Muy poco queda aquí de la excitación que emanaba de las canciones de David Sitek en TV On The Radio o incluso en su efervescente debut en solitario, "Maximum Balloon" (2010). Su alianza con el sueco Daniel Ladinsky, productor y compositor a sueldo de Zara Larsson, Carly Rae Jepsen o Tove Lo, se aleja de aquella resultona síntesis bailable que exploró hace una década por su cuenta para completar un apañado manual de indie middle of the road sin apenas mordiente, un producto liofilizado que perfectamente podría abastecer playlists molonas o ilustrar una serie cualquiera de Netflix, y se debate entre medios tiempos de leve base electrónica que son ya como un nuevo AOR oficioso (“Never Come Down”, “Burn Hollywwod” o “Without You”, que suena como unos Weezer – a quienes Sitek produjo su último álbum – al ralentí), viñetas de tacto acústico y ramplón espíritu cumbayá (“Mighty Pine”), baladas que tratan de vislumbrar cierta espiritualidad mediante inyecciones de electricidad manidamente neilyoungescas que solo invitan a la modorra (“Your Life Is Blooming”) y un único foco de brillantez, el angustioso y fibroso pop sintetizado de “Red Flag”. Una medianía bien formulada, vaya. Bonitas hechuras para tan poca chicha, a muchísima distancia de cualquiera de sus precedentes y de lo que hasta el fan más incondicional podría esperar.
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