Walking Proof

Lilly Hiatt está acaparando de nuevo los focos de la atención mediática del estado de Texas, gracias a un fantástico disco de rock americano de aroma clásico que mantiene la estela de su antecesor, el más confesional “Trinity Lane” (17). Y es que si, en ese tercer trabajo, la hija del gran John Hiatt hablaba sobre todo en primera persona, en este cuarto disco que nos presenta ahora, ha decidido poner la lupa en las historias ajenas.  Muchas de ellas observadas y anotadas durante la larga gira que le supuso el toque de atención que supuso en su país su álbum de 2017.

Eso en lo que atañe al mimbre del contenido porque, en lo estrictamente musical, Lilly mantiene las constantes vitales de su carrera, aunque se escore hacia un sonido más robusto, más próximo a su admirada Lucinda Williams (“P-Twon”), y cuente con las colaboraciones estelares de la gran violinista Amanda Shires y, por primera vez, también la de su padre en “Some Kind Of Drugs”, uno de los temas más destacables del álbum. Aunque puestos a hablar de la influencia familiar en el álbum, hay que destacar la bonita historia que encierra “Rae”, dedicado a la hermana de Lilly y su labor asistencial con las personas sin hogar en la ciudad de Nashville. Una labor a la que se sumó la propia Lilly como voluntaria y que le proporción material para inspirar algunas historias de este trabajo.

En definitiva “Walking Proof” es un gran disco, con una gran dinámica, una buena lírica y la suficiente tensión para mantener alta la escucha a lo largo de sus once canciones. Y lo hace al combinar con maestría las suficientes dosis de country-rock, con ese rock americano que Lilly ha mamado desde la mismísima cuna. La alumbrada por su padre, sí, pero también por John Mellencamp, Tom Petty o mujeres de armas tomar como Lucinda Williams y otro vástago ilustre como Rossane Cash.