11:11
Discos / Pinegrove

11:11

7 / 10
Fran González Aparicio — 10-02-2022
Empresa — Rough Trade/Popstock!
Género — Rock

Basta con echar un breve vistazo a los múltiples enfoques que salpican la red con sesgadas teorías sobre el significado intrínseco y consustancial que se oculta tras la numerología 11:11 para darnos cuenta de la destacada carga espiritual con la que el líder de Pinegrove, Evan Stephens Hall, ha querido equipar el sino de este “11:11” (Rough Trade Records, 22). La banda estadounidense se hace eco en este quinto álbum de estudio de todas esas premisas que su propio líder y vocalista precisamente nunca creyó que acabarían tiñendo su discurso musical. Una inusitada, pero coherente, pátina de denuncia social se apodera de la palabra del de New Jersey, en favor de presentarnos un álbum tranquilo, cómodo y de escucha ligera, sin renunciar a puntuales y escasos arranques de contenido vigor.

Vaya por delante que éste no es un disco político, aunque sí la prueba fehaciente de que la realidad imperante ha calado más que nunca en la oratoria de Hall. Tal y como ya empezamos a dilucidar tras su trabajo previo publicado en el pasado 2020 (“Marigold”), los sentimientos del vocalista de Montclair se conjugan ahora con honestidad y mando, en favor de un ejercicio de enmienda personal, y ofreciéndonos once cortes pausados pero reconfortantes. Son esos ojos críticos los que le permiten aunar un amplio abanico de materias suspendidas en el tintero y recogidas en esta ocasión bajo ese verdoso santuario particular que es “11:11”.

Como ya es costumbre en sus trabajos, Hall incluye una anodina y aislada pieza larga (“Habitat”), en esta ocasión destinada a suponer el comienzo de un mensaje que aboga por recordarnos la vulnerabilidad de nuestro entorno y exclamar por el declive del mismo. La mencionada nos da paso a una segunda pieza que recoge otra de las tradiciones de este cantautor, que es contar con su propio padre (Dough Hall) acompañándole vocalmente y al piano. “Alaska” es además el corte más enérgico que encontraremos en el LP, siendo tal vez el único que nos aliente a despertar y acompañar el ritmo a través de esos conmovedores y airados versos (“land me down and tether me til’ I get it”).

Con esa idea que tímidamente recae en el citado segundo tema (“like trees repeat, like numerals do”) poco a poco ganamos conciencia de las intenciones que Hall quiere transmitirnos con este álbum, hasta darnos de bruces con un discurso preocupado por la situación climatológica y la pasividad ofrecida por la clase política operante (condenada abiertamente en “Orange” con sentencias tales como “I try to warn my senator, he said that he invented it and that I should feel happy he talked to me at all”). Tampoco pierde la ocasión de sumarse a las numerosas reflexiones que la crisis sanitaria presente ha esculpido en el contenido artístico de tantos, siendo “Respirate” su particular ofrenda lírica y guiño a esta relevante catástrofe global (donde nuevamente vuelve a mirar de forma directa al imaginario colectivo con ideas sencillas pero ampliamente compartidas, como ese “we’re falling back into a dead-end routine”). 
Además de esta llamada de auxilio y denuncia abierta a la degradación medioambiental, Hall parece trazar líneas perpendiculares entre la urgente sanación del espacio natural que nos rodea y su batalla emocional y personal, donde claramente demuestra continuar trabajando (tal y como revela en sinceros y emotivos cortes como “Let” o “Iodine”). Una ambiciosa colección de propósitos, muy acorde con cualquier inicio de año que se precie.

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