Resulta complicado transmitir a la gente más joven lo que supusieron en su momento grupos como L´Odi Social sin caer en el patetismo del que suelen hacer gala algunos intelectuales que vivieron la transición.
El punk hardcore de proclama del cuarteto catalán dotó de banda sonora a una generación de jóvenes que empezaban a rebelarse tras la decepción que supuso la década posterior a la muerte de Franco. Odio Social, Monstruación, Subterranean y muchos otros se convirtieron en una molestia para los poderes catalanes como voz de las casas ocupadas, la juventud que intentaba abrazar el anarquismo desde una posición totalmente naïf y sobre todo que no procedía de familias acomodadas (como sí ocurrió con buena parte de los capitostes de la madrileña Movida), sino obreras o, en todo caso, de barrio, que encima no se cortaban a la hora de expresarse en catalán, una lengua por entonces que se intentó también vehicular de forma política. En sus manos el punk hardcore sonaba rotundo, veloz y sin demasiados miramientos. Como el rock radical vasco, pero con una perspectiva distinta y bastante más sana.Ahora, a modo de justicia poética, B-Core recupera un legado que en treinta y dos cortes (entre ellos su relectura del “Snap” de DRI) que vuelve a situar a L´Odi Social en el lugar que merecen, el de leyendas del hardcore estatal. Y se lo dice uno que en aquellos días era heavy. Treinta y dos cortes que recogen todas sus grabaciones más dos conciertos (1985 y el de su fugaz retorno 1997), de valor tan arqueológico como musical.
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