de publicar su quinto álbum. Lo de los estadios no es la causa y efecto de la popularidad en dicha red social, sino que responde más bien a un goteo constante de canciones vigorosas y que han puesto banda sonora a la juventud de muchos con hits indiscutibles como “Let’s Dance To Joy Division”.

“Fix Yourself, Not The World” es un catalizador de todas aquellas influencias de la banda, desde la EDM al r’n’b, pasando por el indie rock más guitarrero o la electrónica más comercial, conjugado sin inhibiciones. A diferencia de en trabajos anteriores, en este disco no hay líneas rojas, ni tampoco el rehuir de aquello que se les da bien. The Wombats son muy conscientes de sus limitaciones y saben que lo suyo es cantarle a la angustia y las emociones más crudas, envolviéndolo todo con capas de sintetizadores, ritmos infecciosos y falsetes que te arrastran a la pista de baile con toda la fuerza centrífuga del universo. Cortes como “Flip Me Upside Down” o “If You Ever Leave, I’m Coming With You” contienen la esencia del trío –pop bailable, fácil y contagioso–, pero acomodados en el 2022. “People Don’t Change People, Time Does” y “Everything I Love Is Going To Die” encarnan aquello de exorcizar los problemas con los brazos en alto, entonando melodías dulzonas. “Method To The Madness” ofrece una experiencia distinta; una balada que, tras un par de minutos, construye un crescendo oscuro, para colapsar en un final rabioso y frenético. Lo mismo pasa con “Ready For The High”, juguetona y llena de contrastes, como unos Jungle armados con guitarras pesadas o esa “Work Is Easy” que podrían haber escrito los Garbage de los noventa.

Cuarenta minutos que ganan con cada nueva escucha y que nos recuerdan, como la propia banda reconoce, que bailar cuando algo va mal es un acto de aceptación total. Así que bailemos.

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