Las cosas como son: en 1991 The Radio Dept no pasarían de émulos torpes de My Bloody Valentine a figurar en el pelotón de los que se miraban los pies con cara triste junto a Chapterhouse, Spirea X y los odiosos Curve. Tienen la pericia de los Beat Happening más torpes (el técnico de sonido podría haber sido el que firmara “Teenage Caveman”), buena parte de sus recursos rítmicos y el uso del feedback los abandonaron los hermanos Reid hace ya veinte años, y para rematar carecen de la mala baba que hacía de algunas de estas bandas algo muy especial. Pero, aunque por todo lo que has leído hasta el momento pueda parecer que debes huir como de la peste del álbum de debut de la banda sueca, en pleno 2004, sumergidos de lleno en revisiones bien distintas, sus canciones suenan a soplo de aire fresco e ingenuidad. Es la suya una extraña cualidad melódica, más luminosa cuanto mayor es el desenfreno, con los pedales de distorsión a tope, los acordes bien sucios, pulsados con dificultad, y una voz que respira ingenuidad. Son los mejores momentos de un disco que ya no sé si es tan reluciente como parece o simplemente ha llegado en el tiempo adecuado.
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