Home

Mike Milosh comenzó su carrera como Rhye con dos canciones enormes, “The Fall” y “Open”, principalmente esta última, y puede que ese espectacular inicio sea una losa demasiado grande. El canadiense va por su cuarto disco de estudio y todavía no ha logrado superar aquellos hitos y tampoco se ha desviado demasiado de la fórmula inicial. Milosh sigue sonando como siempre, su cálida voz en primer plano, medios tempos suaves y sensuales, perfectos para escuchar a la luz de unas velas, bajos potentes. Sus referentes siguen siendo los mismos, el Smokey Robinson de “A Quiet Storm” y, principalmente, Sade.

“Home” es un disco agradable, sobre todo si eres seguidor del canadiense, pero le falta algo más de riesgo y alguna gran canción, ya que nada de lo escuchado aquí está a la altura de "Open", "The Fall" y no digamos ya de "Smooth Operator". Quizás lo más cercano sea "Black Rain" que suena como si fuera a empezar "Billie Jean" y se ve coloreada con unas cuerdas que van perfectas para su coqueteo con la música disco. Es evidente que Milosh sigue teniendo calidad a raudales, pero suena conformista, como si no quisiera arriesgar. Y es una pena porque el disco comienza de manera intrigante con un coro de voces infantiles como en el que cantaba Milosh de pequeño. Es una pequeña introducción que parece que nos va a ofrecer otra cara de este proyecto, pero tras ese breve momento las aguas vuelven a su cauce y estamos en casa, con un sonido cien por cien reconocible. "Come In Closer" es puro Rhye y podría haber aparecido en cualquiera de los discos anteriores, eso sí es una canción notable con un gran uso de las cuerdas y un bajo irresistible. Hay otros momentos destacados como "Safeword", el momento más bailable del disco, o "Helpless", otra buena canción, sexy y pausada, que suena a chocolate derretido gracias al cuidado falsete de Milosh.

Realmente no hay nada mal hecho en este disco, pero a veces suena como una versión para todos los públicos de The Weeknd, sexo menos sucio y con más clase pero también menos divertido. Es un disco en el que se apuesta más por el ambiente que se crea que por los estribillos memorables, algo que se termina echando de menos.